Parker Bennett.Luego de haber pasado la noche en la cabaña, con Peter, regresamos a la mansión. Maddie tenía muchas ganas de volver con nosotros, pero nuestra intuición nos dijo que era mejor que se quedara aquí, acompañado de la guardia y de sus abuelos. Bueno, nuestra intuición era correcta.Noah llamó hace un rato y nos dijo lo que había sucedido. Por un lado, me siento sumamente feliz de que Emma por fin haya podido transformarse en Mia. Pero por el otro lado, me siento decepcionado al no haber podido presenciarlo. Sé que en algún momento podré conocerla, pero eso no me quita la sensación de pesar que tengo, de que debí haber estado con ellas.“Era la noche de William, Parker. Nosotros ya la habíamos tenido, Peter también y era el turno de él. Además, seamos honestos. Ninguno de nosotros habría reaccionado de la forma que Emma y Mia necesitaban. Sentir su sufrimiento a través del vínculo fue un verdadero tormento desgarrador y eso que no la vimos.”“Lo sé Fenrir. Estaba ahí. La gu
Emma Spencer.¿Qué mierda nos está pasando? ¿Por qué me siento tan al borde de mis emociones? Siempre he sabido gestionarlos bien. Pero ahora, me siento abrumada por todo. Me siento llena de múltiples pensamientos que no puedo procesar. Suspiro pensando en eso.“Querida, ya llegamos. ¿Estás segura de que quieres entrar? Siempre te puedes quedar en el auto.”Frunzo el ceño mientras le digo, “no, Peter. Yo voy con ustedes.”Veo cómo suspira y, sin decir nada más, se baja del auto. Parker me abre la puerta y me ayuda a bajar. Toma de mi mano y caminamos hacia la entrada. Una extraña sensación de atracción me inunda. Es difícil de explicar. Siento como si algo me empujara a entrar. Es como si algo me estuviera llamando.Trago fuerte el nudo que se me ha formado en la garganta y antes de que tocáramos la puerta, esta se abre completamente. Una mujer cuyo cabello es blanco y largo. Cae en cascadas hasta su cintura. Sus ojos azules brillan y con una sonrisa tierna me dice, “Llevo años esper
Emma Spencer.Dejo escapar el aire que estaba conteniendo cuando veo que se llevan a Sheldon. Pongo mis manos en los pechos de mis parejas, esperando tranquilizar a sus lobos. Les digo por el enlace mental, “cálmense, chicos. No llegaremos a nada si se transforman. Necesito saber más sobre el aquelarre. ¡Por favor!”“Muñeca, no esperes a que nos quedemos sentados observando como corres peligro. Eso nunca pasará. Tu bienestar es nuestro principal objetivo, Emma.”“William tiene razón, nena. Tu vida la protegeremos a cualquier costo. Incluso si debemos dar la nuestra por ti.”“No hace falta que agregue algo más a lo dicho, corazón. Los tres estamos en la misma página. Esto no es negociable y lo sabes perfectamente bien.”Los miro a todos y puedo sentir el tremendo amor, la preocupación y la protección que quieren brindarme. Suspiro, y queriendo contener las lágrimas, les digo, “No lo digan ni en broma. Yo no puedo vivir sin ustedes.” Luego respiro profundo un par de veces, intentando ca
Emma Spencer.Luego de lo que sucedió en la casa de Sheldon, regresamos a la mansión. Con Elizabeth acordamos en que regresaría mañana, ya que debo entrenar mis poderes. Se están manifestando de una forma que no lo esperaba, en lo absoluto y si lo pienso detenidamente, me asusta.Temo a lo que podría suceder si no logro controlarlos. Creo que lo que más miedo me da, es hacerle daño a mi familia o no poder defenderlos cuando el tiempo de hacerlo venga. Mi gente necesita una líder fuerte y sé que lo soy. Pero también soy consciente de que necesito ayuda. Necesito que me enseñen y que me entrenen.Elizabeth me hizo prometer, una y otra vez, que no me quitaría el bendito anillo, ni siquiera para dormir. Según ella, el anillo se adecua a la magia de su dueño. Esto quiere decir, que, si su dueño practica la magia negra, entonces cosas obscuras sucederán. En realidad, no tengo deseos de comprobar si lo que Elizabeth dice es cierto o no, así que prefiero creerle.Mis parejas están de acuerdo
