Leandra Koars nunca penso ni en sus mas increibles sueños que el dia de la boda de su hermana mayor en vez de ser la dama de honor estaria luciendo el hermoso traje de novia y caminando hacia el altar para casarse con Nikos Alexandros. Quedarse sin novia y futura esposa a horas de celebrar una de las bodas mas esperadas del año, no formaba parte del plan de vida del CEO Nikos Alexandros. Así que para salvar la empresa Familiar de los Koars a la que le había dedicado todo sus esfuerzo desde que tenia menos de veinte años, solo hay una solución posible un cambio de novia en vez de ser la increíble hermana mayor tendría que ser Leandra Koars quien diga el... Si Quiero...
Leer más–Sí.–¿Y las mujeres, que ocurrio con ellas?–Que yo sepa, rescataron a mucha gente, nunca pedi muchos detalles.–Gracias a ti. Muchas personas fueron rescatadas, porque eso es lo que eres.–No. No lo soy.–¿Por qué tienes que castigarte?–No me castigo, no entiendes de esta manera que soy mantengo a salvo a los que me rodean. Salvo a ti. Tengo miedo de no poder mantenerte a salvo si en algun momento dejo a un lado el control de mis emociones.–Confía en mí, tengo fuerza para mantenerme yo misma a salvo. Y para saber lo que deseo.–¿Y qué deseas?–Dalmos –¿Què?– Llévame a un sitio griego a cenar.Nikos sentía que el corazón iba a salírsele del pecho. Aún estaba excitado después de haber confesado ante Leandra, estando expuesto a su mujer de esta manera, el secreto mas oscuro de su vida se lo habia confesdo y aun estaba maravillado de que ella estuviera a su alrededor. La cena no había logrado aplacar sus nervios.El restaurante era un establecimiento pequeño, poco iluminado, donde i
–Nikos, eso es terrible. No tenías ayuda de nadie .–Ella no habría necesitado ayuda de no ser por mi padre. Por mí.–Y tú la salvaste.–No me conviertas en un héroe en esta historia retorcida. No tuvo nada de heroico lo que hice. Era lo mínimo que un ser humano podía hacer por otro. No volveré a ser ese hombre. Ese hombre que sentía que todo era para él. Ese hombre que se olvidó del control y de todo lo bueno que había en él para perseguir el placer.–Placer que no obtenías.–Deja de intentar darle la vuelta para que yo quede bien –dijo él–. Puede que un asesino frene su cuchillo antes de apuñalar a su víctima. Puede que pare, pero en el fondo seguirá siendo un asesino.–¿Y crees que podrías hacerme daño si te presionara demasiado?–Esa es la cuestión. No tenía ni idea de lo que podría hacer. He estado demasiado tiempo encadenado. Solo sé que la bestia tiene hambre. No sé lo que desea. Y desde luego no lo averiguaré a tu costa.–¿Y por eso nunca has estado con una mujer?–En mi mente
–La noche que cumplía dieciséis años, estuve a punto de violar a una mujer.Leandra se quedó helada y le pareció que aquel momento duró una eternidad.–¿Qué? No te creo. No... Nikos, tú no...–Pero asi fue, mi padre nunca me prestaba demasiada atención. Nunca supe quién era mi madre, hasta que el cura me entrego su diario, en ese momento yo aun pensanba que ella habia sido una de las tantas prostitutas. Crecí sin control, rodeado de exceso. La noche de mi cumpleaños, mi padre me hizo una fiesta. Con drogas, mucha droga. No era la primera vez que consumía. Al fin y al cabo, era como un niño en una tienda de caramelos. Pero, a esa edad, mi padre decidió que era hora de que entendiera de verdad los productos que vendía, para que, cuando fuese un hombre, pudiera hacerme cargo del negocio. Cuando fuese un hombre como él.–Pero... ¿qué...?–Estaba muy drogado. Nunca había consumido tanto. Y había una fiesta. Hacía calor. La gente estaba practicando sexo en todas las habitaciones de la casa.
