Capitulo 5: Un par de trabajos más

Rigo, al ver la mirada tan penetrante y oscura de Garo observándolo fijamente, pudo sentir enseguida que no dudaría en accionar el arma con que lo apuntaba, viéndose en esta situación; bajo las manos, y su cabeza, tomando una posición clara de derrota.

—Está bien, Garo. Tú ganas…—asintió con la cabeza —. Tú ganas, solo… ¿dime que quieres? Solo habla y dime… ¿Cuánto quieres que te de por dejarme vivir?

Rigo hablaba con voz quebradiza.

— ¡Ja! Típico, estos gánster de pacotilla cuando se ven acorralados creen que todo lo pueden solucionar con dinero… pero esta vez no. — Garo tomó una postura de disparo.

— ¡No! ¡No! ¡Nooo! — Gritó Rigo con desesperación —. ¡Te daré 50, te daré 50 millones! Y podemos trabajar juntos Garo, piénsalo por favor, no te faltará dinero nunca más, todos tus problemas desaparecen con dinero, vamos hijo…

Rigo se acercaba despacio a Garo.

— ¡No te muevas! — ordenó Garo gritando, parecía un poco indeciso — ¿Por qué simplemente no te mató aquí y ahora y desaparezco para siempre?

—Claro, claro que puedes hacerlo, pero mi gente te buscará hasta debajo de las piedras y lo sabes, y nunca tendrás el dinero que te ofrezco, pues nunca lo encontrarás en donde lo he escondido, vamos Garo, no seas absurdo… — Rigo trataba de persuadir a Garo.

Garo, quería disparar, pero también le encontraba lógica a lo que decía Rigo, estaba dudando.

¿Qué es lo que haré ahora?

Pensó Garo, y de inmediato escuchó una fuerte detonación que lo hice dar un pequeño brincar, apretar la cacha de su arma y por poco, jalar el gatillo; casi al unísono de la detonación, sintió lo caliente de un liquido rojo y espeso que le salpico en su rostro; que por tenia los ojos cerrados por instinto.

¿Que? ¿He disparado sin querer?

Con los ojos aún cerrados, tomó aire, bajo sus armas y las metió entre su cintura y el pantalón, levantó su mano derecha y con la manga de su chaqueta limpio de su rostro, la zona de sus ojos, para luego abrirlos y observar a Amanda, con ambas manos tomando el revolver 38 frente a sí, con la respiración un agitada y sus ojos muy abiertos mirando al cadáver de Rigo en el suelo, boca abajo con una gran hueco en su cráneo, Garo; después de analizar esta escena por in instante, lentamente se acercó hacia su hermana, posó una mano en el revolver que tenia Amanda, y con suavidad empujó hacia abajo el arma.

—Ya, ya está hecho…

Le dijo con una voz serena y calmada.

Amanda, dejo caer el revolver y abrazo con fuerza a su hermano; así, duraron unos segundos.

— ¡Carajo!

Se oyó decir desde la barra al encargado del local.

— ¿Te has vuelto loca Amanda? Has matado a Rigo, el jefe del cartel de NAFTA, — el tipo se agarraba su cabeza con ambas manos —Definitivamente estas muerta, es más, hasta nosotros corremos peligro.

“Esto se ha complicado”

Pensó Garo.

—Debo llamar a los jefes, lo siento chicos, pero debo informar lo que ha pasado o tomaran represalias hacía mi — el tipo se dirigía hacia un teléfono que estaba a unos metros en la barra.

Garo, soltó a Amanda y desenfundo una de sus armas y gritó:

—Ni un paso más, no te muevas, déjame primero pensar que haré…

—No si los matamos a ellos primero… — Amanda habló con una voz muy baja.

“¿Qué?, ¿pero qué es lo que ha dicho?”

Garo, se asombró por la respuesta de Amanda, giró a verla y preguntó:

— ¿De que estas hablando Amanda?

Hubo un silencio incómodo en el restaurante, parecía un silencio eterno, se sentía como si un segundo fuera una hora. Amanda, miraba aún el cadáver de Rigo, parecía como en otro lugar.

— ¡¿De qué estás hablando Amanda?! — gritó irritado Garo.

—Tú lo has oído bien, te lo ha dicho en tu cara, te buscarán hasta debajo de las piedras; y si te escondes muy bien seguramente también me buscarán a mi, y a nuestros padres… — Amanda apretó sus puños —. No voy a permitir que nadie les haga nada…

—Amanda, tú no entiendes, mira a tu alrededor, mira a estos muertos… — Garo abrió sus manos y hablaba como confundido.

—Sí, los miro, y prefiero que sean ellos a que seamos nosotros… — Amanda levantaba poco a poco la voz.

— ¿Cómo es que planeas matarlos a todos? — Garo, no salía de su confusión.

—Solo hay que matar a los indicados, a alguno de sus cabecillas, golpear donde les duele, estos idiotas se creen intocables… — Amanda hablaba ahora con templanza —. Y estas tú…

— ¿Yo? ¿A qué te refieres? — preguntó Garo levantando una ceja.

—Tu eres insignia en esta organización, tu sabes mas que muchos de como se mueven, sus proveedores, sus compradores, su manera de actuar, Garo, podemos hacerlo… — Amanda hablaba con firmeza.

Luego de unos segundos Garo, miró a los ojos de su hermana y preguntó.

— ¿Has dicho “podemos”? Amanda pero… ¿en qué estás pensando?

Amanda, tomo una bocanada de aire, y luego, sin quitar la vista de su hermano se acercó hacia él, estando a escasos metros le dijo:

Estoy pensando en que me ayudes a matar a algunos y estoy pensando en que si esto sale bien, no nos hará falta los 50 millones de ese viejo muerto, estoy pensando en que podemos hacerlo juntos desde cero, estoy pensando en que lo quiero todo.

Estas palabras helaron la piel de Garo.

— ¿Qué dices hermano? ¿Un par de trabajos más y te retiras?

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