Emma Spencer.Después que se fue James, llegó a la mansión mi familia. Ninguno de los chicos me permitió levantarme, ya que mi actitud los tiene muy preocupados. Seguramente Parker les tiene que haber contado de mi actitud durante la tarde y también lo que le pedí que averiguara de James. Insisto, hay algo en él que no me da confianza.“Me siento igual, Emma. Hay algo en sus ojos, como si ocultara algo.”“¿Y sus manos? ¿Notaste sus manos?” Le pregunto a Mia.Ella parece pensar por unos minutos, hasta que me dice, “Estaban frías.”“Exactamente, Mia. Los hombres lobo o los Lycan, nunca tienen las manos frías, por su elevada temperatura corporal. ¿No te parece extraño?”Frunce el ceño y luego me dice, “¿Qué criaturas tienen las manos frías? Porque claramente ese hombre sí es un ser supernatural, pero ¿lobo? Lobo no es.”Luego de mi conversación con Mia, en donde surgieron más dudas que certezas, me fui a dormir. Con cada respiración, sentía que mis preguntas se alejaban cada vez más de m
Emma Spencer. “Y con eso concluye mi presentación sobre innovación educativa. Muchas gracias a todos por asistir.” Patrick Sheldon, el decano de la universidad dice, “Damas y caballeros, esta fue la presentación magistral de la Dra. Spencer, profesora interina de la universidad de Stanford” Puedo observar como el público se pone de pie aplaudiéndome. Algunos gritan, “¡Bien hecho!” y no puedo evitar sonreír. Me bajo del escenario y me encuentro cara a cara con el principal benefactor de la universidad: Peter Bennett. Es el multimillonario más codiciado del país. Observo al inmenso hombre que está de pie frente a mí. Extremadamente alto, una pared de puro músculo, pelo castaño un poco más largo arriba que en los costados, ojos de color almendra, labios carnosos, mandíbula fuerte y barba recién cortada. Viste un traje negro, hecho a la medida. Atractivo, varonil, el sueño de cualquier mujer, el cual hace que tus bragas se mojen, solo con mirarlo. Con una sonrisa perfecta dibujada
Emma Spencer. Luego de presenciar a ese patético mal nacido que, desgraciadamente, es aún mi marido, cogerse a su secretaria en mi casa, me subí al auto y apreté el acelerador. Sé que no puedo ir a casa de mi madre. Aún no. Necesito procesar todo lo que vi. Maddie no puede verme así. ¡Cielos! Maddie. ¿Cómo justificaré que su papi es un maldito? ¿Qué le diré cuando me pregunte que por qué no volvemos a casa? Puede que solo tenga cinco años y que Alberto no sea el mejor de los padres, pero no se le va ni una. A veces siento que hablar con ella es como hablar con un adulto, en pequeño. ¡Demonios! ¡Estoy conmocionada! y honestamente soy demasiado terca como para llorar. Furia fluye por mis venas, como lava espesa y ardiente. Mientras estoy discutiendo con mi yo interno sobre qué camino tomar, mi celular me arranca de mis pensamientos. Me detengo en la avenida y veo quien llama, y no es otro que ¡Alberto-idiota! Corto la llamada sin ganas de escuchar a ese gusano insignificante. Bloqu
Peter Bennett.Al escuchar su voz a través de los parlantes, hizo que me congelara en mi puesto, sin poder avanzar. Mi intención nunca fue asistir a la conferencia.Es más, había desistido de ir, no por el tema en sí, sino que era más relevante mi reunión con el decano Smith, por lo tanto, jamás había esperado estar en el auditorio. Apolo, mi lobo, se agitó dentro de mi cabeza, exigiendo verla.Necesitaba saber a quién pertenecía la melodiosa voz que hablaba, cuyo discurso estaba lleno sentencias ingeniosas y descubrimientos novedosos.Dejo hablando solo al decano y me dirijo en piloto automático hacia el auditorio. Me quedo en la puerta, observando a la pequeña figura detrás del podio.Mi lobo salta en mi cabeza, absolutamente enloquecido gritando, “¡Mate, mate, mate,, mía, mía, mía!” dándome una gran jaqueca.Nunca me casé, porque siempre creí que encontraría al amor de mi vida, algún día. No creí que, a mis treinta y seis años, la encontraría.Aunque si me hace peguntarme, ¿Por qué