Capítulo 2

Martín Ferrer.

¿Qué se ha creído esa mocosa para negarse a mí, ¡a mí! Soy Martín Ferrer, uno de los hombres más poderosos de México y Latinoamérica... No se da cuenta con quién se metió. Miro su foto en la hoja de vida y luego algo empieza a maquinar en mi cabeza.

- Te voy a hacer la vida imposible, tanto que vas a terminar aceptando mi propuesta. - Llamo a Pérez, el investigador de la familia, y le pido que me envíe toda la información que tenga de ella, que busque cualquier punto débil donde yo me pueda aprovechar, así la tendré en mis manos.

- Oye, hermano, ¿hoy vas a la cena familiar?

- Marcos, sabes que eso no me gusta.

- Vamos, Martín, hace mucho que no vas a casa, mamá te extraña. – Juro que solo lo hago por mamá porque si es por el hombre que se hace llamar mi padre no iría.

- Está bien, vamos. – Luego de un rato, llegamos a casa. Como siempre, mi madre me saluda con un gran abrazo y un beso en la mejilla.

- Cuánto los he extrañado a mis hijos, en especial a ti, Martín, que nunca vienes a vernos. Tu padre y yo te extrañamos. – Miro a Patricio, alias papá, y luego a mi madre.

- Mucho trabajo, pero aquí estamos. - Le dedico una sonrisa a mi madre, que siempre está ajena a todo lo que ocurrió entre mi padre y yo.

- Vengan, pasen. – Antes de pasar, Patricio me detiene.

- ¿Qué quieres? - Mi voz se vuelve seria mientras lo fulmino con la mirada.

- Hijo, ya han pasado dos años. ¿No crees que es momento de dejar el rencor a un lado? – Lo miro y juro que quiero matarlo.

- Tú crees que yo me voy a olvidar de lo que me hiciste, peor aún, ¿de lo que le hiciste a mi madre? Y fuiste tan cobarde que nunca fuiste capaz de contarle.

- Hijo, fue un error.

- ¿Cómo un padre se mete con la prometida de su hijo? – Digo con los puños apretados– Dime, ¿cómo un esposo que tiene una esposa amorosa y maravillosa la traiciona de esa manera?

- Hijo, fue un error que estoy pagando caro.

- No lo has pagado del todo, porque no fuiste capaz de decirle a mi madre.

- Sabes que la mataría con eso.

- No lo sé, pero tampoco me pidas que te perdone porque eso no pasará. Tú para mí dejaste de ser mi padre el día que te vi justo un día antes de mi boda en mi cama revolcándote con mi prometida, con la mujer que amaba, con la mujer que pensaba compartir mi vida. Ese día, Patricio, acabaste con mi vida. – Antes de que le parta la cara, me largo de ahí y voy directo a la sala donde está mi madre y mi hermano. La historia se resume en que hace dos años me iba a casar con una mujer que decía que era el amor de mi vida. Para mí, era la mujer perfecta, y justo un día antes de la boda la encontré acostándose con mi padre. Ese día rompí el compromiso, ella se fue, y él muy cobarde me suplicó que no le contara nada a mi madre. No lo hice por él, sino por ella, porque sabía que eso la mataría. Esto solo lo sabemos él, mi hermano y yo, pero mi hermano intenta mantenerse a raya con todo, aunque tampoco es que esté muy orgulloso de lo que hizo mi padre, así que intenta no compartir mucho con él.

- Hijo, ¿ya lograste conseguir secretaria? – En ese momento, me acuerdo de la señorita Molina y una sensación entre rabia y algo de alegría me recorre el cuerpo.

- Estoy en eso, madre. Aunque muy pronto tendré una – secretaria y amante, todo será perfecto. Podré poseer su maravilloso cuerpo en cualquier momento del día. Solo de pensarlo, varias imágenes me llegan a la mente... Ay, señorita Molina, está haciendo estragos en mi mente. Mi teléfono suena y es Pérez. – Pido permiso, tengo que atender la llamada… Pérez, dime qué información tienes.

- Al parecer, la señorita Molina y su hermano tienen una enorme deuda con el banco y están a punto de perder la casa por retraso en el pago. – En ese momento, se me enciende el bombillo.

- Mueve tus contactos para que eso se adelante.

- ¿Está seguro, señor?

- Sí, y quiero que te encargues de que no consiga trabajo en ningún lugar. La quiero desesperada, ¿entendiste, Pérez?

- Sí, señor, como ordene.

- Perfecto. – Cuelgo la llamada y sonrío. En cualquier momento te tendré gimiendo en mi oficina, señorita Molina. Eso tenlo por seguro.

LISA MOLINA.

Miro el documento una y otra vez. La casa será rematada si no pagamos la totalidad de lo que debemos, y no tenemos ni un solo peso, aparte de que nadie me da trabajo.

- ¿Qué vamos a hacer? – Le pregunto a Antonio.

- No lo sé, voy a tener que pedirle prestado al chango. – ¿¡Qué!?

- ¡No! Ni se te ocurra, ese hombre es un matón. Si le pides prestado, será como venderle el alma al diablo.

- ¡Entonces, qué mierdas quieres que haga! – Grita desesperado.

