Capitulo 4: The fish 2

Las únicas 4 personas que estaban alrededor de está acción en el restaurante, se tiraron al suelo del susto y por inercia; Amanda, por su parte, solo reaccionó a correr y esconderse tras la barra, junto con el cajero; este último avisando por una puerta giratoria que conectaba a la barra y la cocina, al chef y cocineros de turno a estar alertas de la situación, mientras metía despacio balas en el tambor de su revolver.

—Rigo quiere hablarte — dijo despacio, uno de los sujetos que estaba frente a Garo, con tono áspero, mientras alejaba lentamente la mano de la cintura.

Garo los miraba fijamente sin parpadear, con los ojos muy abiertos.

— ¿Con que Rigo eh? — Tomó aire, y luego escupió al suelo —. No me parece que la forma en que entraron a este sitio, sea la forma indicada para querer charlar.

—Garo, entiende que solo cumplimos órdenes, no hagas las cosas mas difíciles, sabes muy bien como funciona todo esto… —el sujeto hablaba mientras movía sus manos muy lentamente hacia arriba, y luego hacia abajo, como queriendo calmar la situación.

Garo, hizo una muestra de decepción e su rostro, y negaba con su cabeza.

—Es una lastima, que poco me conoce Rigo, pensé que habían quedado claro los términos de mis servicios, ni Mujeres, ni niños, esa cláusula es para toda la vida — la respiración de Garo se agitaba, y apretaba con mas fuerza las cachas de sus pistolas.

Los sujetos parecían tensos, y el ambiente se hacia mas pesado, el aire parecía mas denso de lo normal, y daba la sensación de que no se podía escuchar nada, era un silencio aterrador, solo interrumpido por el ventilador del techo que rechinaba en cada una de sus vueltas, todos y cada una de las personas en ese lugar, sentían que algo fuerte estaba apunto de pasar; Amanda, miraba por encima de la barra la espalda de su hermano, y su corazón latía y bombeaba sangre a todas las revoluciones que podía, quería ayudarlo, y su mente buscaba todas las maneras posibles de hacerlo; fue así como mirando hacía afuera del restaurante, se quedó mirando al vehículo camaro donde habían llegado los 4 sujetos.

“M****a, en verdad debo estar loca” Pensó Amanda, y rápidamente en voz baja dijo al cajero:

—Sam, dame el arma — estiró su mano hacia él.

El cajero, completamente extrañado, negó con su cabeza despacio.

— ¡Que me la des, carajo! — exclamó Amanda y se lanzó hacia el arma, tomándola a la fuerza y luego corriendo hacia la cocina en ese mismo momento.

—Garo, por última vez, baja las armas y ven con nosotros, si es de hablar, tendrás tu oportunidad de redimirte, si no es así… — el sujeto poco a poco tomaba una postura más rígida.

— ¿No sabes con quien estas hablando? — preguntó Garo con confianza.

—Sí, lo sé, es muy probable que el primer disparo me de justo en la frente, pero, Garo… — El sujeto miraba ya con una mirada desafiante a Garo.

Garo, suspiró, y no le apartaba la vista al tipo.

—No nos subestimes, quizás mataras a dos o tres de nosotros, pero algo si te garantizo, tu no saldrás vivo de este lugar, si jalas el gatillo; y… — el sujeto rio de manera sombría.

— ¿Y? — Garo apuntaba la frente del sujeto, una gota de sudor corría por su mejilla

—Más te vale matarnos a todos, de lo contrario, tu hermanita puede que sufra algunas consecuencias — El tipo abrió los brazos lentamente con aires de grandeza.

“Hijo de perra, ¿Qué hago? M****a… ¿Qué hago? ”

Pensaba Garo, preocupado por Amanda, Garo, presentía que podría ganar un duelo, aun estando en desventaja numérica contra 4 sujetos, sin embargo, la responsabilidad de la vida de su hermana, lo hacía dudar.

—Entonces “Halcón” Garo, ¿Qué es lo que vamos a hacer? — preguntó de forma cínica el tipo, que fue acercando su mano, hacia su arma, en su cintura.

La mirada de Garo se desvaneció por un momento, pues por fin parpadeo y luego de un suspiro dijo:

¿Por qué he tenido que venir hasta acá?—Garo bajó sus armas.

El rostro del tipo cambió rotundamente, al dibujarse una sonrisa realmente tenebrosa en su rostro, parecía como si un tiburón sonriera a una cámara.

— ¿Quién lo diría? El gran Halcón Garo tiene una debilidad, y fíjate tu cual es… la misma de todos los inútiles y frágiles, la familia, el amor… — el tono del tipo era de mofa —. Ya vámonos, seguro no quieres que hagamos esto aquí.

“Supongo que hasta aquí llega mi historia”

Garo, pensativo con sus ojos cerrados pero con todos sus sentidos aun alertas, volvió a apretar las cachas de sus armas al mismísimo instante que su sentido auditivo pudo oír una voz conocida.

«Y todos los imbéciles siempre caen de la misma manera, por el ego y por confiados»

En ese momento los ojos del sujeto se abrieron a mas no poder, y él, como los demás giraron sus cuerpos hasta la puerta principal del restaurante, donde quedaron sorprendidos al ver a su jefe, el viejo Rigo, tomado por el cuello, y a su espalda Amanda, apuntándole la cien con el revolver 38, siendo esto lo ultimo que verían es sus vidas, pues casi al instante en que los sujetos le dieron la espalda a Garo, este levanto sus armas y realizó 2 disparos con cada una de ellas, dando justo en el cráneo de cada uno de los sujetos que al instante cayeron inertes al suelo, salpicando de sangre y masa encefálica todo el lugar, dejando perpleja a Amanda, que sin notarlo empezó a temblar y quitó la presión que tenia en el cuello de Rigo, este, mirando a Garo, le gritó:

— ¡¿En serio crees que te saldrás con la tuya maldito inútil, en serio crees que puedes si quiera hacerme algo?!  — gritaba descontrolado.

Garo, con su mirada penetrante lo miro a los ojos, apunto su arma hacía él y dijo;

— ¿Tú que crees?

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