Salió de la habitación y Nikos se dirigió al mueble bar. Tenía un mueble bar en casa y estaba lleno, casi nunca habiamirado paar ese lugar se decia a si mismo que esta zona era solo y exclusivo para los invitados, pero en el fondo lo sabía. Sabía que estaba agitando una bandera roja delante de la bestia, tentándola.Y aquella noche... aquella noche estuvo a punto de morder el anzuelo. Apretó los dientes y se apartó del mueble. Tenía el control. Nadie le arrebataría eso, ni siquiera su esposa.Leandra se despertó sintiéndose fatal, y ese estado de ánimo se mantuvo durante todo el día. El encuentro con la prensa el día anterior había supuesto el resurgir de una inseguridad del pasado. Tuvo tiempo de sobra para ir enfadándose más, ya que Nikos pasó todo el día en la empresa y ella pasó todo el día reviviendo el encuentro con la prensa. Estaba rebuscando en su congelador algo para cenar cuando Nikos regresó a casa.–Leandra –dijo al entrar en la habitación–, espero que no hayas comido n
Salieron a la calle sin tocarse y, nada más hacerlo, empezaron a dispararse los flashes a su alrededor.–¿Dónde habéis estado esta última semana? –preguntó uno de los periodistas, y los demás lo interpretaron como carta blanca.–¡Nikos! ¡Señor Alexandros! ¿Cómo respondes a los rumores de que tu exprometida la señorita Reanna Koars te dejó por otro hombre?–¡señor Alexandros! ¿A qué viene esta farsa?–¡Leandra! ¿Qué se siente al ser la esposa de repuesto?Nikos agarró a Leandra del brazo y la estrechó contra su cuerpo.–Nada de preguntas –gruñó mientras la arrastraba hacia el coche.Al meter a Leandra en la limusina, oyó una última pregunta por encima de las demás.–¿Qué se siente al haber dejado escapar al cisne y haberte quedado con el patito feo?Cerró la puerta de golpe y le ordenó en griego al chófer que arrancara. Entonces, recordó que su chófer no hablaba griego. Aunque el tipo pareció entenderlo, a pesar de no haber comprendido las palabras exactas. Mientras avanzaban entre el
Cerró los ojos cuando el avión tocó tierra y vio en su cabeza los recuerdos del tiempo que habían pasado juntos en Santa Lucía. Abrió los ojos y miró por la ventanilla. Fuera hacía frío y el cielo estaba gris y comenzo a estrañar el clima calido y las playas, pero aun asi trato de aparetar lo contrario, sabia que era hora de enfretar la realidad.–Cómo me alegro de estar de vuelta –murmuró mientras esperaba a que el avión se detuviese antes de levantarse y estirarse.–Pareces entusiasmada –dijo él.–Lo estoy –no lo estaba.Era extraño, sentía como si estuviese hablando con un desconocido. Un desconocido frío y distante, no el hombre con el que había tenido sexo ardiente y apasionado todas las noches durante la última semana. En ese momento, sonó su teléfono y leyó el mensaje que aparecía en la pantalla.–Oh, Nikos , tengo que pasarme por la tienda. ¿Te importa?–Si es una emergencia, claro que deberíamos ir –contestó él.Aquel pequeño gesto de apoyo le hizo sentir que no estaba tan so
–Seguirás las normas o no permitiré que llegues al orgasmo, y corazon puedo estar horas asi.–Oh.–¿Serás buena?–Sí –respondió ella.Observó que las manos no le temblaban tanto como la última vez que se habían acostado juntos. Le acarició los pómulos con la punta de los dedos y el gesto resultó increíblemente tierno, teniendo en cuenta el juego al que estaban jugando. Se tumbó sobre ella y estimuló sus pezones con la lengua.–Ahora, por favor... Nikos –murmuró ella.–No –dijo él–, no es así como funciona –presionó su miembro contra suspliegues húmedos. Ella gimió y se arqueó.–Por favor.–Eso está mejor –presionó con las caderas contra ella y, con el movimiento,le estimuló el clítoris.–Por favor –repitió Leandra, sabiendo que, si le daba una orden, él se negaría otra vez.Nikos colocó la cabeza de su miembro frente a la entrada de su cuerpo y la penetró muy lentamente. Ella sintió las lágrimas en los ojos. Lágrimas de alivio. Le necesitaba. Necesitaba alcanzar el clímax.Y entonce
Nikos desenrolló el pañuelo que tenía en las manos y, muy lentamente, comenzó a atarle las muñecas.–Dilo de nuevo –murmuró mientras la ataba.–Tómame.–Porque...–Porque te deseo –sabía que necesitaba oírlo, aunque no supiera por qué, sabia que era algo que el queria. La confirmacion del deseo que ella sentia por el a pesar de todo lo que elle habia revelado.–A la cama.Ella obedeció y se sentó en el borde de la cama con las manos atadas sobre su regazo. Nkos le acarició la cara con la mano, maravillado por la hermosa vista que Leandra le estaba mostrando, la manera que se estaba entregando a el provocaba que lasllamas de deseo estallaran en el como un volcan en erupccion. Después deslizó las manos hacia la parte de arriba del biquini y, con un movimiento diestro, se la quitó junto con el pareo. Volvía a estar desnuda ante él, pero, en vez de parecer sorprendido, Nikos parecía ansioso.–¿Quieres ver lo que puede hacer un hombre que no ha tenido sexo endieciocho años? –le preguntó
Nikos estaba sentado al pie de la cama, no sabia cuanto tiempo habia estado en esa posicion, suuso que bastante ya que tenia sus pies con calabres. Su mente era un caos despues de decirle a Leandra quie era el, se asusto asi que se fue dejandola sola. Había estado pensando durante toda la tarde sobre lo que haría cuando la viera, ella era su esposa, eso no podía cambiarse. Ademas le habia prometido tener un matrimonio... pero, cuando le tocaba, él se quedaba en blanco. Ya no podía ver el camino frente a él. Solo veía aquellos ojos de color tostado. Unos ojos que le habían puesto a prueba años atrás. Que le habían tentado a hacer algo que no había identificado. Algo de lo que había intentado apartarse, por eso persiguio y se comprometio con Reanna, pero ahora esos ojos habían vuelto a embrujarle. Y ya no podía aferrarse a su control. Solo la veía a ella. Los problemas empezaban realmente cuando Leah le tocaba. Eso tenía que parar. Una sola vez con ella en la cama y ya estaba obsesion