Leyna
—Dereck basta, —lo regaño. —Pareces un niño, ¿Qué ejemplo le darás a nuestra hija? —interrogo cruzándome de brazos.
—Leyna juro que si no me dan el alta hoy, me iré caminando. —lo miro mal por su sarcasmo.
—Quédate quieto o llamaré a Mark para que te amarre. —amenazo con una sonrisa diabólica en mis labios.
—Debes estar acosando a la pobre de Alessandra. —hago una mueca de disgusto y comienzo a negar.
—El ruso sabe ser un hijo de puta cuando quiere. —murmuro recordando como trata a la pobre mujer.
—Le gusta, pero no lo quiere admitir. —tomo asiento a su lado.
—No lo sé, parece que la odiara y esa chica no sabe cerrar su boca un día sus peleas terminarán mal. —no fue buena idea que trabajarán juntos, pero no ten
DereckGiro la maldita silla para quedar frente a frente con mi progenitor, el hombre tiene una mirada inexplicable en su rostro, lo único que compartimos es el parecido físico, ojos azules cabello negro, altura, piel blanca y después por más que busque no hay alguna similitud, él vivió para trabajar y mantener la empresa en el top de la moda, cosa que detesto, tenía tantos sueños que quedaron en el olvido por cumplir un tonto capricho, cosa que le reclamaré de por vida.—¿No piensan hablar? —interroga con brusquedad. —¿A qué le temen? —está familia se caracteriza por el sarcasmo, una mala costumbre que Leyna adopto de pasar años con nosotros, pero en ella no me molesta, ya que en parte es su escudo de vida.—No le tememos a nada padre, —murmuro molesto con su actitud. —Tomé una decisión y espe
Leyna—¿Están seguro de que es lo que quieren? —miro a Marlene mal, me ha hecho la misma pregunta unas doscientas veces y siempre es la misma respuesta. —Perdón, pero estaremos lejos. —trato de entenderla, sin embargo no puedo.—¿Qué es lo que te preocupa? —interrogo tomando asiento en la cama al lado de las valijas.—Leyna se irán a la casa del campo, —me dice algo que ya sé, hago una seña para que siga con su descargo. —Dereck está enfermo, tu embarazada, estarán lejos de la familia. —enumero con sus dedos. —¿Qué harán haya? —quisiera saber lo mismo, el idiota no me lo ha dicho, pienso.—Sé que estaremos lejos, hay aviones ¿Sabes?, —pregunto ganándome un golpe en mi brazo. —¡Auch! —me quejo por su agresión. &mdash
Dereck—Quiero saber Cecilio, —me acerco hasta donde se encuentra Leyna que esta blanca como un papel. —¿No piensas decir nada? —vuelvo a preguntar, el italiano cierra sus ojos y los vuelve abrir mirando de uno a otro.—En realidad es lo que pienso de ti, —me señala con su dedo. —Eres un tipo muy afortunado, tienes a una mujer dura, fría y muy valiente a tu lado, que daría hasta su vida por ti. —comenta algo que ya sé. —Espero sepas cuidarla. —se levanta de su lugar y estira su mano en mi dirección.—Dereck. —murmura Leyna cuando me quedo mirando la mano del italiano, la acepto a regañadientes.—Aléjate de mi mujer. —amenazo muerto de celos.—Es mi amiga, alemánno tengo ninguna intensión con ella, puedes estar tranquilo. —le guiña un ojo a mein s
Leyna—¿Qué significa esto? —interroga Dereck mientras empujo su silla, —Leyna. —me llama por mi nombre, ya que me quede perdida en la estancia.—Te creí más inteligente querido, —me fulmina con la mirada por mi sarcasmo. —Todo lo que necesitas para llevar una vida cómoda y sin complicaciones. —no responde, comienza moverse por todos lados.Tomo asiento en una de las sillas que están al rededor de la pequeña mesa de la sala, pedí sacar la mayoría de los muebles, he visto como se le complica el andar, así que necesitábamos más espacio y lo logre sacando un par de ellos, dejando un lugar más amplio.Hice que agrandaran uno de los cuartos de servicio así lo podemos usar de dormitorio, ya que subir las escaleras por ahora es imposible, también pedí que la cocina fuera remodelara con el
Dereck—Espera, —la alejo un poco de mí para ver sus hermosos luceros. —¿Aceptas? —interrogo tratando de recobrar el aire que me quito con sus besos.—El coma te volvió idiota, —me da un corto golpe después de sus palabras. —Obvio que acepto, además para todos ya soy la "señora Fischer" —hace comillas con sus dedos. —Firmar un papel no me hará la diferencia. —Leyna siendo tan ella, pero así y todo la amo.—¿Por qué te dicen así? —pregunto con curiosidad, está se encoge de hombros.—No lo sé —apoya su cabeza en mi hombro. —El doctor comenzó a decirme así y no lo iba a desmentir, así es como quedo "señora Fischer". —vuelve hacer esas tontas comillas.—¿Te molesta? —saca su cabeza de mi cuello y me fulmin
LeynaMe encuentro observando como el terapeuta ayuda a Dereck con sus ejercicios matutinos, poco a poco va mejorando, cada día se siente mejor y su ánimo es el mejor, cosa que agradezco o de verdad iba a matarlo, lo necesitoconmigo y con nuestra pequeña Lucero, que hoy se encuentra más inquieta de lo que acostumbra, está niña me matará el día de hoy he notado que se mueve mucho y sus pequeñas patadas en mi barriga me provocanfuerte dolores.—¿Cómo te sientes? —interroga Gavrel hasta él se ha dado cuenta de mi mal estar. —Estás pálida. —toca mi frente como si fuera una niña, para tomar mi temperatura.—Estoy bien, —me alejo de su tacto, al parecer no recuerda que me molesta. —Algo cansada, no sé muy bien cómo explicarlo, me siento muy embarazada, pero tengo una sensació
DereckEstoy sentado en mi silla mirando por la ventana como la media mañana se hace presente y recuerdos de una vida pasada llegan a mí, está casa es demasiado nostálgica, cada rincón guarda un secreto el cual ame,amo y amaré.Tres años han pasado desde aquel trágico día donde recibe un balazo por parte de Amira, su locura no tenía pies ni cabeza, su avaricia llego a enfermarla, hasta el punto de querernos muertos sin ningún motivo justificable, había tocado fondo y la locura fue su mejor amiga.Donde conocí el infierno ese día, pero como siempre ella estuvo ahí tan presente como nadie lo hizo, no necesito palabras para sacarme adelante, solo hechos uso, lágrimas de rabia derramo cuando veía que me daba por vencido, besos dejaba cada noche en mi cuerpo haciéndome sentir amado, supo como sacarme de ese p
LeynaMiro al pequeño Karan como come del pecho de su madre, es un niño muy alegre y vivaz para los diez meses que tiene, el tiempo pasa rápido, más sin él, borro esos pensamientos idiotas de mi mente.—¿En qué piensas? —pregunta mi amiga, niego.—Nada importante. —siempre es la misma respuesta, sé que Marlene no me cree sus gestos lo dicen.—Leyna soy tu hermana del alma sé cuando mientes. —se levanta con el mini clon del griego en brazos.—Si sabes, no preguntes. —respondo mordaz, para que deje el tema de lado.—Me preocupas Leyna, —pone a mi sobrino en el piso con sus juguetes. —¿Cuánto tiempo a pasado?—Más de un año, —respondo en un susurro. —Para ser exactos diecinueve meses. —se forma un nudo en mi garganta por las ganas de llorar.