Daphne Marini es una joven dulce, inocente y soñadora, amante de su familia y llena de sueños que quiere alcanzar por sus propios medios. Todo su mundo es una burbuja al ser la princesita de su padre, pero todo eso cambia cuando se fija en un hombre mucho mayor y que en su mente idealiza como su príncipe azul. Magnus Katsaros es un hombre frío, calculador y dominante. Es un protector acérrimo de su familia y para él, nadie puede tocarles ni un pelo. Por eso, cuando su nieto muere por culpa de su novia, todo en él da un vuelco inesperado y se decide a vengar su muerte de la peor manera, que es sometiendo a la culpable a su voluntad, dejándola a merced de las peores humillaciones. Pero todo tiene un límite y él lo probará de la peor manera, cuando el destino le dé en la cara y sepa que a veces las cosas no suelen ser como las muestran. NOTA DEL AUTOR: Adaptación autorizada de Venganza Inmerecida. Obra registrada ante las Autoridades Federales en materia de Derechos de Autor de Chile, México y USA, así como en Safe Creative bajo el número2404017542467. Queda estrictamente prohibida la reproducción, adaptación, copia o distribución por cualesquiera medios ya sean físicos o electrónicos no autorizados previamente por la Autora. Todos los Derechos Reservados ©️SofíaDeOrellana
Leer másCapítulo 49: El juramento de BartonDalila cierra los ojos para darse valor y cuando los abre de nuevo, está decidida a hablar, pero en cambio son interrumpidos por el ginecólogo que a Barton le crispa los pelos, porque es joven y no parece para nada médico, más bien modelo de ropa deportiva o algo así.—Buenos días, soy el doctor Strada, vengo para trasladar a la señora Petrakis…—Señorita Katsaros, por favor… hagamos de cuentas de que no estoy casada —el médico sonríe y a Barton le da un calambre en los puños, porque estos quedan bastante tensos. ¡Ella se está cambiando el estado civil frente al doctorcito!—Muy bien, señorita Katsaros. Una enfermera la llevará hasta la consulta ginecológica y veremos el estado de sus hijos. ¿Ya sabe el sexo?—No… creo que para eso falta un poco.—Tal vez podamos verlo ahora, el equipo del hospital es lo último en tecnología y podríamos saber con precisión —una enfermera entra con una silla de ruedas y comienza a acomodar a Dalila, pero es Barton qu
Capítulo 48: Los golpes ocultosDejemos algo claro, si le disparaba en cualquiera de las dos cabezas, lo mataba y Barton es muy obediente con las órdenes raras de Magnus, así que un lindo disparo en la pierna lo hacen caer al suelo, chillando como asno y Barton se acerca a él con la ira de un dios griego saliendo por cada poro de su cuerpo.—No debiste meterte con ella… ¡NO DEBISTE TOCAR A MI MUJER Y MIS HIJOS!—¡Ella es mi esposa no tu mujer!—¡¡Dalila siempre ha sido mía!! Si dejé que se casara con un imbécil como tú fue porque la vi feliz, pero me equivoqué… nunca debí permitir que otro se le acercara —apunta el arma a Rómulo y este comienza a arrastrarse para escapar, pero la mano de Dalila se posa en la suya y Barton al verla semidesnuda y temblando, reacciona.—Por favor… llévame… llévame al hospital —la ve llevarse las manos al vientre y luego tambalearse peligrosamente.Deja caer el arma al suelo y logra sostener a Dalila antes de que caiga desmayada. De reojo ve a Rómulo
Capítulo 47: Los gritos del silencioDalila se pierde en la mirada intensa de Barton, quien no deja de observar con detalle la expresión de la mujer que ama. Sin embargo, el miedo y el peso de todo lo que está viviendo la tienen silenciada.Hablar sería no solo matar a sus hijos, sino lapidar la suerte de su familia y dejarla en la ruina. Y no es que le importe el dinero, sino que hay dos personas que dependen de él ahora mismo y no puede arriesgarse a que Rómulo cumpla sus amenazas.—No lo son… —dice finalmente en un susurro con labios temblorosos. Barton sonríe a pesar de todo, asiente y le deja un beso en la frente.—Un día serás capaz de decirme la verdad, mentirosa… solo no olvides que estoy aquí para protegerte a ti y a mis hijos, porque sabes que sí lo son.Se aparta de ella y se va a afinar los detalles con Serafina para el pago de la funeraria y el traslado a la ciudad natal de Tania. Dalila se queda en el lugar, esta vez es ella quien se queda mirando a la ciudad con las lág
Capítulo 46: En solo un segundoMagnus se lo queda viendo con preocupación porque nota como el rostro pálido comienza a anotarse más, ni siquiera con su amenaza lo vio así.—¿Qué es lo que ocurre?—Tania… Tuvo un accidente y la traen para acá.—¿Y a ti qué te importa? No me digas que sigues colado con ella, ya viste que es una mala mujer.—No lo entiendes, Magnus. Tania resultó estar embarazada de mi hijo —Se pasa las manos por el cabello mientras Magnus lo mira con diversión.—¡Vaya que me he perdido varias cosas! O sea que la escopeta larga de mi amigo resultó embarazar a dos mujeres a la vez, pero mira que gracioso eres —Le dice con sarcasmo y Barton solo frunce el ceño y le responde.—No quieras hacer bromas con eso ahora. ¡Entiende que la madre de mi hijo podría estar en peligro!—¿Y es solo por eso que te preocupas?—Entre Tania y yo no pasa nada. Si quise casarme con ella es solamente para asegurarme de que a mi hijo no le pasaría nada y que ella no se escaparía tan fácilmente.
