Mafia, mundo en el que solo sobreviven los fuertes, lugar del cual solo sales siendo el líder más temido o muerto. Si sales vivo, siendo un traidor y un débil ante los ojos de los demás te buscarán hasta encontrarte y cuando lo hagan te darán la opción más rápida, la muerte.
Adom Gamal, un hombre que por la situación tan decadente en la que estaba decidió tomar el camino que lo llevaría a la muerte. Él sabía los riesgos de aquel mundo, sabía que debía hacer cosas que jamás se perdonaría, pero por su esposa y su hija él lo haría todo.
—Es hora de irnos— dijo mirando al hombre que le tendía la mano —gracias por ayudarme colega, muchas gracias— el hombre frente a él le dio un abrazo después de estrechar su mano.
—No es nada Adom… cuida de tu familia hermano— le dedicó una gran sonrisa la cual fue correspondida. Su amigo está a punto de traicionar al rey de la mafia y él lo está ayudando.
—Gracias por esto Abasi, nos veremos pronto— dio por hecho eso último. Sin tiempo que perder subió a su camioneta para ir con su familia, escapará a Italia y alejará a su familia del peligro, vivirá tranquilo sin temor a que puedan hacerle daño a su familia.
—Nefertari cariño, debes empacar, tu padre viene por nosotras— la joven de ojos negros, cabellera negra y piel dorada sonrió al escuchar la dulce voz de su madre —¿Quieres que te ayude mi vida?— la dulce niña negó dando una negativa.
—Yo lo haré madre, no te preocupes… mira, puedo hacerlo por mi cuenta— la cría miró a su madre a la vez que guardaba su ropa en la maleta rojo chillón. Nefertari de 15 años es tratada como una reina, como una inofensiva reina y eso muchas veces la abruma.
—Estoy aquí— ambas mujeres sonrieron al escuchar la voz de aquel hombre que solo tiene ojos para ellas —debemos irnos, ahora— Nefertari miró confundida a su padre por su notoria desesperación.
—Estoy terminando, padre— dijo con inocencia y utilizando ese tono dulce tan característico en ella.
—No hay tiempo hija, debemos irnos ahora. Una vez lleguemos a Italia podrás comprar todo lo que necesites— la mujer al escuchar a su marido se dio cuenta de que algo pasa y sin refutar se dirigió a su habitación a buscar las maletas que están ya preparadas.
—¿Pasa algo papá? ¿Por qué tienes tanta prisas?— preguntó la niña al ver como su padre acelera la camioneta cada segundo un poco más —¿Estamos escapando de algo?— la mujer al escuchar las preguntas de su hija sonrió.
—No pasa nada amor, tu padre está apresurado porque podemos perder la hora del vuelo— la abrazó y besó su cabeza. Eso fue suficiente para que la niña dejara de preguntar y se tranquilizara.
Una vez en el aeropuerto abordaron inmediatamente y casi al instante el jet despegó trayendo una ola de alivio para el ansioso y nerviosos hombre que se ha robado más de cien millones de dólares para sacar a su esposa e hija de la situación que están.
—Ven aquí hija— el hombre abrió los brazos, finalmente ha huido y eso es de celebrar —te amo, te amo con todo mi corazón— inició a besar su cabeza, frente y su rostro en totalidad. Nefertari reía por la demostración de amor de su padre, para ella él es el mejor padre del mundo.
—¿Entonces me darán un hermano ahora que nos vamos a Italia?— su padre la miró riendo y después miró a su esposa quien descubriéndose un poco mostró a su hija un vientre abultado de unos cuatro meses.
—Ya está en camino cariño— Nefertari al ver el vientre de su madre y escuchar lo que dijo inició a chillar de la emoción y con euforia se abalanzó contra su madre para abrazarla y acariciar su vientre.
—¡Seré hermana!— gritó feliz —finalmente me darán un hermoso hermanito— la familia desbordando su felicidad iniciaron a hacer planes y por la insistencia de Nefertari a buscar posibles nombres.