- Vamos a mirar cómo salir de esta.

- Ningún banco nos va a prestar esa plata, Lisa. Sé realista. – Él se para y se va a trabajar. Yo, al rato, hago lo mismo, buscando empleo, hasta que choco con un pecho duro que por poco me hace caer. Menos mal soy sujetada por unas manos.

- Te tengo. – Esa voz.

- ¡Usted! – Me suelto de golpe al ver al señor Ferrer.

- ¿Cómo la trata la vida, señorita Molina?

- De maravilla. – Digo sonriéndole.

- Tanto que le van a quitar su casa por la de

uda que tiene. – ¿Cómo lo sabe?... Acaso...

- ¿Usted me investigó? Sabe que eso se llama violación de datos.

- Yo la puedo ayudar, pero sabe cuáles son mis condiciones. – Suelto una risa sin ganas.

- Sigue insistiendo con eso, señor Ferrer. Ya le dije, yo no soy su puta.

- Debería aceptar mi ayuda, es un buen trato.

- ¡No quiero su m*****a ayuda! Lárguese de mi vida. – Digo caminando dejándolo atrás. No pienso aceptar su m*****a propuesta, no pienso rebajarme tanto.

Paso todo el día buscando trabajo y nada que consigo algo. Me siento desesperada, pero mi desesperación y tristeza aumentan cuando veo a Antonio tomado y la casa destrozada.

- Pero ¿qué pasó aquí? – Me acerco a él y veo que sobre la mesa hay un papel. Al tomarlo, leo bien y ahí se cae todo: a mi hermano lo acaban de despedir. Ahora sí estamos en la inmunda, ya no tenemos ningún sustento – "Antón, ven, vamos a la cama, estás muy borracho".

- Déjame, quiero tomar.

- Hermanito, encontraremos una solución.

- ¡ME DESPIDIERON! – Cuando mi hermano grita, siento mucho, pero mucho miedo, así que doy dos pasos hacia atrás – Lárgate y déjame en paz – Subo las escaleras y me encierro en mi habitación a llorar, como cuando era pequeña, solo que ahora no está mi madre para consolarme. Ahora estoy sola y siento que me estoy quedando sin opciones.

- No tengo más opción – Tendré que hacer lo que tanto me negaba.

Ya estoy lista para ir a la empresa del señor Ferrer. Cuando bajo, veo que mi hermano sigue tirado en el sofá con dos botellas completamente acabadas. Dejo un beso en su mejilla.

- Te prometo que las cosas se van a solucionar – Salgo de la casa directo a la empresa. Cuando llego, todos me vuelven a mirar raro, pero Ana, como siempre, me recibe formal.

- El señor Ferrer la está esperando.

- Gracias, Ana – Sigo hasta la gran puerta y toco dos veces.

- Adelante – Tomo todo el aire posible, llenando mis pulmones, y abro la puerta. Cuando el señor Ferrer entra en mi campo de visión, veo que tiene una sonrisa en su rostro – Veo que regresó, espero que sea para darme buenas noticias.

- Vamos a dejar claro unas cosas, señor Ferrer. La primera, no voy a hacer esto por gusto, es por necesidad porque mi hermano y yo estamos pasando por un muy mal momento económico y me siento desesperada. Lo único que le voy a pedir son dos cosas: uno, que pague la deuda de mi casa, y lo otro, que deje que le pague la deuda trabajando aquí en lo que usted desee.

- Vas a ser mi amante, lo vas a tener todo. No tienes necesidad de trabajar.

- Señor Ferrer, en algún momento usted se cansará de mí, cosa que espero que sea pronto, así que yo necesitaré algo estable. Además, solo utilizaré sus cosas costosas cuando esté con usted. De resto, utilizaré lo que yo pueda pagar – Veo cómo se pone tenso.

- Eres una mujer muy testaruda – Dice con los dientes apretados.

- Solo pido eso, señor Ferrer, no pido nada más. Esas son mis condiciones para que sea su... amante personal.

- ¡¡NO LO DIGAS DE ESA FORMA, CARAJO!! – Su grito me hace pegar un brinco – Tú no serás mi amante personal, serás mía, SOLO MÍA.

- Vaya, no le veo mucha diferencia. ¿Qué es lo que hacen los amantes? … Follan, nada más – Este me sonríe y niega con la cabeza.

- Si esa es la mejor parte – Dice mirando con lujuria mi cuerpo – pero también me gusta que me acompañen a eventos importantes o que, de vez en cuando, me hagan compañía, cosas así.

- Como quiera, solo cumpla con su parte - Veo que marca a alguien y habla por unos minutos y luego cuelga.

- Solucionado, la deuda de tu casa fue saldada ahora – Saca de su escritorio un papel y un lapicero – Cumple con tu parte.

- ¿Qué es esto?

- Un contrato de confidencialidad, no quiero que te pongas a hablar de más.

- Oh, tranquilo, no me siento muy orgullosa de presumir que soy la amante del señor Ferrer, aunque estoy segura de que pronto esto se acabará, ya que usted se terminará cansando de mí y yo me libraré de usted – Firmo el documento y se lo entrego – Le puedo decir algo y no se ofenda.

- Sí – Dice serio.

Es usted un hijo de puta.

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