Capítulo 01

Lucca

- ¿Lucca? ¿Lucca? ¡Han entrado unos hombres! ¡Repito! ¡Han entrado unos hombres! - dice en su teléfono móvil. Algunos de los hombres que estaban vigilando la entrada de la casa de Marco.

- ¡Venga! ¡A por ellos! ¡Marco y su familia están en la casa! ¡Es una orden! - respondí. Luego colgué y entré en la otra habitación. Caminé deprisa, estaban envolviendo la cocaína. Abrí la puerta.

- ¡ALTO AHORA MISMO! - Me miraron sin comprender.

- ¿Qué pasa? - preguntó uno de ellos.

- ¡Deja de hacer la maleta ahora mismo! Guardad lo que esté listo y largaos de aquí. - Me acerco a ellos y les digo que hagan lo que les digo. Se miran entre ellos y me devuelven la mirada. - ¡HACED LO QUE OS DIGO, JODER! ¡AHORA! - Grito y recogen las bolsas y meten lo que hay dentro. Entonces uno de los matones se acerca a mí.

- Sé que Marco te puso al mando, pero ¿qué coño es esto Lucca? -pregunta Enzo, mirándome fijamente.

- "Mira, Enzo, sé que hoy no te caigo bien, pero yo estoy al mando aquí mientras Marco no está, ¡así que respétame! - le dije, señalándole. Enseguida se calló. No sólo hoy no le caigo bien, ha estado más tiempo con Marco, y yo llegué seis meses después, le gustaba mi trabajo y además soy buena en matemáticas desde el instituto, por eso me puso al frente de los servicios mientras él no estaba. Esto enfadó a Enzo, pero tuvo que aceptarlo. - Y también recibí una llamada de uno de los hombres que están irrumpiendo.

- ¿Qué?" Arquea una ceja. - ¿Cómo han entrado aquí esos cabrones?

- No lo sé. Pero haz lo que te dije, luego guarda lo que esté listo y tampoco olvides las armas. ¡Luego préndele fuego a esta puta cosa! - asintió, sacudiendo la cabeza. Se iba y me llamó.

- ¿Lucca? -Me doy la vuelta y lo miro fijamente.

- ¿Qué pasa ahora? - pregunté.

- Tienes que decirle a Marco que han entrado a robar. - Enzo me señala, recordándome que se lo diga a Baccarin. - Sí, allí hay hombres de seguridad. Seguro que ya se lo han dicho.

- No está en casa. Hoy es su aniversario de boda y creo que ha salido a cenar con su mujer. - mencionó. Estaba a punto de decir algo y entonces se lo volví a recordar. - ¡Enzo va a hacer lo que le he ordenado! ¡Y ya te he dicho que voy a avisar a Baccarin! - recalco. Hace una mueca, pero se va a hacer lo que le han dicho y yo salgo de la fábrica. Fuera, me dirijo a mi BMW negro. Cierro la puerta y lo arranco, pero antes de salir oigo disparos. Y de repente siento un dolor en el pecho, entonces me llevo la mano al pecho. Espero que no sea quien creo. Salgo y voy al centro de Palermo, donde hay un restaurante. Nada más llegar, veo un cuerpo en el suelo y a Marco con la mano en el pecho. ¡Dios mío! ¿No es posible?

 - ¡BASTARDO! ¡TE VOY A MATAR!  - Gruñó a un hombre que estaba frente a él. Lo observaba desde lejos. Había bajado de su coche y estaba de pie cerca de una de las mesas del restaurante, que pertenecía a la señora Giovanna. Marco ayudó a abrir este restaurante de pasta. 

 - ¡Cierra el pico! ¿Llorando por una puta? No te reconozco, te va a caer otra igual, ja, ja -se mofó, apuntando con el rifle a Marco, que seguía sangrando. Si no me hubiera olvidado la pistola, podría haberle disparado en la cabeza. ¡Maldita sea! 

 - ESO ES LO QUE QUERÍAS... -se llevó la mano al pecho, cerró los ojos y sintió el dolor. Luego, con la mano llena de sangre, la acercó a la cara de su mujer. Era triste de ver. 

-¡Hablas demasiado, pedazo de m****a! Pero te voy a disparar yo mismo. Y el Sr. Matarazzo me va a pagar generosamente para acabar contigo. - dice, pero mi mejor amigo le ignora y presta atención a su mujer. Se nota que está completamente enamorado de ella. Luego la abraza. En ese momento el hijo de puta le apuntó y disparó.

 - NO... -grité, acercándome a él, que se dio la vuelta e intentó apuntarme con el rifle, pero yo fui más rápido, me acerqué, con una mano sujeté la boca del rifle, apartándolo de mí, y con la otra le di un puñetazo en la cara, e inmediatamente soltó el rifle y cayó al suelo. Entonces le apunté con el rifle y le puse la mano en la nariz. Creo que le rompí la nariz, que sangraba. 

 -¡Cabrón! ¿Quieres morir? - El bastardo secuaz de Matarazzo refunfuñaba, ¡pero pronto estará muerto! Un vago menos en el mundo. - Entonces... - Lo golpeé con la parte trasera del rifle.

 -¡CÁLLATE, PUTO CABRÓN! - Le grito que se calle. Luego le hago sentarse.  - ¿Cómo pudiste hacer eso? No estaba armado y les disparó dándoles la espalda. ¡Es un cobarde! ¡COBARDE! - le grito y sigo apuntándole a la cara. Intenta decir algo, pero pongo la culata del rifle en una de sus piernas y disparo. 

  - ¡MALDITO! ¿ME HAS DISPARADO? ESTÁS MUERTO... AAI... - Le pego otro tiro en la otra pierna. Empieza a quejarse del dolor. Tiro el rifle y luego paso junto a él hasta la mesa, cojo un cuchillo que había sobre la mesa y me quedo mirándolo un rato.   - OUCH... OUCH... ¡BASTARDO! AI... VOY A... Me agacho y le apunto al cuello con el cuchillo. 

 -¿De verdad? ¿Me vas a matar con las piernas así? - Pregunto y el se queda callado.  - Sabes, me gustaría verlo, pero se me ha acabado la paciencia, así que acabemos de una vez.  

 -Qué... -le puse el cuchillo en el cuello y corté. Se llevó las manos a la garganta y se ahogó con su propia sangre. Luego le empujo, haciéndole caer al suelo. Luego me pongo de pie. Miro fijamente al puto policía muerto que tengo delante. Cierro los ojos. Me siento bien por haberme vengado de mi hermano Marco.  Resoplo y abro los ojos. Me giro para irme y oigo algo. Miro a mi alrededor y veo que Marco se mueve. ¿Está vivo?

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