Capítulo 2

Ese mismo día fue contactada por la agencia internacional de acompañantes. Se le citó al día siguiente a una pequeña sucursal que se alojaba en su ciudad. Jessica, su hermana mayor, decidió apoyarla en este proceso. Después de todo, era una decisión tomada por el bien económico de la familia.

— ¿Estás segura Carolain? Sabés que te apoyaré en lo que decidas, pero no deseo que pongas en riesgo tu integridad y bienestar—. Habló con preocupación, mientras se paseaba de un lado a otro mordisqueando sus uñas.

—Estoy completamente segura, esta es una gran oportunidad—. Sonríe confiada—, solo serán un par de meses, ahorraré lo suficiente para que no tengamos que preocuparnos por nada—. Se observa detenidamente en el espejo.

—Si es tu desición, la respeto. Pero si algo malo pasa lo dejas inmediatamente—, advirtió mientras la miraba fijamente a los ojos—. Prometelo.

—Lo prometo—, se acercó a su hermana para abrazarla con cariño—. Voy a estar bien— le planta un sonoro beso en la mejilla—, quiero que estés tranquila, nada malo va a pasar.

Carolain se arregló lo mejor que pudo. Peinó y plancho su castaño cabello, sujetándolo en una coleta alta, luciendo su largo y sedosidad. Maquilló discretamente su rostro, delineando sus parpados de negro y pintando sus largas pestañas, destacando aún más sus hermosos ojos celestes. Aplicó un poco de lápiz labial color magenta y al mirarse detenidamente en el espejo, le encantó el resultado.

Siempre fue consciente de que era hermosa, sus cualidades físicas siempre le ayudaron a adquirir cosas que deseaba y con los años adornó su belleza con inteligencia. Ahora era el momento perfecto para hacer brillar ambas cualidades.

Desde la agencia le pidieron que llevara ropa acorde, ya que le harían una sesión de fotos para subirlas a la plataforma. Obediente, se colocó unos jeans blancos muy ajustados, que resaltaban la voluptuosidad de su anatomía y dejaba una de sus rodillas al descubierto. Utilizó una blusa de tirantes color negra, la cual le proveía de un generoso escote. Arregló los últimos detalles de su atuendo, tomó su bolso y salió de casa cuando el taxi llegó por ella.

Durante el camino, se entretuvo mirando las redes sociales en su celular, suspirando fastidiada al ver como su antiguo jefe presumía descaradamente el último trabajo que ella hizo como propio. Inmediatamente agregó un comentario a la publicación "¿Qué se siente presumir un trabajo que no es suyo? Por qué ambos sabemos que la creadora intelectual de este proyecto soy yo." Después de publicar aquello se sintió muchísimo mejor.

Al llegar a la agencia, se sintió nerviosa de pronto. Solo esperaba que todo saliera bien, necesitaba quedar contratada, porque con el pago ofrecido por hora solucionaba todos sus problemas. Se adentró en el recinto que por dentro todo era lujo, una gran recepción, con varios sillones de terciopelo color rojos con lindos detalles en dorado para que las personas esperaran más cómodamente. Para su buena fortuna, era la única en el lugar. Carraspeo suavemente y con falsa seguridad se acercó a la recepción.

—Buenos días, mi nombre es Carolain. Ayer me citaron para firmar el contrato y la sesión fotográfica— Esboza una sonrisa entusiasta, mientras sus manos se aferran a la correa de su bolso tratando de disimular sus nervios.

—Buenos días— responde una mujer de edad mientras toma el teléfono y anuncia a su superior la llegada de la joven—. Puede pasar—, señala con su índice la puerta de la oficina.

—Muchas gracias—, frota sus manos en señal de ansiedad.

Sus tacones resuenan por donde pasa y decidida se encamina a la oficina que segundos antes le indicaron. Al encontrarse frente a la puerta decide acomodar su ropa, saca un pequeño espejo de su bolso y observa que su maquillaje esté en orden. Decide dar un leve retoque a sus labios para luego guardar todo y tocar a la puerta.

