Anya está a poco tiempo de casarse con su prometido Chad, mientras intenta ocultar su amor prohibido por su hermanastro el poderoso CEO Emerson Carrigan, a quien ama desde adolescente. Resignada a casarse sin amor, descubre la infidelidad de su prometido, y como último atisbo de esperanza, decide desenmascararlo y terminar el compromiso, lo que no espera es que Chad se encuentre en la cama con la mismísima Bianca Carrigan, esposa de su hermanastro. Emerson está roto y con deseos de venganza, entonces Anya le hace una extraña y tentadora propuesta: —Vamos a vengarnos de los traidores, cásate conmigo y hagamos que sufran. Emerson acepta, ya que no puede confiar en ninguna otra mujer, pero sí en la pequeña a la que considera su “hermanita” convencido de que un amor entre ellos es prohibido, y de que ese compromiso es una apariencia para hacer sufrir a su ex, y proteger su roto corazón; sin saber que Anya está luchando por conquistar su amor. ¿Podrá Anya hacer su amor prohibido realidad, aunque su familia e incluso el mismo hombre que ama estén en contra?
Leer másDenver y Mandy llegaron al departamento. Ella estaba viviendo con èl aún. Denver llegó al salón, tomó una copa de vino y bebió. Mandy se sentó justo frente a èl, también bebió una copa. —¿Cuál es tu plan a futuro, Denver? Denver mirò sus ojos. —Bueno, en realidad, tengo un plan en mente, pero es un plan cruel. Mandy le mirò con duda. —¿Y cuál es? ¿Puedo saberlo? Denver sonrió y asintió. —Voy a vengarme. —¿Vengarte? —exclamó la chica con duda—. ¿De quién? —La familia donde crecí, ellos hicieron de mi vida un infierno, y hay una mujer. Ella me dejó plantado en el altar, se burló, me traicionó; también pagará por el daño que me hizo. Mandy observó sus ojos oscurecidos por la rabia. —¿Y qué harás? Denver sonrió. —Ya verás, pronto lo sabrás —Denver, quiso olvidar ese tema, mirò sus ojos, cambió de tema—. ¿Y tú? ¿Qué quieres hacer a partir de ahora? Mandy titubeó. —No sé… debería irme, sé que he abusado de tu generosidad. Denver negó, sonrió con suavidad. —No digas eso,
Una semana después. Emerson estaba en la comisaría, escuchaba todo lo que decía el cómplice de Ruby Lang. Aún no daban con el paradero de la mujer, y temían por la niña. Su padre estaba mejor de salud, y eso significaba que tendría que enfrentar su juicio como cómplice del asesinato de Hannah. El hombre estaba encarcelado, no tuvo suficiente dinero para pagar la fianza que se fijó en casi diez millones de dólares, sobre todo cuando, al fin, Denver le ganó el resto de la fortuna de su madre. Emerson pidió ver a su padre. Lo encontró tras esa celda, solo separados por los barrotes. Él le miró y por un instante parecía demasiado feliz de verlo. —¡Sabía que vendrías, hijo! Por favor, ayúdame, consígueme un buen abogado. Emerson tenía ojos severos, no podía creer que ese hombre creyera que èl haría algo por ayudarlo. Era tan cínico, que Emerson deseó vomitarle en el rostro. Era su padre, pero ahora en su interior era nada para èl. —No te ayudaré, no soy tu hijo a partir de ahor
Anya y Emerson estaban por ir a dormir. Él estaba dándose una ducha, ella había dormido a Sienna, estaba por meterse en la cama, cuando escuchó una llamada en su teléfono. Era un número desconocido, pero la curiosidad pudo más, y respondió. —¿Hola? —Su madre fue asesinada por Ruby Lang. La voz sonaba tan severa y cruel, que la llamada fue abruptamente terminada. El corazón de Anya golpeó tan fuerte que la invadió un miedo y escalofríos. De pronto, le llegó un mensaje, era de ese mismo número desconocido, pero le habían enviado un archivo multimedia, era un video. Las manos de Anya temblaron, se sentó sobre el colchón, no quería abrirlo, pero lo hizo, porque lo que le dijeron había sido tan horrible como para dejarlo pasar. Lo que vio a continuación le dejó el corazón helado y la dejó sin aliento. Sus ojos se volvieron enormes, severos. «Vio el video, era su madre discutiendo con Ruby y con Bill Carrigan, la pelea era terrible, y su madre decía cosas crueles.» —¡¿Dónde está
Bradley acarició su rostro.—Te amo, siempre te amaré, entiéndelo de una vez, no puedo dejar de amarte, eres la dueña de mi corazón.Betty colgó sus manos a su cuello, besó sus labios con dulzura y amor.***Anya estaba dormida al lado de Emerson. Cuando èl abrió los ojos, la abrazó a su cuerpo. Le encantaba sentir su calor, observó la cuna de su pequeña, y por fin lograba dormir toda la noche.Se levantó y fue a cargarla, le dio su biberón, y la arrulló un poco mientras le cantaba una dulce canción.Anya abrió los ojos, observó a su esposo con su hija, lanzó un suspiro. Se había sentido en un sueño feliz, pero no era así. Ahora esa era su realidad, una maravillosa realidad.***Cuando Ruby se levantó, estaba muy ansiosa. Era el dìa en que debían encontrarse con Christine. Esa mujer iba a darles el video sobre lo que sucedió con Hannah, pero ella, a cambio, debía darle cinco millones de dólares, pero ese dinero no existía. Con su esposo en cama, no podía cobrar ni un solo centavo de