Capítulo 45: Cuentas que aclararLos días comienzan a pasar, Magnus permanece dormido, aunque los doctores le han dicho a Dalila que es como si solo estuviese descansando porque su actividad cerebral y sus signos vitales están en perfectas condiciones.Y es así.Está descansando del dolor de toda su vida, de los errores, de los abandonos y aquellas promesas que hizo en vano.Dalila está a su lado, limpiando sus brazos con una tierna sonrisa y de vez en cuando acaricia su vientre, en donde sus mellizos crecen seguros, aunque con la angustia de su madre porque sabe que Magnus despertará en algún momento, lo cual le produce alegría, pero también angustia porque eso significa que deberá regresar a casa con Rómulo, quien no la ha dejado tranquila ni un solo día.—Te prometo que cuando despiertes te voy a consentir… tienes que saber que te amo y que a pesar de estar grande… aún te necesito, papá… no me dejes.—Ya estás chillando como si fueras una mocosa malcriada —la voz de Rómulo la hace
Capítulo 44: La cobranza de un juramentoY mientras, en la hacienda, todo es un completo caos en el intento de Magnus de acabar con su vida.Cuando Dalila vio a su padre colgando del balcón, solo atinó a correr a la escalera y gritar por ayuda. Las chicas del servicio alertadas por la situación actuaron rápidamente y lo único que se les ocurrió fue voltear las macetas de los arbustos y lanzar los delgados cojines de uno de los sofás de la terraza.Pero, aunque amortiguó un poco la caída, no evitó que se golpeara el cuerpo y que quedara inconsciente.—¡Llamen a la ambulancia de una vez! —grita Dalila desesperada y cuando llega abajo corre para ver a su padre—. ¡Magnus Katsaros! ¡¡Te prohíbo que te mueras, ¿me oíste?!! ¡¿Cómo demonios se supone que yo puedo seguir sin ti?!Uno de los hombres llega corriendo con ellos y comienza a aplicarle primeros auxilios, lo revisa por todos lados buscando alguna herida, pero solo tiene algunas magulladuras por las ramas de los arbustos.—No es la me
Capítulo 43: «Te lo juro»Tras el funeral, Lucía se preparó para que la llevara de regreso a la clínica, pero cuando vio que Fernando conducía de regreso a casa, no dudó en preguntar.—¿No… clínica?—No —responde él con firmeza sin dejar de ver el camino—. Mi hermana me dijo que en ese lugar no te tratan bien y sin ella… no estaré tranquilo por tu seguridad. Prefiero llevarte conmigo y si tú así lo quieres, ayudarte a buscar a tu familia.—No… tengo familia… creo.—Cuando te encontramos estabas pidiendo dinero, ¿era por ti misma o por alguien más?—Una… mujer —Lucía cierta los ojos, respira profundo y se dice a sí misma que con él puede tener confianza, que puede hablar sin miedo, por lo que vuelve a hacerlo, pero con suavidad—. Ella no es nada mío, siempre me decía que se arrepentía de salvarme.—¿Salvarte? ¿Nunca te dijo de qué?—No, sólo que me salvó pensando que podría sacarme provecho… —en ese punto ella se mira las manos y Fernando se detiene porque comienza a llorar desconsolad
Capítulo 42: Esperanza No hay manera de que la quiten de su lado, hasta que unos brazos fuertes y cálidos la rodean, la levantan a pesar de que ella pelea para que la suelten, pero cuando ve que es Fernando quien con su rostro bañado en lágrimas y mirando a su hermana dormida para siempre por su propia mano, solo se aferra a él y llora. —Tranquila, pequeña… es lo que ella quería, alejarse del dolor… por más que yo quisiera curarla, si Facunda no lo quería, eso jamás iba a suceder. Fernando se refugia en un abrazo que se interrumpe cuando llega el equipo forense para llevársela. Él mismo ayuda a colocarla en la bolsa negra con que protegerán su cuerpo y antes de que la cremallera oculte su rostro, deja un suave beso en su frente. —Te prometo que seré feliz por ti… y que nunca dejaré sola a Lucía, sea cual sea el camino que tome en su vida, no la dejaré. Nos vemos en el cielo hermanita. Fernando se encarga de llevarse todas las pertenencias de su hermana y de sacar a Lucía de allí,
Capítulo 41: El interruptorLos días de Lucía se van entre la bruma del dolor y el querer recordar quién es, pero más que busca en su mente, no hay nada.Su vida parte desde el día en que se despertó en una casa maloliente, en donde una mujer de unos cuarenta años le pasó una ropa descarada y quería llevarla a un antro de mala muerte para venderla al mejor postor como dama de compañía por una noche o las que quisieran pagar.Pero en el instante en que la mujer vio que tenía un problema, la mandó a pedir limosnas a la calle. Una semana después la pobre comenzó a tener náuseas, vómitos, lo que le dijo a la mujer que estaba embarazada y eso era mejor, para pedir dinero mientras más pena diera, era mucho mejor.Y en medio de todo eso, Lucía como le puso la mujer, se desmayó luego de pelear con un chico por el dinero que había recaudado. Un auto se detuvo a su lado y antes de que la mujer pudiera ir por ella, cuando vio que un hombre con un arma escondida dentro de su traje se la llevaba,