William. Pasan los días y no dejo de pensar en Sofía además que he estado esperando que me mande por lo menos una carta dándome las gracias por los vestidos que le he regalado ya que no me salieron nada baratos sin contar que mi hermano vino a pedir una explicación de por qué había gastado tanto dinero en vestidos tuve que inventarle que Sofía no tenía dinero para tener vestidos de acorde al sitio donde trabaja además lo convencí también diciéndole que un simple uniforme de enfermera no iba con una persona que tendría que estar cerca de Rosa durante todo tiempo lo bueno que es fácil de convencer de ciertas cosas además ambos sabemos que si por algún motivo dejo de ayudarlo o dejo de trabajar para él ya sea por salud, por mujeres, política o siempre sencillamente no me da la gana el reino poco a poco se irá hacia abajo, no es estúpido sabe que ambos necesitamos yo para rodearme de lujos y el para mantener la corona en su cabeza pero al no tener la mente tan libre me cuesta enfocarme
William. Me sorprendió mucho ver la reacción del doctor Alex sabía que tenía su carácter y se molestaría pero no al punto de agredir a una mujer no lo creí caer tan bajo además tampoco me creí capaz de golpear a otro hombre para defender a una dama ya había defendido antes a una dama pero con palabras jamás llegué a la golpes pero al ver cómo la iba a golpear mi cuerpo se movió por sí solo y debo admitir que me duele la mano pero al ver el estado de Sofía mi dolor pasa a segundo plano, su agarre en mi brazo tiembla y a pesar de que su rostro se ve calmado sus ojos se miran llenos de miedo, al salir de la habitación veo que ya tenemos público y sé muy bien que esto se sabrá para mañana en todas las partes del palacio, me percato de que tiene la vista perdida supongo que ha de esta todavía impresionada por lo que acaba de pasar. -con su permiso señorita Lamber llevaré a la señorita Roos a una de las salas para que calme sus nervios. -adelante duque, pediré que le lleven un poco de t
Sofía. Cuando William me toca la muñeca siento como un escalofrío recorre mi cuerpo y una sensación extraña se instala en mi estómago, como si tuviera náuseas o algo me hubiera caído mal pero no le tomo importancia cuando al retirarse William desaparece, descartó totalmente qué sienta algo por él ya que lo considero un total imbécil uno muy guapo y astuto pero sigue siendo un imbécil que se cree demasiado para todos los que lo rodean. -Sofía ¿ segura que te encuentras bien ? La voz de Rosa me saca de mis pensamientos y presto a tensión a mi alrededor, Rosa me mira con preocupación y le doy una sonrisa amable. -si, todo esta en orden y le pido que me disculpe por lo que paso ya que a pesar de lo que dijo el duque fue mi culpa, el médico Alex no me dejo a cargo pero no podía dejar que su salud de callera más, temí por si vida. -pero si no me conoces. -eso no importa usted era una persona enferma y mi deber era curarla. -se lo agradezco mucho y no importa lo que hiciste gra
Sofía. Durante el té no puedo dejar de pensar en la carta, de seguro la emperatriz escucho lo que paso con el medico Alex o tal ves ya se entero que no soy un medico verdadero, mi estado de distracion no pasa desapercibido para Rosa que me mira fijamente. -señorita Sofía ¿ le pasa algo ? -no señorita ¿ por que lo dice ? -has sostenido esa taza de té por varios minutos sin tomarla. Me percató que es verdad y dejo la taza sobre la mesa para dar un ligero suspiro. -recibí una carta de la emperatriz esta mañana para tomar el té en unos días. Me percató de que mis palabras no son del agrado de Rosa ya que por unos segundos miro un poco de disgustos en su rostro pero que rápidamente lo oculta bajo un rostro de tranquilidad y paz. -veo que has llamando la atención de alguien importante y debo de pedirte que no me abandones, se que no tengo el derecho de pedirte que no busques una mejor paga y estatus en el palacio pero desearía que te quedes conmigo. Comprendo el miedo de R