Pronto los guardias llamaron a una ambulancia. Denver corrió a socorrer a su hermano, vio cómo estaba, no se veía bien. La ambulancia llegó y lo llevaron de emergencia. Anya fue con èl en la ambulancia, Denver y Mandy fueron en el auto detrás. El mesero observó a Dennis, quien se fue rápido del lugar, entonces, el hombre tuvo temor. *** En el hospital. Anya estaba desesperada, caminaba de un lado a otro, llamaron a Bradley y a Betty. Ellos llegaron enseguida, mientras Holly y la niñera cuidaban a los bebés. Hank llegó enseguida, tenía una pinta desesperada. —¡¿Qué fue lo que pasó?! Denver negó. —No lo sabemos, de pronto vomitó sangre, y se desmayó. Anya abrazó a Hank, que era tan cercano como un padre para ellos. —Emerson es fuerte y saludable, va a estar bien —dijo Hank, la angustia crecía en su pecho, pero soportaba. Bradley y Betty llegaron, cuando los ojos de Betty se cruzaron con la mujer, no pudo evitar reconocerla. —¡¿Mandy?! La mujer le mirò con angustia. —¿Cóm
Anya sintió mucha rabia de sus palabras, sin pensar bien en lo que hacía, lanzó la copa de vino sobre el rostro del hombre. Los ojos de Dennis la miraron severos. —¡Anya! —¡Lárgate, cobarde! Anya dio la vuelta, no quiso verlo más. Emerson caminó rumbo al baño, se sentía extraño, su corazón latía mucho, tenía un calor inusual, y sentía un raro ardor en el estómago. —¡Emerson, espera! La voz de Ruby le dio fastidio, se detuvo y la mirò a los ojos. —Ruby, ¿Qué pasa? Ahora no tengo mucho tiempo. La mujer hizo un falso puchero —Es por tu esposa que ya no me quieres ayudar, ¿ella se ha puesto celosa? Los ojos de Emerson la miraron con un gesto severo. —Pero, ¿qué dices? ¿Por qué mi mujer estaría celosa? Anya no está celosa de nadie, porque no tiene motivos para estarlo, Ruby, ella me ama a mí, y yo la amo a ella. Mira, Ruby, te lo dije, te ayudaré, pero ahora no creo que necesites mi ayuda, no puedo prestarte tanto dinero, lo siento. —No. Espera, por favor —dijo la mujer tomando
Al día siguiente. —¿No asistirás a la fiesta de empresarios? Bradley negó. —Mira, prefiero no arriesgarme, además, prefiero quedarme con Betty y con los niños, quiero que estemos tranquilos. Emerson asintió. —Verás que pronto encontrarán a ese hombre. ¿Ya tienen los papeles de ADN? —Ya llegaron, queremos abrirlos más tarde. —¿Qué piensas? —exclamó Emerson al ver su rostro. Bradley lanzó un suspiro, liberando el aliento que había guardado en sus pulmones. —¿Qué puedo decir? No es algo que Betty y yo esperábamos, pero, si ese bebé es hijo de Betty, también será mi hijo, lo cuidaré y lo amaré como a nuestra Pearl. Emerson le dio una suave palmada. —Lo sé, eres un gran hombre, y te admiro. Bradley sonrió. —Bueno, tú lo estás haciendo bien, veo a Anya muy feliz. Emerson sonrió. —Tengo suerte, casi arruino mi vida. —Pero, no lo hiciste, así que ahora ve por tu premio de empresario del año, lo mereces. Emerson le sonrió, y vio la hora; debía ir a arreglarse. *** Denver esta
Una semana después. Bill Carrigan no pudo salir del hospital. El doctor juzgaba que su salud no era mejor fuera del hospital, era como si afuera alguien lo torturara o lo pusiera mal, y su presión arterial se disparaba. Así que era mejor tenerlo hospitalizado. Emerson estaba en su oficina, cuando le informaron que en la fiesta de empresarios iban a otorgarle un premio como el empresario del año del sector inmobiliario. Eso lo alegró. Apenas lo supo, llamó a Anya y se lo contó, ella lo felicitó. —Estoy orgullosa de ti, nadie lo merece como tú. Sus palabras le hicieron sentir tan feliz, tan amado. Colgó la llamada. Llamaron a la puerta de la oficina, y Denver entró. Saludó a Emerson. —Supe sobre tu premio, así que te felicito. —¿Estarás ahí? Denver lanzó un suspiro. —No lo sé. —Por favor, quiero que estés ahí. Hazlo por mì. Denver pensó, pero al final cedió. Después de todo, Emerson se estaba comportando como un gran hermano menor. —Está bien, lo haré. —Denver, hay algo
—¿Qué dices, amor? Pero ¿Quién querría matarte, mi vida? Yo voy a cuidarte, mi cielo —dijo Ruby, acariciando el rostro de Bill Los ojos del hombre se abrieron con horror, era como si temiera. La reacción no tardó en llamar la atención de Emerson. —¿Por qué papá actúa así? ¡Como si te temieran! Ruby negó, rio. —¿Cómo va a temerme, Emerson? Tu padre me adora, como yo a èl, mi amor, recupérate pronto, tu hijita y yo te necesitamos tanto Bill no pudo hablar, su presión arterial y latidos del corazón se dispararon que mandaron una señal de alerta. Los enfermeros llegaron rápido, les pidieron abandonar la habitación. Al salir, Ruby volvió a llorar. Emerson la miraba con duda. —¿Por qué mi padre dice que alguien quiere matarlo? ¿Por qué tiene tanto miedo? La mujer se puso nerviosa. —No lo sé, tal vez después del accidente cerebrovascular no quedó bien de su mente, ¡tengo miedo de perderlo, Emerson! La mujer volvió a abrazarlo, pero èl se alejó, observó a Anya detrás. Ruby Lane se