Capitulo 1: Cristian

Cristian

El dolor no me ha abandonado durante ningún instante desde aquella horrible noche. Las pesadillas acompañan cada una de mis noches y mis días, la única forma de acallarlas y acallar la voz de mi conciencia es bebiendo, me pierdo en el alcohol hasta olvidar mi propio nombre.

Desearía dejar de existir, pero soy demasiado cobarde para acabar con mi miserable existencia.

Aún no puedo creer la forma en la cual cambio mi vida, pase de ser el hombre más feliz de la tierra a convertirme en un asesino. El asesino de la única mujer que he amado y amare en mi vida.

Mi cuerpo me exige alcohol y me he quedado en la más profunda de las miserias, por ello no tengo opción y debí recurrir a mi madre. Ella estaba a punto de realizar un viaje en crucero, pero al parecer algo ocurrió en el camino y debió regresar a la clínica.

Paula es una de las mejores cirujanas de la región. De alguna forma ella fomento mi pasión por la medicina y por ayudar a los más necesitados. Pero ese Cristian quedó en el pasado, en este momento no puedo siquiera ayudarme a mi mismo.

Entré en la habitación número 205 sin siquiera tocar la puerta y observe a mi madre centrando su vista en una joven.

Creo que se trata de una mujer, pero no logro distinguir su rostro a causa de los golpes en su rostro.

— ¿Nena cuando vas a despertar?. Seguramente , tu familia te extraña.

No pude evitar acercarme sigilosamente, siento que una extraña fuerza me atrae; sin embargo, mamá no tardo en girarse y dirigirme una mirada cargada de severidad.

— ¡Cristian que haces acá! —Espeta molesta

—Mamá estoy en serios problemas y necesito tu ayuda. Si no líquido mis deudas podrían herirme.

— ¡Ahora no Cristián! Ten un poco de respeto por este lugar y vete por favor.

— ¿Qué le ocurrió? —Inquerí con curiosidad sin quitar mi vista de la mujer

—La rescatamos del mar, golpeada y con la ropa desgarrada...

—¿Algún imbécil abuso de ella?

No soporto que maltraten a las mujeres y mucho menos a esta joven quien se ve tan indefensa y es prácticamente una niña.

—No lo sabemos y no te daré un peso más para que lo desperdicies con tu vicio.

— ya perdí el auto y el departamento, no tengo nada.

—Te he ayudado durante este último año ¿y qué he conseguido? Que te pierdas en el alcohol.

— No tengo nada, por favor ayúdame.

Soy un hombre orgulloso y con mucha dignidad, mi enfermedad me ha convertido en una persona completamente diferente

— ¡Todo por culpa de tu maldito vicio!.

—No voy a discutir eso contigo, ¿sabes lo que se siente la carga de matar a alguien? Por supuesto que no.

—No es culpa tuya

—No quiero hablar de eso si no me darás dinero me largo

— Lo único que puedo hacer es conseguirte trabajo en el hospital pero con una condición

— ¿Cuál? —Inquiero fastidiado

— Que asistas a alcohólicos anónimos, no voy a arriesgar a los pacientes

—Olvídalo mamá .

***

Han transcurrido más de dos años desde aquel fatídico día y la joven sin nombre como la han bautizado en la clínica continua en el mismo estado.

No mentiré diciendo que me he recuperado porque el alcoholismo no tiene cura, pero he aprendido acallar la voz de mi conciencia y el dolor de una forma positiva; en lugar, de destruirme a mí mismo.

Esa muchacha me ha ayudado mucho más de lo que ella creé porque me he dedicado día y noche a cuidarla y encargarme de se mantenga estable. Estoy a cargo de varios pacientes, pero ella se ha convertido en mi prioridad.

No ha sido nada sencillo, todos los días sufro una batalla interna y por supuesto, existen personas que no confían en mí. Sin el apoyo de mi familia no lo hubiera logrado jamás.