—Adelante—, la voz firme de una mujer se escuchó desde el otro lado. Carolain inhaló profundamente antes de hablar.

—Con permiso— dice al abrir la puerta y adentrarse en la oficina—, mucho gusto, soy Carolain— hace una leve reverencia en muestra de saludo.

—Un placer conocerte, Carolain, no te imaginas cuantas expectativas tenemos en ti—. Le indica con un gesto que tome asiento—. Eres guapísima y tus fotos nos resultaron atractivas, pero déjame decirte que en persona luces mucho mejor.

—Gracias— sus mejillas se tornaron rojas a causa del cumplido y una sonrisita tímida se instaló en su rostro.

—Soy Claudia Smith, tu asesora, quien te guiará en el proceso. Como puedes ver esta es una agencia internacional de damas de compañia—. De uno de los cajones extrae una carpeta, la abre y se la pasa a Carolain—. Este es el contrato, en el están estipulados tus honorarios, donde se acredita que el 85% de las ganancias son tuyos y el pago se da antes de entregar el servicio—. Señala con su larga uña el párrafo que contiene dicha información.

—Eso es genial— observa la hoja, notando que es cierto lo que la mujer menciona, ojea un poco el contenido del contrato sin prestar la debida atención.

—De hecho sí, somos una empresa con cuarenta años de trayectoria y jamás se han presentado problemas. Tu función es verte guapa para los clientes, ellos te contratarán por hora, por horas o por días. Debes ser complaciente y nunca quejarte por absolutamente nada, siempre debes recordar que gracias a ellos podrás vivir como una reina.

—Entiendo—, quiso preguntar a qué se refería exactamente con complaciente, pero la mujer se le adelantó.

—El sexo no es necesario con todos los clientes, algunos de ellos solo buscan compañía o que les acompañes a algún evento importante. Pero siendo honesta, la mayoría querrá follarte y hacer valer cada centavo que han invertido en ti, cuando te vean en persona se les caerá la baba—. Ríe divertida al ver la cara horrorizada de Carolain—. No pongas esa cara, lo que harás no es nada del otro mundo. No te sientas intimidada por el tema sexual.

—Pensé que solo era compañía—, su voz sale estrangulada.

—En muchas ocasiones únicamente serás compañía, pero debes tener claro que en la mayoría no. El lado positivo es que gran porcentaje de las ganancias es tuya y las propinas que te den los clientes por complacerlos son para ti únicamente —. Le ofrece un lápiz para que firme—. Cuando nuestras damas son educadas, hermosas y complacientes logran obtener muchos beneficios de nuestros distinguidos clientes. Algunos son muy generosos y dan costosos regalos, esta es una gran oportunidad para ti y lo mejor es que hay absoluta confidencialidad.

Dubitativa, Carolain recibe el lápiz y presionada ante la intensa mirada de la rubia y el montón de deudas que posee decide firmar. Devuelve el lápiz y de pronto siente un nudo en el centro de su estómago. Solo espera que todo salga bien y la discreción sea absoluta.

Obviamente, la parte sexual de su trabajo será un secreto que se llevará a la tumba. De todas maneras, no es algo de lo que pueda sentirse orgullosa y se repite en su cabeza que solo será por un breve tiempo, en lo que ahorra dinero e instala su propio negocio.

— ¡Bienvenida, querida! Ahora te llevaré con Edgar, él se encargará de las fotografías y se amable, ya que es el socio mayoritario de la agencia—. Se pone de pie y le indica a Carolain, por donde seguir.

Claudia se contorneaba exageradamente, llevaba un vestido blanco ceñido a su esbelta figura y altos tacones del mismo color. Su cabello largo y rubio resaltaba con su tes bronceada, sin mencionar su pulcro e impecable maquillaje.

Le presentaron al fotógrafo, un hombre de contextura atlética, piel apiñonada y espalda ancha. Aparentaba unos 34 años, su cabello castaño y ojos verdes eran su gran atractivo, aparte de su inmensa fortuna.

