Capítulo 66
Cuando Noelia salió, Álvaro guardó silencio por un momento. Cintia, satisfecha al principio, comenzó a ponerse incómoda en la quietud de la habitación.

—Estoy tan mal que me dio neumonía… ¿le dijiste eso a Gabriela? —preguntó Álvaro finalmente, sin mirarla, con una voz tan fría que resultaba indescifrable.

—No —respondió Cintia sin pensarlo.

Álvaro frunció el ceño y la miró con dureza.

—¿Por qué no?

—No quiero molestar a Gabriela —soltó Cintia automáticamente.

Los ojos de Álvaro, enrojecidos de cansancio, se oscurecieron mientras contenía la respiración, hasta que un ataque de tos lo hizo inclinarse hacia adelante.

—¡Señor! —exclamó Alicia, acercándose rápidamente.

Después de recuperarse, Álvaro, aún sin aliento, le lanzó una mirada penetrante a Cintia.

—¿Con solo mencionar mi nombre, Gabriela se siente molesta?

Cintia asintió, encogiéndose de hombros.

La realidad era que Cintia no conocía demasiado a Álvaro. Cuando su padre murió, ella todavía era menor de edad, y él se convirtió en s
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