Egipto 2 días después
Se escuchan gritos desgarradores e incesantes, Abasi había sido capturado por el mafioso más temido de la actualidad, no logró escapar como lo hizo su amigo, ahora ahí está, presenciando como abusan de su esposa y de su hijo, mira como poco a poco se les va la vida.
—Por favor… por favor ya no más— rogó el hombre al ver como dos hombres abusan de su esposa casi muerta —ya déjalos en paz, te lo suplico…— aquel desagradable hombre que se ha vuelto el más respetado y el más temido por sus actos frívolos que denotaban el irrespeto ante la vida humana o cualquier creencia.
—Muy bien Abasi, sabes lo que debes hacer— sonrió aquel hombre tan perverso y enfermo en cierto punto. Si algo tiene ese hombre es que hace las cosas de manera tan terrible e irónica que dan escalofríos.
—Yo… yo… aaahhh— gritó al sentir como un dolor profundo cruzó su mano derecha. Al verla pudo apreciar como aquel hombre tiene su dedo medio en la mano mientras ríe y camina hacia la mujer que está siendo disfrutada por los hombres.
—Ábranla de piernas— ordenó, ambos hombres se detuvieron y alejaron de la mujer para poder cumplir la orden que su jefe les ha dado. Ambos hombres tomaron una pierna y abrieron a la mujer —mira lo que haré— posando una rodilla en el piso guio el dedo hasta el sexo de la mujer y lo deslizo en repetidas ocasiones por su hendidura manchándola de sangre —¿Lo sientes?— lo miró con ojos maliciosos y una perturbadora sonrisa en sus labios —oh, verdad que no sientes, te lo he arrancado— río a carcajadas provocando una oleada de rabia en su víctima.
—¡Suéltala hijo de perra!— disfrutó aquel grito que casi se sintió excitado, sin dejar de mirarlo sacó su arma y poniéndola en el sexo de la mujer disparó en tres ocasiones, sin dejar de ver al hombre que le había gritado y el que se negaba a decirle la dirección del hijo de puta que le había robado y se había escapado como un traidor y débil cobarde —¡NOOOO!— gritó al ver lo que aquel imbécil le ha hecho a su esposa, ¿Quién hace algo así? ¿Cómo pudo dispararle de esa manera y en ese lugar? Se preguntó en medio de las lágrimas —¡No!— volvió a gritar al ver al hombre levantarse y caminar hacia su hijo quien está desmayado por la tortura que le habían hecho.
—¿Me dirás dónde está el maldito de tu amigo?— preguntó de manera tranquila.
—Sí… sí te lo diré pero aléjate de mí muchacho. Aléjate de mi hijo por favor— pidió en derrota, no está dispuesto a que su hijo muera de esa manera tan terrible —tomó un vuelo hace dos días, pero no sé a dónde se dirigía… no, no por favor— suplicó cuando escucho cargar un arma —realmente no lo sé— al escuchar un disparo miró a su hijo por el único ojo que podía ver, ahí está su hijo con un disparo en la cabeza. El llanto del hombre fue placentero para su agresor, él disfruta tener el poder y poder hacer sufrir.
—Muchas gracias Abasi— sonrió y sin temblar alzó el arma y arremetió contra su víctima descargándole todo el cargador —investiguen dónde está ese hijo de puta y mátenlo junto a su familia— sonrió —soy complaciente— al ver los tres cadáveres agrandó su sonrisa y como si nada hubiera hecho salió del lugar.
Roma Italia, una semana después.
—Vamos papá… rápido, rápido…— Nefertari apresuró a su padre, es día familiar y están conociendo ese fantástico lugar que desde ahora es su hogar —todo es muy bonito en Italia, Roma me gusta mucho— subió al auto y esperó a que sus padres subieran para poner música y cantar.
Adom miró por el retrovisor a su hija y sonrió al escucharla cantar. Su niña es un ser lleno de luz y amor, no entiende como puede ser tan buena con los demás, es excepcional en todas las maneras.
—Cantas hermoso cariño— sonrió la mujer, su hija es su alegría —vamos, canta— la acompañó con su desafinada voz, Adom reía feliz disfrutando el momento que no se percató de la camioneta todo terreno que se aproxima a toda velocidad, no fue hasta sentir el impacto que reaccionó, pero es muy tarde, el auto ya está dando tantas vueltas que solo se puede sentir el impacto cada vez que choca con el pavimento.