William.Cada vez que me encuentro con esta mujer algo malo ha de pasar, sus palabras me molestan pero no al punto de hacerme enojar sino que la siento común retó a mi autoridad jamás me había encontrado a una mujer que se atreviera a hablarme con esa franqueza y despreciara mis atenciones de manera tan abierta y directa, le importó en lo más mínimo que haya despejado mi mañana para poder acompañar al vivero personal de la emperatriz y en vestirme de forma formal para acompañarla siento que es una simple plebeya, se moriría con decime gracias o me encantada de ser acompañada por mi, debi de haberme ido cuando me rechazo pero algo de ella llama mi atención, por fin llegamos al palacio de la emperatriz y la guió hasta el vivero personal y privado de ella, en la puerta está una dama de compañía que hace una reverencia.-es un gusto verlo duque Bricis y supongo que usted es la señorita Roos.Sofía ase una reverencia a la perfección presentándose con la dama, veo que a practicado como hace
Sofía.Mi padre y mi abuelos son uno de los mejores médicos que conozco son muy diligente y responsables con sus pacientes, mi abuelo siempre usa remedios naturales y de la vieja escuela para aliviar dolores conocimientos qué me trasmitió al igual que sus libros antes de que falleciera, mi padre por otro lado es un experto en venenos y como tratarlos a él no le gusta que me esta en sus asuntos pero con el tiempo pude aprender muchas cosas, mi hermano Eduardo siguió la profesión de la familia pero no tiene tanto talento pero aun así fue mandado a la escuela de medicina y se graduó ase dos años y ayuda a mi padre con sus pacientes, mi hermana menor Ana dicen que fue una bendición ya que se parece a mi abuela que falleció ase mucho tiempo su cabello es rubio como el trigo y sus ojos son azules, dicen que es una belleza singular y que cuado cumpla la edad para casarse abra varios prospectos, no tiene talento para la medicina pero sé que es astuta como un zorra, por su belleza destaca en l
William. Ser el hijo de él monarca de esta nación es un gran privilegio se te abren las puertas y puedes hacer prácticamente lo que desees pero esa libertad y ese poder viene con una gran responsabilidad debes de mantener a una nación, ser lo suficientemente inteligente, astuto y educado cómo para mantener buenos tratos con los demás imperios para si conservar la corona en tu cabeza es un beneficio que al ser el segundo hijo yo no me tengo que preocupar me tanto todos esos deberes los tiene que llevar mi hermano Luis yo solo soy un secretario que disfruto de los privilegios de ser el segundo hijo, hoy mi hermano me ha designado tener la dicha de elegir a un nuevo médico ya que el último ha decidido dejar de vivir, una forma muy elegante que mi hermano utiliza para decir que le dio a elegir guillotina o ingerir veneno por ser incapaz, tan idiota como para impedir un envenenamiento leve de sus concubinas, si a mí me lo preguntan una mujer es más que suficiente tener más de una solo imp
Sofía. Mantengo una sonrisa dulce en mi rostro asta que me quedo sola en la habitación, pero como se me ocurrió seguir esta mentira asta este punto si el emperador se entera de mi engaño mi cabeza rodará por engañar a la realeza, por que diablos hice esto, no soy estúpida se muy bien que no me convencieron la palabras lindas de ese hombre guapo fue mi maldito orgullo el que me hizo quedarme para demostrarle a mi padre que puedo ser alguien en esta sociedad, me doy la vuelta y camino asía la ventana mientras me masajeo las sienes para intentar calmar mi ansiedad, piensa Sofía en una manera de salir de esta con la cabeza sobre tu cuello, doy un largo suspiro y veo por las ventanas percatandome que fuera de esta hay un hermoso jardín con flores bellamente cuidadas incluso hay una en la ventana por fuera, me tomo la libertad de abrir la ventana para poder admirarla mejor, son rosas enanas de un bello color rojo, se nota que alguien les a puesto su atención debida, acerco mi mano para po