Capitulo 5: El culpable

Me siento agotado y la cabeza está a punto de estallar. Todo lo que recuerdo de la noche anterior es que bebí sin control y llame a la tipa que conocí el viernes pasado.

Lo único que me llamo la atención es su cabellera, su cabello largo a la altura de la cintura. Siempre me gusto su cabello, maldito sea el día en el que se lo corto y ondulo, aún recuerdo el día en el que cambio su look y luego todo se jodió.

Puedo observar el cuerpo de aquella mujer semidesnuda recostada boca abajo en mi cama con su cabello al aire y no puedo evitar imaginármela a ella. Es increíble que no logró quitarla de mente en ningún instante.

Ella está clavada en mí y siempre lo estará.

—Buenos días, mi amor ¿Te preparo el desayuno?

Cuando la mujer se giro y escuché su voz sentí que la rabia me invadió por completo. No es ella, no tiene su voz angelical, ni sus ojos tono azul, está m*****a cualquiera tiene los ojos café, no sé comparan a ella. Es estúpido que intente engañarme a mí mismo, no es mi Ana.

—¡Lárgate! — Espete molesto mientras jalo su cabello y la empujó al suelo

—Pero

—¡Qué te largues, estúpida! ¡Toma tu dinero y vete! —Le lance un fajo de billetes y ella termino por largarse tomando su ropa

***

He pasado todo el día en la oficina atendiendo diligencias, pero ya nada es como antes. Todo ha resultado de mal en peor durante el último tiempo.

Tengo varios negocios que atender y por ello debo levantarme muy temprano; sin embargo, anoche otra vez me desvele y para multiplicar mi humor me informaron que mi último negocio se cayó y perdí varios millones.

Al parecer los malditos oficiales encontraron un cargamento importante y perdí varios kilos. Por suerte soy muy cuidadoso y no hay nada que me vincule, pero esos perros están muy cerca.

Nada ha salido bien desde el último tiempo, siento como si alguien me hubiera hecho una maldición.

La perdí a ella y ya absolutamente nada en el mundo me importa. Quisiera regresar el tiempo para volver a tenerla.

Escuchar su voz, tocar cada parte de su cuerpo y perderme en su piel. Besarla, adorarla, hacerle el amor. Nunca necesite a nadie como la necesito a ella, pero ya es tarde para arrepentimientos y pensar en lo que no fue porque ella nunca volverá.

No importa que tenga todo el poder y todo el dinero que siempre anhele. Que ya el negocio es mío, nunca más la tendré y me consume la rabia al saberlo.

Sin embargo, no es mi culpa, es su culpa. Ella nunca debió rechazarme, nunca debió hacerlo, con su decisión cabo su propia tumba y se sentenció a muerte.

A mí nunca nadie me ha rechazado y ella no sería la primera. Decidí que sería mía desde hace varios años desde que era prácticamente una niña. Aún recuerdo cuándo la observaba jugar con sus muñecas tan inocentemente y me sonreía al percatarse de que la estaba mirando, no podría imaginarse todos los oscuros pensamientos que me provocaba.

A pesar de su belleza nadie la miraba, todos la consideraban una niña aburrida y gris a comparación de su hermana, pero para mí ella siempre ha sido la única mujer que he deseado. Sin embargo, nunca me valoro, me desprecio y causo su muerte.

Porque fue su culpa, no la mía.

Ella me provocó con su cuerpo, sus miradas y sus indirectas para luego rechazarme y cuando quise tomar lo que es mío, cuando quise tomarla a ella, se atrevió a rechazarme. Pero, no la dejaría tan tranquila, yo tomaría lo que era mío.

Ana provocó todo lo que le hice, ella debería haberse entregado a mí por propia voluntad, no tendría que haber gritado, ni intentando golpearme y resistirse. Mucho menos debió amenazarme con denunciarme.

Si ella no hubiera hecho ninguna de esas tonterías seguiría viva, sería mi reina y hubiera puesto el mundo a sus pies.

Pero el hubiera no existe, ella está muerta sumergida en el más profundo de los océanos donde nadie nunca la encontrará y yo estoy vivo, disfrutándolo de mi vida y millones. No debo sentir culpa.

Yo la asesiné, pero fue su culpa.

Así como me salí con la mía hace un año sin dejar ningún testigo, lo haré ahora y lo haré siempre porque nunca nadie me detendrá. Soy superior a todos

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