_ Y yo a ti Camila, mi corazón late únicamente por ti, por tu amor, sin ti estaría completamente perdido. – mencioné tomándola entre mis brazos, sus piernas entrelazaron mi cintura provocando que el roce de nuestras entrepiernas provocara esa tensión que terminaría en deseo, ese deseo desenfrenado de querer poseer nuestros cuerpos.
_ Hazme el amor. – susurró entre mis labios, mi miembro rápidamente comenzó a endurecerse, sentía el impulso de hacerla mía ya, pero después de muchos días sin tener su cuerpo desnudo junto al mío, deseaba recorrer lentamente cada centímetro de su piel.
_ Disculpe. – dije antes de contestar la llamada. _ No dejes a tu mujer sola, ellos van por ella, no te despegues y será mejor que salgas de la ciudad, ¡Ahora! – mencionó alarmándome. Corté la llamada y procedí a llamar a Camila, mi corazón latía aún más fuerte que antes, no contestaba, mi padre y mi madre se acercaron, seguido de mis hijos, de pronto mi teléfono comenzó a sonar nuevamente._ Hola, Camila, venté enseguida para la iglesia, dime, ¿Dónde est&aa
_ No podré asistir a tu boda, Salvatore, tengo asuntos más importantes de los cuales ocuparme, pero Ana los acompañará y se encargará de que todo esté bien. – mencionó mi padre sonriendo. _ Está bien padre, pero recuerda que no soy un niño, más niña es ella. – comenté tratando de llevar la contraria de su orden para que no cambiara de opinión. _ Ya he dicho, Salvatore. – mencionó, siempre tan obstinado, me harás un gran favor, padre. Pensé para mi interior.
Salvatore y CamilaTengo una sola misión, mantener a Camila a salvo por única petición de Leonardo, así que la llevaré a mi casa, donde pienso cumplir mi palabra. Entré en la habitación donde la tenían prisionera, estaba atada en una silla, amordazada, con una venda en los ojos, verla vestida con aquel traje de novia, tan delicada, tan débil…_ ¿Qué hace esta mujer aquí y en estas condiciones? – mencioné alterado. – Estas no eran mis instrucciones. – grité nuevamente._ Fue mi idea. – dijo una voz conocida acercánd
_ Le llamaré que venga antes, si así lo deseas, Camila. – mencioné sonriendo de lado, no sabía qué hacer, pero sí, tenía claro que quería seguir manteniendo la sonrisa en su rostro y así fue._ ¿Harías eso por mí? – preguntó ella sonriendo, verla así se sentía cómo estar en las nubes, volando entre ellas._ Haría todo por que estés bien, Camila. – mencioné, aunque eso significara traer al hombre que te hace feliz, el hombre que te quita el aliento, por el que tu corazón late, desearía ser Leonardo en este momento… Sonreí, nunca deseé ser cómo alg
Camila Sáez.Nos encontrábamos en nuestra graduación, el solo mencionarlo me causa nervios, hace solo algunos años era algo que se veía muy lejanos, sabía que algún día pasaría, pero no tan pronto y menos con las calificaciones con las que lo hice. Mis amigas y yo estábamos devastadas pensando que nunca más nos íbamos a encontrar nuevamente y eso era lo más probable, todas tomaríamos distintos caminos, en distintas universidades y con tanto tiempo que nos tomaría adaptarnos sería verdaderamente difícil mantener el mismo contacto que ahora tenemos.Claramente, las que tenían más afinidad se pusieron de acuerdo para irse a estudiar juntas o por lo menos en la misma ciudad, y eso me parecía muy bien, pero yo tenía claro donde quería seguir mis especializaciones y, además, lo que tenía que esforzarme p