Max abrió los ojos, despertando del letargo que produce una noche de sueño, parpadeó sintiendo el peso sobre su brazo, se giró encontrándose con el hermoso rostro de su esposa... Savannah estaba dormida, sus abundantes y largas pestañas llegaban a rozar las mejillas. Max suspiró, ella era tan bella y la amaba tanto... había jurado que al mudarse al departamento seguiría con lo establecido de cada uno en su habitación, y hubiese jurado que así sería, pero bastó que ella lo besara, le dijera lo mucho que lo amaba y se arrojará a sus brazos para que olvidará todo y terminara entregándose al ardor que su piel le producía. Era débil ante ella...La amaba... había terminado amándola. ¿Que clase de venganza era aquella?, ¿Un cazador que cae en su propia trampa?, ¿Un cazador, cazado?, ¿lograría concretar su propósito ó terminaría ella rompiendole el corazón primero?Pensó que si quería cambiar todo aquello a su favor, debía actuar y debía hacerlo rápido, no podía pensar con claridad si tenía
Savannah se sintió triste cuando Max se fue, pero decidió que era mejor no pensar en lo sola que se sentía desde que había llegado a la ciudad, su vida había cambiado tanto y no estaba segura de que fuese para bien, sentía siempre un vacio en el estómago y en su pecho, ese vacio se llenaba al estar en brazos de Maximiliano, él era tan ardiente, tan encantador, tan apasionado.. pero cuando se acababan los momentos de pasión, volvía la frialdad, la distancia emocional, la lejanía que comenzaba a consumirla. ¿Se puede sentir alguien solo estando acompañado?La respuesta era; Si. Increíblemente la soledad podía llegar aún estando en compañía. Decidió seguir el consejo de Max y llamar al rancho. Savannah miró el teléfono con una mezcla de nostalgia y anhelo. Finalmente, decidió marcar el número del rancho. Después de unos tonos, la voz familiar de su madre resonó al otro lado de la línea.—¿Bueno?— la voz de su madre sonó firme en el celular.—Hola madre, soy yo, Savannah.—¡Hola, cariñ
La mañana llegó, la decepción y desilusión la golpearon con fuerza cuando se encontró con su cama vacia y fría... su esposo no había llegado a casa a dormir, se sentó en la cama sintiéndo que la miseria la abrazaba con fuerza. Se levantó decidida a tomar una larga ducha con la intensión de calmar sus pensamientos y despejar sus emociones. Dejó que el agua la calmara un poco, antes de salir de la ducha e ir a su habitación para vestirse, después de hacerlo decidió que debía llamar a Maximiliano, él le debía una explicación. Tomó su celular y marcó, al tercer timbrazo escuchó la voz de su esposo.—Buenos días, Savannah.—Buenos días— repsondió con dientes apretados— ¿Y bien?— preguntó. —¿Y bien?— repitió él con voz de confusión. — No entiendo, ¿Qué sucede?—¿Qué sucede?... No llegaste a dormir a casa.—Tuve... una complicación. —¿Una complicación?... ¿Y esa complicación te impidió levantar el teléfono para llamarme o tan siquiera responder a mis llamadas?—Lo siento, Savannah... de
La cena en la mansión Neumann había sido un evento tenso desde el principio. Maximiliano, sentado entre su madre Violett y su prima Ivy, intentaba mantener la conversación ligera, pero la atmósfera estaba cargada de una tensión subyacente.—Max, quédate con nosotras esta noche, por favor—dijo Ivy, poniendo una mano sobre la suya—. No hay necesidad de que te vayas tan tarde.—No puedo, Ivy, —respondió Max, presionando su mano con cariño y regalandole una hermosa sonrisa cargada de afecto—. Tengo que volver a casa con Savannah. Lleva mucho tiempo sola y no quiero agregar más tensión a nuestra relación.—Tu casa es ésta, Max, —dijo Ivy con un tono de resentimiento—. No tienes por qué ir al lado de esa mujer.—Eso no es justo, Ivy, —intervino Violett—. Max tiene que tomar sus propias decisiones.—Sí, y yo decido que debo volver a casa, por ahora e slo mejor, por favor les ido que tengan un poco de paciencia—dijo Max firmemente. Maggi, la tía de Max, se unió a la conversación,—Queremos qu
