Harvey York miró con calma a Vivian Hall.

“No tienes derecho a ser de mi apoyo”.

“No tienes el poder ni el estatus para ello”.

“Je, je, je… ¿No soy lo suficientemente buena para ser de tu apoyo?”.

“¡Hablas como si los extraños fueran realmente poderosos en Flutwell!”.

Vivian se reía de rabia antes de apretar los dientes.

“¡Haz la llamada entonces! ¡Quiero ver qué tipo de apoyo tienes!”.

‘¡Un maldito yerno residente que intenta lucirse delante de mí como un pez gordo! ¡Qué chiste!’.

Harvey simplemente sonrió y pensó en alguien antes de marcar un número.

Bip, bip, bip…

La llamada se conectó, pero no llegó ningún sonido del otro lado. A Harvey no le molestó en absoluto. Tocó ligeramente la pantalla tres veces y esperó pacientemente.

Un tono alegre, pero nervioso se escuchó desde el otro lado.

“Director Ejecutivo York, ¿eres tú?”.

“Ha pasado un tiempo. No puedo creer que todavía recuerdes mi señal, Ansel Torres”.

“¡Estás bromeando, Director Ejecutivo York!”, exclamó respetuos