¡Si!

Mauro se sentía ansioso, temía que la respuesta de Ángela fuera que si amaba a Arturo, eso lo destruiría por completo.

—La respuesta es ¡si!, amo a Arturo y soy feliz a su lado—contestó Ángela con firmeza.

Mauro retrocedió al escucharla, sentía que su pecho se apretaba, para él eso no podía ser posible, ¿Cómo podía amar a alguien más?, ¿En dónde quedaba él y el amor que sentía por ella?

Mauro retrocedió tanto que se golpeó con la pared, llamando la atención de Ángela.

—¿Hay alguien más en casa?—preguntó Ángela.

—No, debió ser alguno de los empleados—dijo Mauricio, pues él también se había percatado del ruido.

—Entiendo— dijo Ángela restándole importancia—Es hora de marcharme, muchas gracias por todo.

Mauricio asintió con la cabeza y caminó a la puerta para ayudar a Ángela a salir, cuando la abrió pudo ver cómo su hijo ingresó a la habitación de al frente sospechando que este había escuchado la conversación.

— Agradezco tu sinceridad, Ángela—le dijo Mauricio—Espero y todo vaya bien.

—M
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