Debora se desvistió, se veía tierna.—Ven—ordenó Jarli con una voz ronca.Debora se acercó hasta él, y se subió encima de su regazo. Podía sentir lo duro que estaba el miembro de su esposo. Y una chispa de calentura la invadió por completo. Quería cabalgar en ese indomable caballo.—Soy toda tuya—dijo Debora con una sonrisa pícara.—Chupame el bicho—pidió Jarli con una mirada necia.Debora se agachó y sacó el pene de su esposo. —Esta grande—dijo con los ojos cristalizados.—Chupalo, rápido—exige mientras lleva su mano hasta la cabeza de Debora y la acerca hasta su pen3 obligándola a chupar se golpe.Era la primera vez que Debora hacía este tipo de cosas, pero para ser primeriza, no lo hacía nada mal. Tomó ambas de sus manos y comenzó a darle un masaje de arriba hacia abajo al pen3.—Oh por Dios—ruge con los dientes apretados. El placer era intenso.Debora llevó el miembro a su boca y lo lamió y chupó como si fuera un caramelo.Cada succión hacía que los ojos de Jarli se cerrarán por
Jarli, ya todo está listo, solo falta llevar a tu hermano al auto-aviso. Debora le ofreció una sonrisa tímida.-Ayudaré a los escoltas a subir a mi hermano al auto -respondió Jarli, situando su mano sobre su herida, la cual era superficial.-No, los muchachos se encargaran. Solo quédate dentro del auto.Jarli obedeció a su esposa y así fue. Javier fue llevado al auto con todo el cuidado del mundo.Tayyar no se despidió de la pareja, solo permaneció dentro de su oficina.-Debora, mañana iremos a visitarlos -dijo su madre con una sonrisa.-Te esperamos.Ambas se despidieron con un abrazo ligero. Debora subió al auto junto a su esposo. En la parte trasera iba Javier, aún dormido. La razón de su convulsión fue más por el cambio de clima, lo que le produjo un fuerte resfriado, pero no era motivo de preocupación.Jarli se sentía feliz. Por fin se había acabado la molestia de su suegro, ya no había quien le dijera nada. Solo una noche bastó para quedar libre de ese malvado hombre.-Debora, a
Debora cerró sus ojos, dejándose llevar hasta la habitación, estando allí, sintió como las manos de su esposo rasgaban su vestido.-Te lo pedí de buenas maneras, ahora tendrás que atenerte a las consecuencias-susurra Jarli, su tono era absurdo. se creía el alfa, el mandón. sabía que Debora estaba a sus pies.Jarli tomó las manos de Debora y las unió, luego las llevó encima de su cabeza. En esta posición Debora se veía indefensa y tierna.Eso lo único que provocó fue despertar el león que tenía Jarli en su interior. Tenía ganas de hacerle el amor a Debora hasta dejarla completamente desmayada. -Jarli, tus heridas aún no sanan, podemos hacerlo otro día.Debora intentó hacerlo cambiar de parecer, pero él estaba decidido, lejos de la vista de su suegra podía ser quien era en verdad, y también podía poner a Debora en todas las posiciones que le diera la gana.-Te dije que te callaras, tú aún me debes mucho.Debora sabía exactamente a qué se refería su esposo, la muerte de Amanda no sería
El sol se filtraba por la ventana y Débora aún yacía en su cama, descansando del ajetreo de la noche. Despertó de un brinco al escuchar la voz de Javier, quien pedía ayuda desde el otro cuarto. A duras penas levantó su cuerpo cansado, se puso las pantuflas y, arrastrando los pies con gran esfuerzo, se desplazó hasta la habitación de Javier. Al abrir la puerta, se encontró con él, que intentaba alcanzar un vaso con agua. Débora inmediatamente se acercó, tomó el vaso y se lo entregó con una sonrisa sutil en los labios. Este gesto tan hermoso hizo que Javier se ruborizara de vergüenza.—¿Cómo te sientes hoy, Javier? —preguntó Débora, ayudándole a beber el agua.—Mi hermano salió esta mañana, iba vestido formal —Javier no se inmutó en responder cómo se sentía, solo le avisó que su hermano había salido.De inmediato, Débora sonrió con ironía, aunque por dentro se moría de nervios. Era el primer día de su esposo en la oficina de su padre.—Así es Javier, hoy empieza a trabajar—confirmó ella
