El perfume de Paty

POR DELFINA

Cuando volvimos, Camila nos recibió feliz, aunque lloró angustiada porque nos había extrañado.

Hablábamos dos veces por día con ella, pero a nuestra luna de miel no la podíamos llevar.

Le trajimos varios regalos, la angustia se le pasó cuando por la noche le permitimos dormir en el medio de nuestra cama, Gastón le aclaró mil veces que era solo por ese día.

Nuestra vida siguió, feliz, como una familia, Camila era nuestra hija, sí, yo la consideraba mía.

Iniciamos los trámites para que yo la pueda adoptar legalmente, fue sencillo el trámite porque yo era la esposa del padre.

Gastón tenía la patria potestad, la madre de Camila había renunciado a su maternidad.

Eso no lo entiendo ¿Cómo alguien puede abandonar a una criatura?

Lo hizo por ambición, lo pienso y se me pone la piel de gallina.

Espero que no vuelva nunca más.

Camila es mi hija y Gastón es mi esposo.

Mi panza crecía mes a mes y yo recibía mimos de todas las personas que me rodeaban.

Decoré el salón con algunas fotos
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