—Oh Dios— susurro la mujer lastimada y bañada en sangre, con gran esfuerzo giró su cabeza y al ver a su hija ensangrentada he inmóvil inició a llorar con desesperación —amor… despierta hija…
—La familia nunca olvida— una voz desconocida llamó su atención y poco después solo pudo apreciar cómo le disparan a su esposo, ella quiso suplicar pero no fue escuchada, arremetieron contra ella también.
—Debería dispararle a la niña tambien— dijo uno de los hombres.
—Ella está muerta, tiene la edad de mi hijo. No sobrevivirá a esto— el hombre no protestó ni le llevó la contraria a su jefe, no quiere morir por ser un antipático.
—¿Mami? ¿Papi?— susurró la niña intentando abrir los ojos que la luz brillante no le permite —¿Dónde estoy? me duele…— fueron las últimas palabras de la niña antes de desmayarse.
Roma, Italia. 15 años después. Como todas las mañana del último año, Nefertari se levantó al escuchar aquel balbuceo que le hincha el corazón de orgullo y se lo derrete a la vez. Una enorme sonrisa se le dibujó en el rostro al ver aquellos ojos grises tan pálidos que se podía pasar por trasparentes. La bebé al ver a su madre sonrió de manera angelical y alegre, eso son ellas dos unidas: libres, felices, ocurrentes y muy activas. —Ma… má… ma… má…— tendió sus manitos para que la tomara en brazos, su demanda fue cumplida inmediatamente. —Hola cielito hermoso…— Nefertari le dio un beso en su pelo rubio como el sol. La nena es de piel pálida como la leche —¿Lista?— la bebé apoyó su cabecita en el hombro de su madre y poco después la abrazó por el cuello. Nef sonrió ante el gesto amoroso de su hija y se dirigió a la cocina, no va a hacer un día fácil, odia los jueves de cada semana, los odia con todo su corazón y es horrible, ella nunca odi
Después de hablar con Alfred, el hombre que es el jefe del hospital obtuvo ayuda de caridad de todos los doctores y enfermeras involucrados en el caso de la niña así como la misma clínica le donó todo los insumos para lo que la niña necesitara. Nefertari no sabía cómo agradecer tanta ayuda de esas personas que se han convertido en su familia. —No sé cómo agradecerles, realmente están haciendo tanto por mi hija— Isabella sonrió con cariño, esa joven frente a ella junto a su hija le roban el corazón a cualquier persona. —Es un placer para nosotros ayudarte, lo sabes. —Mira, ahí está mamá— Nefertari sonrió al ver a su niña con un peluche de Minnie Mouse, es su favorita, adora a esa ratoncita. —Hola mi amor— la tomó en brazos y se la comió a besos. —Aquí están los resultados doctora— enfermera y doctora cruzaron una mirada que Nef no logró ver por estar mimando a su hija —nos vemos después rayito de luz— se despidió, la niña no correspondió, está
La arrogancia de Nefertari superó a Andrew, es una mujer procaz y debe aprender que no puede ir por la vida así, por lo menos no con él. —Escúchame bien bruja insolente— ordenó con su mirada fija en la de ella —si sales de aquí, si me echas fuera de este lugar nos van a matar a ambos— presionó más su nuca y adelantó más su cabeza provocando una peligrosa cercanía de ambos rostros. Nefertari pudo sentir aquel aliento mentolado acariciar su rostro y aquella colonia exquisita profundizar por sus fosas nasales —ahora, no me toques los cojones y hazme el favor de decirme dónde puedo esconderme— Nefertari percibió honestidad en su voz y pudo ver la verdad de sus palabras en sus ojos, pero aun así ese hombre ha sido un tonto grosero con ella. Sin apartar su mirada de él y pasando saliva con dificultad por la cercanía de aquel imponente hombre que por algún motivo le pone el vello de punta, llevó su mano derecha a los bajos de Andrew y en