Eran las ocho de la noche y Débora apenas salía de su trabajo, como de costumbre solía salir a las seis pero debido a las alzas que ha generado la empresa, su tiempo de labor se extendió.La vida de aquella mujer era muy infeliz. Excepto a las doce de la madrugada; Era la hora perfecta para saciar sus necesidades, en este caso; Espiar a su vecino de enfrente.Debora se sentía muy atraída por aquel hombre, tanto que imaginaba besando sus labios y aún más que eso, la pobre se masturbaba mientras se hacía fantasías en su pequeño mundo amatorio, en dónde era azotada y embestida por su vecino a quien ella le apodo; señor arrogancia.Debora era una mujer poco social y con un look no tan llamativo, tenía muchos pretendientes los cuales rechazaba constantemente, por qué no perdía la esperanza de que se volviera a repetir la noche en qué su vecino de enfrente la hiciera suya por segunda vez. –No sabes cuánto me encantas, hombre indomable–Chillo sin espabilar. Emocionada por lo que acostumbraba
-¿Será que le ocurrió algo?, o quizás esté enfermo?-Se preguntaba así misma. Y claro el único amigo que tenía en ese momento aparte de su vibrador era su gata Mili.La abrazó y le preguntó.-¿Mili respóndeme, él está bien?-Ella rió, parecía una loca hablándole a un gato-Iré a llevarle unos panecillos, creo que está enfermo, él no suele dejar las ventanas cerradas.Cómo lo había expuesto, preparó sus panecillos, ya horneados los acomodo en una bandeja y los dejó en la mesa, para luego ir al espejo y mirarse.-Creo que estoy bien-Sonríe tímidamente.Aún llevaba su uniforme de la empresa en la que trabaja, la verdad no le importó. Tomó los panecillos y bajó por el ascensor, sus nervios estaban muy alterados, era la segunda vez que iba a tener un contacto con él. Cruzó la calle y luego le explicó al vigilante del apartamento que iba a dar una entrega.-Buenas noches señor, entregaré este pedido al joven que tiene el cabello rubio, para más detalles, el que se mudo hace pocos meses-Dijo c
Estaba desesperada buscando, realmente habían pasado algunos minutos cuando encontró unos lentes tirados a un lado del edificio. Se imaginó que eso le pertenecía.Para cuando quiso mirar hacia atrás el hombre ya no estaba, soltó un suspiro y analizó las gafas.-A lo mejor esto no era lo que estaba buscando-Se dirigió hasta su apartamento con las gafas.En cuanto llegó a su habitación, olfateo las gafas, olían a perfume, se asomó a la ventana para poder mirar al hombre, pero desafortunadamente estaba cerrada.Mordió su labio inferior, al saber que por lo menos tenía algo que la acercaban a él. Eso le causaba mucha excitación, por lo tanto no aguanto las ganas y busco su vibrador, lo puso en un nivel bajo, y luego quitó su toalla y comenzó a masturbarse.Tenía las gafas puestas en su nariz, y con sus ojos cerrados se imaginaba que quien la estaba complaciendo realmente era su vecino. Más no su vibrador.Los fluidos de Debora mojaron su sofá, a ella le encantaba meter sus dedos en su pri
Aquel chico es de aspecto agradable, tiene ojos de color marrón, y un cuerpo en forma, aparte, padece de síndrome de Tourette.-Me encanto tu diapositiva, además hoy estás hermosa-Dijo Camilo acercándose a Debora.Debora solo le sonrió y siguió su camino, realmente él estaba fuera de su gusto, no por su síndrome sino más bien por su intensidad.-No entiendo porque no le prestas atención, es un bombón-Dijo Angela refiriéndose a Camilo.-Te dije que no me gusta, además él es muy pasivo, a mi me encanta que sean dominantes.-Lo dices porque eres rechazada constantemente por el idiota de tu vecino.-Te pasas… dijo Debora sin ánimos.Luego de contemplar todos los diseños, las amigas inseparables se disponen a bailar un rato, claro está, Angela era una dura en eso del jazz, mientras que Debora a duras penas podía mover sus pies, ella tenía otra clase de talentos.-Amiga no quiero, si mi padre se entera que ando de bebedora es muy capaz de venir hasta aquí y darme un jalón de cabello-Exclamó