Capítulo 34. Pamela está molesta

Llego al hotel, corro a mi habitación y allí la veo, está dormida, parece una princesa, con esa carita de ángel.

Con mucho cuidado para no despertarla, me quito la ropa y me deslizo en la cama, ella inconscientemente se voltea hacia mí, pasa su brazo por encima de mi pecho y se pega a mí cuerpo.

Me quedo mirando ese rostro que me enamoró desde el primer momento que la vi, esos labios tan delineados, esa nariz tan perfecta, no resisto la tentación y le doy un ligero beso en los labios.

Pamela medio entreabre los ojos.

—¿viniste?

—Sí amor, te prometí que venía esta noche.

—¿Qué hora es?

—Ya es más de la medianoche.

—¿Por qué tardaste tanto?

—El auto se descompuso, Samet tuvo que llamar a un mecánico, pero eso no importa, lo que en realidad nos importa es que estoy aquí contigo. ¿Cenaste?

—Un poco.

—Ese un poco, significa que no lo hiciste, ¿no salieron a cenar?

—Sí, Emir y Katy cenaron en el restaurante del hotel.

—A
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