Sarah Brown En aquel balcón, donde siempre estaba, se había vuelto mi paz. Me encantaba las vistas desde ahí, era maravillosas. Al menos mirando aquellas vistas, me hacían tener la mente en blanco. El sicópata no me dejó hablar con mis padres, tenía que saber de ellos, si me buscaban, no sabía absolutamente nada. Empecé ha tener frío y decidí entrar para tumbarme y taparme. Me sentía triste, cabizbaja, sin ánimos, sin fuerzas. Me sentía tan agotada, que solo quería dormir e incluso de morir. De hecho, pensé muchas veces en suicidarme y que todo esto, acabará de una puta vez. Cerré los ojos y dejé que el sueño, me llevará a lo más profundo.Sentía que me observaban, no sé si era un sueño o solo eran paranoias mias. Pero sentía una presencia mirándome, no sabía si abrir los ojos y verlo. Pero tenía miedo, yo ya me estaba volviendo loca.Cuando abrí los ojos, no vi nada. Si, eran paranoias. Me levanté de la cama y un mareo, se apoderó de mi y caí al sue
Vladimir Sokolov Dejé a la chica sola, ordené que le hicieran el desayuno. Tenía que salir de allí, tuve unas ganas enormes de besarla. No sé qué me pasó, pero tenerla cerca de aquella forma, me descontroló. Me asusté tanto cuando la vi otra vez sin respirar, que tenía que estar a su lado y ver cómo pasaba la noche. No dormí bien, pero no me importó. Ella me preocupó y demasiado. Fui a mi habitación y me metí en el baño, nada que no arregle una buena ducha. Encendí la llave de la ducha y me desnudé, dejé todo en el cesto y entre en la ducha. El agua empezó a golpear mi cuerpo, mojándola y relajándome. El agua caliente, me aliviaba, me quitaba todo y relajaba cada músculo de mi cuerpo. Apoyé mis manos en los azulejos y bajé la cabeza, observando mis pies. Cerré los ojos y me dejé llevar por placer del agua. Poco después salí y me enredé una toalla en la cintura, cogí otra para ir sacándome el pelo. Salí del baño y una ráfaga de aire frío, caló mi piel.
Sarah Brown El muy cabrón me quiere tener vigilada, algo normal, claro esta. Pero le veía más simpático, un poco más cercano. No sé comportó como un hijo de puta, si no, todo lo contrario. Estuvo conmigo toda la noche, me dejó salir más tiempo al jardín y por primera vez, me sonrió. También logro entenderle, perdió a su mujer, con la que iba a compartir toda su vida. Perdió a la mujer que amaba, la mujer que él eligió como madre de sus hijos. Pero a mí, no me entraba en la cabeza que mi padre fuese capaz de matarla. Le conozco, él jamás mataría a nadie. Es un hombre bueno, dulce y cariñoso. Vladimir de equivocaba de hombre y de eso, puedo estar segura. Algún enemigo quiso hacerle daño y tal vez a mí padre le tendieron una trampa y todas las pruebas iban hacia él. Cuando me encontró en el sofá de su salón, creía que me iba a gritar, por eso no instinto fue irme. Pero no, me dijo que no le importaba, que no le molestaba. Juro que por dentro tenía gana
Sarah Brown Desperté y sentí algo o mejor dijo a alguien pegado a mi, abrí mis ojos y la vi a ella. Estaba frente a mi, con sus ojos cerrados y su boca entreabierta. Tenía su rostro a centímetros del mío, sintiendo su respiración tocar mi cara. Sonreí porque anoche probé sus labios, esos labios que tanto me tentaron cuando la vi. Me encantó besarla, saber cómo besaba y me encantó hacerlo. No me arrepiento, al contrario, lo volvería hacer. Después de tanto tiempo, bese a una mujer, dejé dormir a una mujer conmigo... En mi cama. No sé porque lo hice, no tengo la respuesta, pero si sé, que la volvería a besar más veces. No me molestas que duerma conmigo, que deje su olor en mi casa. Sinceramente, me encanta tenerla aquí conmigo. No sé si María tenía razón, si está ella, es la señal que tanto pedí a mi esposa. Dejé de observarla y con mucho cuidado, salí de la cama. La quise dejar dormir más tiempo, se veía tan indefensas. Pero durmiendo, cuando de