—¡Oh, hijo, al fin respondes el teléfono!— Maximiliano se detuvo, su cuerpo entero entró en rigor cuándo escuchó el desesperado llanto de su madre. Frunció el ceño, sin procesar qué podría llevarla a llorar de aquella manera. —Estaba en un reunión importante...¿Qué sucede, madre?— preguntó siguiendo su camino, entró a su oficina y cerró la puerta tras él. —¿Por qué lloras? —Hay noticias horribles, Max— gimoteó la mujer— ¡Tu primo... Dylan está muerto!— gimoteó la mujer echándose a llorar aún peor, Maximiliano Neumann, sintió que dejó de respirar, la noticia lo cubrió como un balde de agua extremadamente fría, el dolor presionó su pecho con fuerza, y no supo en qué momento dejó de respirar... —¿De qué diablos hablas, madre?— su voz fue temblorosa— ¡Eso no... no puede, no puede ser cierto! —¡Tu tía está destrozada!— gimoteó—¡Han llamado para informar de que Dylan tuvo un accidente mientras regresaba de ese maldit* pueblo!, ¡ESTÁ MUERTO, MAX!—sollozó. —¡Voy a la casa ahora mismo!— e
No más entrar a la enorme mansión de los Neumann, los escalofriantes gritos desconsolados llegaron hasta él, no pudo evitar sentir como el peso de la pena crecía, haciendo mella en su corazón...Sus ojos se llenaron le lágrimas... No era un hombre de llantos, la última vez que lo había hecho, había sido en la muerte del tío Edmud, y anterior a eso, en el funeral de Engel, su padre, de eso ya hacía más de diez años...—Estoy aquí — fue lo único que dijo, cuándo la pequeña Ivy corrió a sus brazos, la abrazó brindándole refugio, mientras que su madre y su tía, permanecían abrazadas brindándose consuelo... —¿Qué le han dicho?—Tuvo un accidente cuando volvía — dijo su madre, Violett, al parecer manejaba con exceso de velocidad y... estaba ebrio — aquello solo era la confirmación de lo que ya sabían — han dicho que... murió de inmediato, no hubo tiempo de hacer nada por él — su tía gritó de dolor, aferrándose a los brazos de su hermana. —¿Dónde lo tienen?—Nos han dado la dirección de un
Savannah Brown, tan soñadora, como inteligente. Tan noble, como suspicaz, tan bondadosa, como autoritaria, tan amable, como mordaz... todo dependía de qué sentimiento lograrás despertar en ella ...Savannah Brown, observó como su capataz y dos ayudantes más, arreaban las cabezas de ganado para que abrevaran en la laguna, desde su montura supervisaba personalmente que todos los animales bebieran, acostumbrada desde muy temprano a las tareas del rancho, no era nada nuevo para ella estar presente en la faena diaria. Allí, apreciando la inmensidad verde de su propiedad frente a ella, no pudo evitar que la nostalgia la invadiera... En ocasiones estaba tan cansada de luchar, quisiera solo rendirse, pero si le daba oportunidad al dolor, terminaría apoderándose de ella. El rancho Brown, era la herencia que recibió cuando su padre murió. Albert Brown, había tenido una vida de lucha constante, batalló y reunió cada centavo libre para comprar aquellas tierras, quería darle a su adorada esposa
Savannah se percató de lo sensual que era aquel hombre... espalda ancha y brazos definidos que se dibujaban bajo su chaqueta, piernas aparentemente fuertes, pero si, su cuerpo era sexy, su rostro era impresionante... Tenía unos bellísimos ojos verdes, que brillaban como esmeraldas, pestañas oscuras y muy tupidas, cejas abundantes y del mismo color chocolate que su cabellera un poco larga y desordenada, con mechones cayendo rebeldemente sobre su frente acariciando suavemente las pestañas masculinas, aquella barba corta y marrón, no hacía más que acentuar su aspecto varonil e impresionante. —¿Y bien?— volvió a preguntar.***************************************************************"Tiene los ojos más bellos del mundo"Aquellas habían sido las palabras de Dylan y ahora entendía por qué... Aquella mujer tenía unos muy pocos comunes ojos color violeta, si, eran violetas, resultaban impresionantes de ver, nunca antes conoció a nadie con aquel color de ojos, por su mirada, parecía estarl