La sangre me corrió por los oídos y todos esos sentimientos de duda y ansiedad volvieron a inundarme. Lo único que tenía que hacer era decir "sí". Era una simple palabra. Era todo lo que hacía falta, pero aun así, me encontré incapaz de hablar. La palabra se había alojado en mi garganta y se negaba
Se me cortó la respiración cuando levantó la mano acercándola a mi cara. Lo observé con cansancio mientras mi mano buscaba el mango de la daga. Cuando mi palma entró en contacto con la fría empuñadura, me aferré a ella con todas mis fuerzas. "Necesito que recuerdes", susurró sólo para que yo lo oye
Podía oír a Zander llorar por mí, con la voz quebrada. "¡¿Eva?!""Mi bebé", dije. "Algo le pasa a mi bebé"."¡Stephen! Tenemos que sacarlos a los dos de aquí", ordenó William.Lo único que sentía era una presión y un dolor que se acumulaban en el bajo vientre ante las afiladas dagas que intentaban a
Asentí y preparé mi cuerpo. "¡Y empuja!", ordenó.Empujé como si mi vida dependiera de ello. Cada vez que me daban la orden de empujar, empujaba hasta el fondo. Mi único objetivo era sacar a este bebé. Si vivía, no me importaba lo que me pasara a mí. Cambiaría mi vida por la suya cualquier día.Mie
*Eva*Tenía toda la apariencia de una princesa que esperaba. Llevaba el cabello recogido en un moño desordenado con algunos mechones cayendo sobre su rostro.Me contemplé en el espejo y observé mi maquillaje natural porque sabía que a él le agradaba de esa manera. No era partidario de mujeres excesi
Lo miré fijamente, pero él seguía sonriéndome amablemente. "Alteza", lo saludé. "Gracias por venir a mi cumpleaños.""¡Los villanos los matarán a todos!"; ahí estaba de nuevo, pero esta vez más alto y claro que antes."Señorita Eva, ¿está bien?" El príncipe Reagan tomó mi mano y besó el dorso. "Est
Volví a inspirar profundamente el divino aroma. Sí, sin duda, estaba presente. Era mi pareja. Se hallaba aquí, en algún lugar cercano.La luna iluminaba mi camino mientras Susan mostraba una creciente agitación. "Encuéntralo", insistió.El aroma resultaba tentador, fresco y enérgico, como cítricos.
El corazón palpitaba con fuerza en mi pecho, golpeando con ferocidad. ¿Qué demonios estaba sucediendo...?Jamás había escuchado voces distintas a la de Susan. No sabía cómo reaccionar, y la sensación de inminente desgracia se acrecentaba. El apretón en mi muñeca se tornó más firme, sacándome de mi p