Andrew está acalambrándose en ese lugar oscuro y casi asfixiándose con el montón de ropa sobre él, esa maldita mujer lo ha dejado ahí y seguramente ha llamado a la policía. Está furioso, no solo ha sido insolente con él, sino que también se atrevió a doblegarlo aferrándose a sus pelotas y posiblemente se ha deshecho de los hombres y llamado a la policía. Sin duda una vez saliera de ahí le dará una maldita lección que no olvidará en toda su maldita vida. Nefertari aparcó el coche dejándolo mal estacionado. Salió corriendo y abrió las puertas del estudio y corriendo sin detenerse fue hasta los vestidores y después buscó la llave para abrir el baúl. Una vez lo logró con manos temblorosas inició a sacar la ropa. —Mierda— maldijo Andrew al ver que volvió. —Lo siento… lo siento… estoy aquí— retrocedió cuando vio que aquel imponente
Los días pasan y Nefertari trata de olvidar a aquel hombre, pero... ¿Cómo hacerlo con el momento traumático que vivió por su culpa? ¿Cómo olvidarlo cuando él la besó de una manera que nunca antes la habían besado? ¿Cómo es posible no olvidar a un hombre por sus caricias? Todas esas preguntas ella se las hacía y aun así fingía no recordarlo, ella misma se daba asco por ser una hipócrita, pero debía seguir, olvidar y centrarse en su hija quien estaba estable pero no se sabía si era sus últimas fuerzas o que realmente la nena era fuerte. Por otro lado Andrew Ferrugia estaba planeando su siguiente paso, ella pronto debía estar junto a él pagando lo que debía pagar, era su legado, él tenía que terminar con esa venganza y para demostrar que era mejor tenía una fantástica manera de hacerla sufrir y lo haría. Umbría Italia
Al llegar bajó del taxi sin pagar y corrió al interior del teatro riendo por los pitillos que daba el hombre, se lo merecía por tonto. Tras registrarse fue a los camerinos para cambiarse de ropa, ella y su compañero harían una versión más moderna del lago de los cisnes y en su solo haría una interpretación más común como el “Tchaikovsky la bella durmiente”.—Por Dios Nef, estamos atrasados, salimos al siguiente— Nefertari inició a desnudarse frente a su amigo, era gay así que no le importaba, estaba apresurada y no llegaría tarde a su presentación —te ayudaré con el peinado— se ofreció él al ver que terminaba de vestirse.—¿Son muy buenos? ¿Qué tal los jueces?— preguntó algo nerviosa.—Tranquila, somos mejores que ellos y estoy seguro que seremos uno de los elegidos. Nos ganaremos a lo
La respiración de Nef se detuvo al ver el arma apuntándole, instintivamente abrazó más fuerte a su hija, no podía creer que le estuviera pasando eso nuevamente. Miró la cara del hombre y no lo reconocía, ¿Por qué ese hombre le estaba apuntando? ¿Tenía que ver con los hombres de hace una semana? ¿O solo era un robo? Se preguntó inquisidora.—Baja el arma— vio que alguien se subió al puesto del copiloto y apuntó al conductor quien apuntaba contra ella. A Nefertari casi se le detenía el corazón, el llanto de su hija y ver como la apuntaban a ella y a su hija fue demasiado para ella —vas a conducir y después te irás con mis hombres— Nef estaba embargada por los nervios y el miedo a morir junto a su hija pero esa voz ella la reconoció, era el japonés a quien salv&oacut
—¿Me llamó jefe?— una mujer joven se presentó interrumpiendo a los hombre, esta tampoco disimuló el asombro por ver a la bebé en brazos de su jefe.—Hazte cargo de ella. No la dejarás sola ni un minuto, está enferma y el mínimo llanto puede hacerle daño. Le das lo que quiera y cuando llame a su madre tendrás que calmarla hasta que la olvide. No pasarás a esta parte de la casa— le miro directo a los ojos —si le pasa algo a la niña o la madre la encuentra, ese será tu ultimo día en la tierra con vida— le dio a la nena —mañana mismo quiero ver una habitación con todo lo que ella necesite— miró la bolsita —que sea de ese ratón que lleva en su bolsita y también quiero que revises el aparato que está ahí dentro y compres tantas baterí