Desde su habitación, Abril imagina que todos la están pasando bonito con la llegada de la prometida de Alejandro. Sabiendo que ya no saldrá afuera y que su madrina tardará en llegar, ella se puso su pijama y se tiró sobre la cama para intentar dormir y olvidarse de todo lo que le recuerde a aquella noche donde se entregó a ese hombre que está a un paso de casarse.
Alejandro observó detenidamente cada movimiento de la señora que servía la cena. Esperaba con ansias ver a Abril, pero de inmediato recordó que ella le había mencionado que tenía prohibido presentarse dentro de la mansión.
—Me disculpo un momento, no me siento bien del estómago, regreso en unos minutos. —Anunció Alejandro, levantándose y caminando en dirección a su habitación.
En ese momento nadie sospechó nada, nadie se imaginaba lo que había sucedido un par de noches atrás entre el hijo de la familia rica y la sirvienta. Tampoco a nadie se le cruzó por la mente que, desde su habitación, saldría para la casa de empleados e iría directamente a la habitación de la chica… esa pequeña a la que tanto ha extrañado.
Abril había dejado la puerta sin llave para que su madrina entrase. En su momento escuchó cuando esta se abrió, ella cerró los ojos fingiendo estar dormida.
—Pequeña traviesa, ¿estás despierta? —le habló Alejandro en voz baja. Pero ella no se movió. Cierto que se puso nerviosa, pero a la vez sintió miedo y cólera. ¿Cómo se le ocurre a ese idiota hacerle el amor para luego presentarse con su prometida? Y ahora buscarla quién sabe con qué motivos.
Abril fue muy inteligente y continuó fingiendo estar en otra dimensión. Mientras tanto, Alejandro sonrió al descubrir que ella tiene el sueño muy pesado. Se inclinó hacia ella y dejó un beso en la frente, luego salió y de nuevo se unió a la cena familiar.
Al finalizar la cena, Alejandro se ofreció a llevar a sus suegros y prometida a un hotel. Sin embargo, su madre lo regañó diciendo que no fuera prepotente y le ordenó a la visita hospedarse en la mansión.
Por la mañana, antes de que todos se levantaran, Abril se fue a su trabajo en la empresa. Por la tarde recibió un mensaje de texto de Alejandro en el cual le pedía que saliera porque la estaba esperando afuera. Ella no le hizo caso, apagó su teléfono y continuó con su trabajo.
Alejandro se aburrió de esperar y decidió marcharse, no queriendo entrar e interferir en sus asuntos, pues, muy pronto la tendría a su disposición y no habría manera de escapar.
La semana siguiente los padres de Alejandro se van de viaje y él quedará a cargo de los negocios. Así que, a partir de este día, el hijo acompañará a su padre para que le muestre todo lo que hay que hacer para dirigir la empresa como si no haya habido un cambio en la dirección.
—Señor Alvarado. En vista de que he venido retrasando mis vacaciones durante los veinte años que tengo trabajando para usted, me gustaría tomarlas en esta ocasión. —Dijo el asistente.
—¿Es necesario hacerlo ahora que yo me voy? Es decir, eres mi mano derecha y me gustaría que estés presente para orientar a mi sucesor.
—Lo lamento, señor Alvarado. Mi hijo menor tiene programada una cirugía de corazón abierto y quiero estar a su lado durante su proceso de recuperación.
—No te preocupes, toma tus vacaciones y cuida bien de tu familia. —Expresó el señor Alvarado.
—Hijo, te doy la tarea de buscar un asistente para que te acompañe mientras el anterior regresa.
—Lo haré, papá. —Respondió Alejandro, ya teniendo en mente a la mejor candidata.
Finalmente, los padres de Alejandro se fueron de viaje y no regresarán hasta dentro de un par de meses. A todo esto, Abril no había notado que la empresa para la que labora es propiedad de la familia Alvarado. En su momento, Alejandro la envió allí, pero no le mencionó nada de los dueños.
El jefe de recursos humanos le pidió a Abril que se presentara en su oficina. Ella se dirige hacia allá muy preocupada, ella imagina que la van a despedir injustificadamente o que ha habido cualquier malentendido.
—Señorita, déjeme informarle que usted ha sido ascendida a asistente de presidencia. —Informó aquel hombre.
—¡Cómo! No entiendo, yo no recuerdo haber aplicado para ese puesto. —rectificó con sorpresa.
—La orden viene desde arriba. Su desempeño ha sido muy bueno, quizá el jefe pretende darle una oportunidad al más alto nivel.
El hombre le extendió un documento para que firmase su contrato y ella así lo hizo. Pero no se percató de que aquel contrato establecía que durante los próximos tres años no podrá renunciar y, si lo hace, tendrá que pagar una cierta cantidad de dinero a la empresa.
