En la misma tarde, Verónica tenía otros planes para Aita con la visita de Isaac perrils a la casa de Viz conde Octavio. Verónica planeaba algo mucho más fuerte. Aita no era una chica que se dejaba gobernar ni tampoco maltratar, ella sabía la llegada de Isaac a su mansión, pero tampoco tenía el gusto de verlo y para el dolor de cabeza de Verónica ella se armó mucho más para sacar a Aita del dormitorio

_ Qué voy a hacer contigo Aita?

Druster volví a estar en la puerta de su habitación sacudiendo la cabeza con disgusto

_ Sabías que ibas a tener visitas y no te has molestado en arreglarte Aita? ¡No puedes recibir el Duque con ese vestido viejo mírate, estás hecha un asco!

Aita había crecido y había creído que al revelarle la escandalosa verdad, el Duque se percataría del error que estaba cometiendo al cortejarlo y rompería todo contacto con ella, pero al parecer era un hombre más perseverante que Sensato.

_ ¡Hay lo había olvidado Druster! ¡Dile que vuelva otro día, además no me siento bi