Sarah Brown ¿Cuándo llegas apreciar realmente tu vida? ¿Cuándo pierdes a un ser querido? ¿Cuándo recibes una mala noticia? ¿Cuando estás apunto de morir? ¿Cuándo tienes tus días contados en la vida?Para mí, fue peor noticia enterarme que tenía mis días contados. Qué dejaría a mi familia, que no les volvería a ver. Qué les dejaría solos. Sin su pequeña, como ellos me llamaban. Aprecié más mi vida, a vivir al máximo. Pasar tiempo con mi familia, como si mañana me fuese.Me veía más palida, con menos fuerza y cada vez mis mareos, eran más frecuentes.Por mucho que yo intentará seguir, luchar... Era en vano, mi corazón cada vez están más débil. Tengo miedo, mucho miedo y no lo niego. Tengo miedo a morir, miedo a dejar a mi familia, a no poder vivir como a mí me gustaría. Aunque mis padres sonrían y se vieran felices, sé que están sufriendo mucho. Su hija estaba enferma y la perdían, pero... ¿Qué podría hacer yo? Está maldita enfermedad me tocó a mí, me
Vladimir Sokolov Todo para mí se volvió frío, oscuro. Perder a mi esposa, fue lo peor que me pudo pasar. La extraño tanto, extraño sus besos, su sonrisa, su voz, todo. Ese hombre me la arrebató y no sabe que se metió con el tipo equivocado, le voy a pagar con la misma moneda. Seguí sus pasos, los pasos de su familia y sobretodo los pasos de su preciosa hija la cardiaca. Le voy a dar de su medicina, voy a darle donde más le duele. Su hija, es su tesoro, su ojito derecho.Todos los días, miro al cielo y le pido a mi esposa que me dé fuerzas, que me ayude. Qué me ayude a seguir adelante sin ella, pero no me da ninguna, no recibo ninguna señal.Miro la ficha de la joven, Sarah Brown. La hija querida del hombre que tanto odio, me hace gracia porque perderá a su hija. Esa niña tiene los días contados, en mi manos, durará menos. Ella no me sirve, solo es mi moneda cambio. Si se muere no, no es de mi incumbencia, solo quiero venganza. Soy el jefe más temido de
Sarah Brown Notaba algo blando debajo de mi cuerpo, estaba tan cómoda y calentita. No deseaba abrir los ojos, no quería salir de aquí. Todo estaba en silencio, no había ningún ruido. Lo único que escuchaba, era el silbido del viento golpear contra la ventana. Pero algo me hizo borrar todo de la cabeza, recordé lo que me había pasado ayer o antes de ayer, no lo sé con seguridad. Pero abrí los ojos de golpe y me incorpore, escaneé la habitación con muchos detalles. Era grande, elegante y olía a lavanda. Pero seguía observando todo, con lujos de detalles. Hasta que mis ojos captaron la figura de un hombre, sentando en una esquina de la habitación. Era de pelo castaño, con barba, sus ojos marrones y penetrantes. Su nariz puntiaguda y su mandíbula cuadrada, perfecta para su rostro. Sus labios era finos, pero algo gordos.Tenía un traje negro, tenía muchos anillos y pulseras. Me miraba fijamente, me sentía pequeña tras su mirada fría y sería. Tenía miedo,
Sarah BrownMe mantenía en aquella habitación, encerrada sin saber nada de nadie, sin saber de mis padre y de Catalina. Tenía miedo que le hubieran hecho daño, ese sicópata, era un puto demente. En aquel balcón sentada, sintiendo el aíre fresco calar mi piel. Miraba el campo y el sonido de las ramas de los árboles. Mi padre siempre me decía que me mantuviera fuerte, que no dejara que nadie me intimidara. Siempre fui fuerte, alegre. Pero estar aquí, me estaba matando lentamente. Necesito saber de mis padres, necesito llamarles y escuchar sus voces. Tengo miedo de no volverles a ver, miedo de morir aquí y nadie lo supiera. Quiero un consejo de mi padre, los abrazos cálidos de mi madre, los besos cariñosos de mi abuela. Necesito saber de Catalina, saber que está bien y no la hicieron daño. Miré al cielo gris y cerré los ojos, pidiendo a Dios por mi, por mi familia y Catalina. Me acurreque en el sofá, abrazando el cojín y cerré mis ojos. Me encantaba res