—¿Desde cuándo debo comenzar en mi nuevo puesto? —consultó.
—Mañana. A partir de mañana comienzas a trabajar de la mano con el presidente. Ah, mira, esta tarjeta es un adelanto que, como sabrás, se les otorga a todos los empleados en su inicio para que compren ropa adecuada.
Abril recordó que cuando inició en su anterior puesto también se le otorgó un adelanto, solo que, al no necesitar comprar ropa ejecutiva, ella lo ahorró.
Al día siguiente ella llegó muy contenta. Lo primero que hizo fue presentarse ante el presidente y esperar a que él le indicara su respectivo trabajo.
Antes de subir al elevador, se topó con una mujer que la trató de manera despectiva. Abril frunció el ceño y se preguntó: ¿acaso todo el mundo está loco hoy? Sin imaginar lo que en el futuro le esperaba.
Llegó a la oficina de presidencia, entró después de avisar que estaba allí y… vaya sorpresa.
—¡Bienvenida a tu nuevo trabajo, pequeña traviesa!
Abril no podía creer que quien estuviera frente a ella era el mismo Alejandro. Ella salió por un momento pensando que se había equivocado de puerta, sin embargo, el letrero de presidente se miraba muy grande, bonito y brillante.Volvió a entrar, Alejandro estaba confundido por cómo ella estaba actuando.—¿Qué sucede? —le preguntó.—Imposible, me niego a creer que tú seas mi jefe. Ni siquiera has estado trabajando y ahora de la nada te apareces como el presidente.—¿Qué creíste? ¿Acaso te recomendaría trabajar con una empresa de la cual yo no conozco a sus dueños? ¡Qué poco interés tienes, ni siquiera te has dado a la tarea de investigar a fondo sobre tu lugar de trabajo! —se burló Alejandro.—¡Me tendiste una trampa!—¿Hay algún problema?—Sí. Es por eso que, ¡RENUNCIO! No quiero estar cerca de ti.Sabía que actuarías de esa forma. Motivo por el cual aquí te entrego una copia del contrato que firmaste ayer. Puedes leerlo con calma, punto por punto, y luego me dices si todavía sigues c
En la oficina…Abril estaba muy afanada en su computadora transcribiendo un documento para la reunión de este día. Acababa de colgar la llamada con Alejandro cuando una mujer entró de la nada.—¿Quién te crees que eres para ignorar mis llamadas?—gritó aquella mujer, creyendo que su prometido estaba allí. Pero guardó silencio al ver a la chica sentada en un escritorio en la esquina, en la misma oficina de su prometido. Por un momento, Abril pensó que se estaba refiriendo a ella. Entonces preguntó: —¿Quién eres? No te conozco.—¿Dónde está Alejandro y qué haces tú en su oficina? —cuestionó alterada al recordar que anteriormente había tropezado con ella en el elevador.—El señor Alejandro aún no ha llegado, yo soy su asistente; si gusta, puede sentarse y esperarlo.—Por supuesto que lo esperaré. Cuando él venga, quiero que salgas y nos dejes a solas—. Ordenó con prepotencia.—Está bien—. Respondió Abril, imaginando que ella es la prometida de la familia.—¡Qué haces allí, sentada, sírve
Es un hecho que Gabriela no sabe que Abril vive prácticamente en la misma casa con Alejandro. Solo siente que él se está distanciando de ella últimamente y por eso le ha pedido nuevamente que la despida y que encuentre a una nueva asistente o preferiblemente que sea un hombre, así ella estará más segura de que nunca le pagará mal.—¿Cuándo regresarás al extranjero?— preguntó Alejandro.—He decidido tomarme unas vacaciones en mi país. Mi futuro esposo ha estado solo por mucho tiempo y quiero compensarlo con mi presencia a diario.—Entiendo— respondió.Por su parte, Alejandro ya hubiese roto esa relación desde hace un tiempo, pero eso sería desobedecer la orden de su padre y romperle el corazón. Ya que, desde siempre lo han catalogado como un hijo desobediente y que, por una parte, se avergüenzan de él; son palabras que su padre le dice en ocasiones cuando lo hace enojar, pero luego le pide disculpas y le dice que todo lo hace para que él recapacite y sea un hombre de bien ahora que ya
Más tarde bajaron para asistir a la primera reunión y posteriormente fueron a cenar. Ya era bastante tarde cuando regresaron a sus respectivas habitaciones, Alejandro estaba un poco pasado de tragos y Abril estaba muy enojada porque al día siguiente, a primera hora, tenían una segunda reunión. —Te llamaré muy temprano para que te levantes, porque dudo que lo hagas a tiempo por tu cuenta. —No te preocupes, estoy acostumbrado a emborracharme, ya verás que la reunión sí se llevará a cabo en tiempo y forma. —Prometió. Abril se quedó un rato viendo un programa en la televisión antes de irse a la cama. Más tarde, cuando ya estaba dormida, se despertó por unos fuertes golpes en la puerta de su habitación. Ella se levantó y preguntó quién es.—Soy yo— respondió aquella peculiar voz.—¿Alejandro?— Ella se sorprendió. —¿Qué te pasa?—preguntó abriendo la puerta. Él estaba recostado sobre la pared, su rostro lucía colorado y un morado adornaba su mejilla.—Puedo quedarme en tu habitación, por