—¿Hermosa cuando vas a despertar? —Le pregunté por milésima vez

— No pierdas el tiempo, nunca despertará— Replica mamá

Hace más de un año los papeles eran invertidos, era Paula quien creía que la muchacha despertaría, pero ha perdido las esperanzas y ahora soy yo quién no pierde las esperanzas y confío en que ella regresará

—Lo último que muere es la esperanza, mamá, tiene una vida por delante.

—Cambiaste mucho, estoy orgullosa, mi vida

—Gracias a ti y a ella- Admite Cristián

— ¿A ella? —Pregunta Paula incrédula

—si ella, es mi primer paciente, es increíble que después de todo lo que le ocurrió siga allí luchando, respirando. Se ha convertido en mi mayor motivación ayudarla a volver a la vida.

— Ya hicimos todo lo humanamente posible por ella, sobre todo tú. Cristián no quiero que te encariñes, ya lleva mucho tiempo en ese estado

— ¡No sigas! No la desconectarán mientras respire, no la matarán. — Exclame molesto

Siento que la rabia me invade porque sé que la joven tiene esperanzas de vida, ella lleva dos años en coma, pero aún puede despertar. Salí de mis pensamientos cuando observe que una lágrima resbala sobre la mejilla de ella.

— ¿Ves? Ella siente, está viva, mamá.

— Hace mucho tiempo no veía la ilusión en los ojos de mi hijo y no deseo apagar esa luz, pero no hay otro camino y muy pronto desconectaran a la muchacha. Ya lo decidió la junta directiva de la clínica debido a que ella ocupa un lugar que puede ocupar otro paciente con más esperanzas de vida. Solo espero que no te apagues junto con ella.

— No voy a permitir que te asesinen— Centre mi mirada en la joven—No puedo permitirlo mi deber es luchar mientras tú tengas vida pero no puedo solo. Lucha, por favor, lucha.

Me enfada el hecho de que ella tiene esperanzas de vida y si la quieren desconectar es porque nadie se responsabiliza de ella y sus gastos. Lo que domina al mundo el dinero si no cuentas con él, no eres nadie.

Elegí la carrera de la medicina porque creía que sería diferente, que lo único importante para un doctor es preservar la vida de sus pacientes, pero no todos piensan como yo.

Contarle sobre mi día, mis frustraciones y sentimientos se ha convertido en mí rutina. Sé que es muy tonto, pero lo ha hecho desde el primer momento en el cual la vi.

En la clínica soy es el único que cree que la joven despertará, por ello los demás creen que he enloquecido.

Además de hablarle le leo, reproduzco música relajante, le realizo masajes suaves intentando estimularla..

Lance un bostezo involuntario y observe el reloj en la pared percatándome de que ya es media noche. Cuando estoy con ella los minutos se pasan volando.

— Bueno, hermosa, mañana paso a verte como todos los días—Deposite un beso en su mejilla — Eres tan hermosa, como una princesa, ¿Funcionará el famoso beso?

Reí ante mis pensamientos y me aleje rumbo hacia la puerta, pero al llegar me permití guiar por un impulso y regrese a su lado. Ya no está pensando claramente y me dejé llevar por el momento.

Uní mis labios a los de ella dudoso; sin embargo, cuando sentí el roce de sus labios no me contuve y la bese con lentitud y suavidad. Fue un beso muy corto, casi fugaz, como un sueño.

Cuando caí en cuenta de lo que estaba haciendo me aleje avergonzado.

No puedo creer que haya cometido un acto tan cobarde, el aprovecharse de una niña indefensa y robarle un beso. No me reconozco a mi mismo.

Esto es algo que nunca cruzaría por mi mente, pero ya no me siente el mismo.

Me acerque a ella para colocarle la mascarilla y quedé perplejo ante lo que observe, sus ojos están abiertos. Parpadee varias veces para asegurarme que el cansancio y mi imaginación no me están engañando.

Es la primera vez en dos años que descubre el color de sus ojos.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo