Amanecí con Marcelene entre mis brazos, esa era la mejor sensación que podía experimentar en mi vida, era un día especial junto a la mujer más especial que había visto en mi vida.Amaneció con una sonrisa sobre sus labios, aquello era la clara señal de que las cosas comenzaban a andar bien entre ambos. Me estaba a punto de levantar de la cama cuando Marcelene me tomó por la cintura con aquel mismo gesto desbordado de felicidad y yo clavé mi mirada sobre la suya sin comprender.—No quiero que te levantes de la cama, quiero que te quedes un poco más conmigo —me pidió abultando sus labios.—Tenemos que levantarnos, tenemos pendientes que hacer —me quejé porque me estaba pasando su pereza.Ella se quejó un poco más en la cama, nos quedamos unos breves momentos, luego de eso le dejé un beso fugaz sobre los labios y nos levantamos.Nos metimos juntos a la ducha, debo de admitir que el bañarme acompañado se puede llegar a volver mucho más interesante.Apenas nos dio tiempo de salir envueltos
Me desperté y lo primero que mis ojos vieron a mi lado fue a Maxwell, una enorme sonrisa apareció sobre mis labios, miré el anillo en mi dedo y el de su mano, parecía todo demasiado increíble, pero era real, al fin estábamos casados.Un vuelco en el estómago, aquello fue lo que sentí al estar parada frente a Maxwell, escuchando las palabras del padre, que indicaban que iban a unirnos para toda la vida. No me aterraba la idea de pasar toda la vida acompañada de Maxwell, lo que verdaderamente me aterraba era la idea de lastimar a las personas que amo.Me había detenido a pensarlo por un momento, me había sumergido tanto en mis pensamientos que había dejado de escuchar al padre, incluso cuando había hecho la pregunta. Todo a nuestro alrededor se quedó en silencio y vi el pánico en el rostro de Maxwell.—Acepto —dije con rapidez, incluso sin saber si era eso lo que debía de responder.Vi que Maxwell recuperó el color en las mejillas y ahora debía de aguantar las ganas de reír. Una leve so
“¿Por qué los herederos de empresas que han sido enemigas toda la vida están juntos?” “¿Colaborarán los Jenkins y los Beli de aquí en más?” “¿Son ciertos los rumores de una posible relación entre ambos?”. Aquellas habían sido algunas de las preguntas que habíamos recibido en el aeropuerto tras nuestra llegada.Por supuesto había rodeado a Marcelene y me había abierto paso entre la multitud de periodistas, lo suficiente para llegar al coche que nos estaba esperando. No me pareció una buena idea volver a mi apartamento, le pedí a Marcelene que fuera por sus maletas a la casa de su tío, por ahora no podría ir a buscar el resto de su equipaje, o eso era lo que yo quería evitar, pero ella se había negado.—Esto no se puede posponer hasta que la prensa se calme, si seguimos posponiendo la conversación con nuestra familia, la verdad terminará por salir a la luz de todos modos —había explicado Marcelene.Nos habíamos estacionado en un parque lejano a todo, un sitio donde era probable que nadi
Me armé de valor para volver a entrar a la mansión, la última vez que había estado allí no tenía el mejor recuerdo de mi padre, la frialdad con la cual se había dirigido a mí, el enojo en su mirada mezclado con la decepción, era difícil de olvidar.Me adentré conteniendo la respiración y caminé en dirección al despacho de mi padre cuando escuché pasos detrás de mí. Cuando me di la vuelta lo encontré parado a una distancia prudente, con un vaso en la mano, el poco cabello enmarañado, la camisa saliendo de su pantalón y la corbata un poco torcida.Parecía otro hombre diferente, como si un camión le hubiera pasado por encima y no sabía si debía de sentirme culpable de su estado, porque él era el tipo de hombre que no dejaba que nada le afectara.—Viniste —soltó con una voz temblorosa— Te estaba esperando justamente, sabía que ibas a venir, incluso cuando sabes que no quiero verte.—Tenía que venir, creo que lo correcto es que como mi padre…—No vuelvas a decir que soy tu padre —sentenció
La vida, castigo divino, como quieran llamarle, pero no me merecía esto, al final mi día no había comenzado como lo esperaba y probablemente tampoco terminaría de una muy buena manera. No había bastado con el hecho de que tuviera que estar soportando los enojos de Cecily, siempre que se molesta opta por hacer un poco más de lo mismo, sentarse en el coche todo el camino de brazos cruzados mirando a la ventanilla y sabe perfectamente que eso me fastidia.Puedo comprender su enojo, pero realmente la vida no me había colaborado en nada, ¿de qué tenía la culpa yo? No había elegido que una de mis empleadas creara una extraña obsesión conmigo, de hecho ni siquiera me había dado cuenta de ese hecho hasta esta mañana cuando toda mi vida comenzó a fluir de mal en peor.Ella lo había planeado todo y yo iba por la vida, incrédulo, creyendo que a cualquier empleada se le podría torcer un tobillo, estaba tan eufórico por un contrato que conseguí para la empresa, que se lo logré robar a la empresa
No había nadie en este mundo al que odiara más que a él, su porte arrogante, su sonrisa llena de sarcasmo, su actitud prepotente. Maxwell Jenkins me las pagaría, por hacer de mi vida un infierno en cada oportunidad, no le dejaría salirse con la suya.Había robado un proyecto en el que había trabajado por meses, siempre fui una mujer dispuesta a hacer mis mayores esfuerzos como CEO, tenía suficiente con la presión de ser una mujer en la industria a la cual siempre le dijeron que no podía hacerlo bien.Ahora tras perder ese cliente, mi padre amenaza con quitarme de la empresa, dice que no estoy capacitada para lidiar con la competencia, lo que me hace sentir como una inútil y todo es su culpa.Luego de haber tenido un día de mierda en la empresa, no podía sacarme el recuerdo de su sonrisa sarcástica de mi mente, siempre que lo veía era recordar un montón de sucesos que me han llevado a odiarle, siempre como todo hombre queriendo quedar por encima, pero ahora le tocaba conocer un poco má
No había podido dormir en toda la noche, me sentía como tal vez nunca en mi vida me había sentido y no lograba entender cuál era la verdadera razón. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ese beso? Era algo que no debía de haber sucedido, sin embargo, a pesar de saber que estoy con Cecily no dejaba de pensar en ella.Mi pecho se sentía aplastado, quería verla. Ella siempre había estado en mi entorno, en el mismo instituto en el que estudié, en las reuniones de familia, ella siempre había estado, pero jamás había puesto mi mirada en ella.No puedo decir que era entendible que no lo haya hecho, tiene un cabello rubio rizado precioso, unos ojos verdes hipnóticos, la mayoría de hombres cuando la ven pasar se quedan viéndola, todos menos yo, que siempre estuve ciego.Lancé un cojín al suelo furioso, no lo comprendía, ¿qué era este sentimiento alojado en mi pecho?Me quedé en la misma posición, ni siquiera me quería levantar de la cama, pero no tenía demasiadas alternativas, tenía que ir al t
Mi vida se había visto arruinada en un segundo, mientras tenía en frente a un hombre que no terminaba por entender, terminaban por ser piezas que no encajan.Esto me llevaba a preguntarme si era una simple diversión o si quería ver mi vida hecha añicos, si pretendía arruinar mi matrimonio para que no pudiera quedarme con la empresa y así librar su camino.—¡Tienes que arreglar esto! —digo furiosa tomándolo por su camisa.Él se queda mirando mi rostro, sus ojos fijos en mi rostro y me quedo paralizada, sin siquiera poder pasar saliva.—No puedo hacer eso, no voy a arreglarlo Marcelene, no quiero verte con otro hombre —sentencia con firmeza.Veo en su rostro la sinceridad, ¿acaso perdió la cordura? Nada de lo que estaba sucediendo tenía sentido.—No entiendo que es lo que me pasa cada vez que te tengo cerca de mí, pero tampoco puedo comprender que es lo que me pasa cuando estás lejos, no dejo de tenerte en mi cabeza todo el tiempo y eso me resulta tan molesto —confiesa con la confusión