Finalmente, todo se solucionó y pudieron asistir a la reunión programada. Alejandro confesó que la noche anterior, después de que la dejó a ella en su habitación, volvió a salir del hotel y fue a un bar en donde se involucró en una pelea y terminó lesionado.El día se les pasó entre reuniones de trabajo y coqueteos en el tiempo libre. En cierta ocasión los inversionistas preguntaron si ellos eran pareja, obviamente que Abril lo negó de inmediato y dijo que eran buenos amigos desde la infancia y se trataban de esa manera desde siempre.Admiro tu grado de inteligencia para inventar mentiras. Dijo Alejandro cuando ya estaban acercándose a sus respectivas habitaciones.—Yo admiro lo idiota que eres—. —Por favor, no vayas a buscar problemas esta noche porque yo no voy a andar al pendiente de nuevo, vigilando que tu maquillaje continúe protegiendo tu rostro. —le advirtió en forma divertida.Él se sintió avergonzado.—Lamento causarte incomodidad—. Se disculpó. Abril se quedó con la palabra
El autobús se detuvo en aquella carretera solitaria, de él bajó Abril, acompañada por una maleta. Sus padres habían fallecido y su madrina insistió en que viniera a trabajar con ella a la casa de una familia millonaria.Abril volvió a revisar en su teléfono la dirección que su madrina le envió y, llena de miedo, comenzó a caminar por aquella carretera que se supone la llevaría a la mansión de los Alvarado.De pronto un auto se detuvo y un hombre le pidió que subiera, que la llevaría a donde quisiera ir. Ella se asustó, tomó una piedra del suelo y la lanzó antes de salir corriendo. Con la mala suerte de que aquella roca impactó en la cabeza de aquel hombre, dejándolo inconsciente dentro de su auto deportivo.Con el corazón palpitando al borde de salir de su pecho, ella finalmente llegó a la enorme casa. Su madrina la estaba esperando en el portón, la recibió con cariño y la llevó a la casa de empleados para que se instalara en su misma habitación.Abril no quiso comentar sobre el incid
Abril se encuentra entre la espada y la pared, nunca pensó que su primer día en la ciudad causaría un problema tan grave. No quiere ir a la cárcel, pero tampoco le parece bien que por su culpa los patrones echen del trabajo a su madrina.Media hora más tarde, los señores se fueron a trabajar a la empresa. Hoy también es día de compras, así que la madrina tomó la lista y se marchó junto al chofer, no sin antes advertirle a Abril que no fuera a cometer ningún error, que si no quería estar en la cocina se fuera a la habitación, pero que no fuera a rondar la mansión.Había tantas cosas que preparar para el almuerzo, es por eso que la chica decidió quedarse en la cocina para avanzar por mientras llegaba su madrina. El teléfono en la cocina sonó, Abril dudó en responder, pero luego se armó de valor creyendo que eran los patrones.—¡Quiero agua, tráela de inmediato, por favor! —ordenó Alejandro.Abril dejó de hacer lo que estaba haciendo y fue a la habitación de aquel fastidioso hombre que s
Abril sentía miedo, había caído en la trampa de ese hombre. No le gustaba como los amigos de él, la observaban y tenían una mirada lujuriosa hacia ella. Uno se relamió los labios, se acercó a Alejandro para tomarla a ella del brazo y llevarla con él. Abril se agarró de la cintura de su acompañante, negándose a salir con aquel desconocido.Sin embargo, Alejandro la alejó de él, dándole el visto bueno a su amigo para que se la llevara. Los vio desaparecer entre la multitud, entonces se arrepintió. La chica es tímida, él recordó que anteriormente ella le comentó que no tenía amigos extrovertidos.Salió en busca de ella, pero no encontró a ninguno de los dos. Desesperado llamó al teléfono de su amigo, pero este no le contestó. Marcó el número de la chica y tampoco obtuvo una respuesta. Su desesperación aumentaba con cada segundo que marcaba el reloj, regresó con el grupo de amigos esperando a que el otro regresara con la chica; sin embargo, las horas pasaban y de ellos no había señales.T