Algo lascivo se comió a la joven con la mirada, deteniéndose en su pronunciado escote el cual dejaba ver dos grandes senos. Claudia a regañadientes los dejó a solas y la sesión comenzó. Edgar se deleitó con cada fotografía que tomó, en especialmente con más poses que poseían un transfondo mucho más erótico. La sesión transcurrió rápido, se tomaron al rededor de 50 fotografías y la joven fue bastante obediente.

Al finalizar, Edgar se acerca a Carolain para felicitarla. La chica era preciosa a sus ojos, de pechos prominentes, cintura pequeña y un culo grande y llamativo. Encajaba a la perfección en su prototipo ideal de mujer.

—Lo hiciste estupendo, querida— coloca sus grandes manos alrededor de la cintura de la joven—, eres tan obediente, te aseguro que si continúas así te forjaras una gran carrera y puedes contar conmigo.

—Gracias— es la escueta respuesta de la joven, ese hombre la ponía nerviosa y no sabe como reaccionar al respecto.

—De nada, preciosa—, la acorrala contra la pared mientras asciende con sus grandes manos hasta la mejilla de la joven, quien en respuesta se sonroja violentamente—. Tú belleza me ha cautivado, Carolain. Me encantaría tener una cita contigo, poder conocernos más a fondo. ¿Qué opinas, bonita? Te aseguró que no te arrepentirás, dicen que soy un gran amante.

—Por favor, Edgar... esto me resulta por demás incómodo—. Desvía la mirada cohibida—, una cita me parece algo fuera de lugar, no busco pareja ni mucho menos un interés sentimental. Estoy bien tal cual estoy.

.

—Hay algo que debes de tener en claro—, aprieta los dientes de rabia ante el rotundo rechazo de la joven—, soy tu jefe y es mejor tenerme contento, realmente no te gustará en lo absoluto tenerme como tú enemigo. No juegues con fuego, muñeca.

—Por favor... —las palabras se atoraron en su garganta y no sabe como detener esta incómoda situación, lo peor de todo es que no hay mucho que pueda hacer. Edgar es el tipo de hombres que detesta. ¡Machista y estúpido!

—Admite que comienza a gustarte mi trato, muñequita—, acuna las mejillas de la joven entre sus manos y esboza una sonrisa presumida—. Las mujeres como tú disfrutan de ser aduladas, de sentirse el centro del universo y honestamente, dudo mucho que en tu caso sea diferente.

La joven mujer cerró los ojos con fuerza e Inútilmente intentó contener sus gruñidos de frustración. Edgar era un tipo persistente, no sé daba por vencido frente a sus constantes negativas y la situación comenzaba a superarla. De pronto, se sobresalta al sentir los gruesos labios del hombre estrellarse contra los suyos. Un gemido de sorpresa muere en los labios ajenos y en un arrebato, Carolain lo empuja con fuerza. Pensaba hablar, gritarle cuantas maldiciones le llegarán a su cabeza, más justo en ese momento Claudia interrumpió.

—Señor, hay más sesiones que debe de atender—, la voz de la rubia se oía molesta. Su gélida mirada se mantenía fija en el hombre.

—Lo sé, reagéndalas para la tarde— responde mientras observa fijamente a la joven, quien con ojos suplicantes observaba a Claudia—. Por cierto, ¿en qué valor está cotizada esta dama? Sería maravilloso poder contratar sus servicios por un par de horas. Necesito quitarme el estrés y ella es justo lo que necesito.

Ante las palabras de Edgar, Carolain se sintió mareada y deseó con todas sus fuerzas gritarle a la cara que ella no saldría con él de ninguna manera y esperaba no tener que volver a verlo. Pero no tuvo las agallas de abrir la boca, no después de lo que acaba de pasar y como ella reaccionó.

De reojos observó a Claudia para luego fijar nuevamente la mirada en Edgar, ambas mujeres quedaron completamente paralizadas ante los disparates del hombre. Claudia, se sintió celosa por las atenciones que estaba recibiendo la nueva y Carolain, estaba completamente asustada. Definitivamente no deseaba verse involucrada con ese sujeto...

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