Un amor diferente (Atada a la Bestia 2)
Un amor diferente (Atada a la Bestia 2)
Por: Cassandra Hart
1

                                             Meses después….

Eran las tres de la madrugada y Claudia no podía dormir. Había sido un buen día y no podía quejarse. La familia de Christos la trataba con mucha familiaridad y la consideraban una más. Llevaba ya seis meses con él y le tenía cariño, No era amor pero era tan atento y considerado que un futuro a su lado sonaba bien.

Muchas cosas habían cambiado. El nuevo chiste familiar era que Claudia narrara una y otra vez lo sucedido cuando casi cayó por el acantilado.

También cambios estructurales importantes se habían llevado a cabo. Christos había instalado estructuras metálicas en el borde, también habían puesto paneles transparentes a dos metros de altura para evitar que Claudia cayera—podría haberlos puesto de tan solo un metro—pero parecía pensar que a esa altura se las arreglaría para caer.

También había mandado poner una baranda desde la cima y hasta la playa para que Claudia pudiera agarrarse al bajar. La mayor de las locuras era, que dado que la bajada era muy inclinada, construyó una acera.

SÍ, UNA CONDENADA ACERA  que emparejaba el nivel del suelo. Él era generoso, amable, dulce, divertido pero ese no era su problema.

Su problema era que lo deseaba y no sabía lo que sentía él. Tratando de aliviar el calor del mediterráneo al que no estaba acostumbrada decidió salir al balcón. La brisa marina era justo lo que necesitaba. Al voltear a mirar el balcón de la habitación de Christos descubrió que este estaba ahí y que la miraba con diversión en su rostro.

— ¿Demasiado calor Claudia? Con tu piel tan blanca necesitamos ser cuidadosos, enrojeces con facilidad.

—Lo sé, me sorprende verte despierto.

—Pensaba en nuestro futuro. Me gustaría que charlemos, espérame ahí, ponte un pantalón y un abrigo. Vamos a salir.

— ¿A las 3 am?

—Mi abuela es más aventurera que tú. Anda y prepárate.

 Diez minutos después Christos aparecía con una manta y termos con café. Tomó la mano de Claudia con firmeza pero ella notó cierto temblor. Bajaron a la playa y Christos puso la manta ayudó a Claudia a sentarse.

— ¿Eres feliz?

—Honestamente pensé que esto sería distinto. Por él no hay nada en mi corazón y asumí que esto nuestro sería más falso, pero me enamoré de tu familia y a tú lado me siento bien. Me gustas y mucho pero temo que no sientas igual.

Christos se arrodilló frente a ella y le colocó la mano en la barbilla para mantener el contacto visual.

—Me gustas Claudia y mucho. Quisiera probar algo, si te sientes incómoda me dices y me detengo.

Christos empezó a acercarse lentamente sin romper contacto visual y se detuvo frente a sus labios. Cuando ella aspiró con sorpresa atacó. Claudia se separó y miró alrededor con nervios.

—Tus hombres...

—Lejos, no te preocupes.

Para ella aquello se sentía correcto y la asustaba. Eran emociones demasiado fuertes e intensas. No se sentía culpable, era miedo a amar de nuevo. Casi a regañadientes se separó de ella, sus labios hinchados su respiración agitada.

—Necesito tenerte. Lo siento agápi mou, pero no aguantó más.

Con delicadeza le quitó la blusa, Claudia no llevaba sujetador y aquella vista lo puso aún más ansioso. La acostó con cuidado y se colocó sobre ella. Introdujo el pezón dentro de su boca, aquello sabía a ambrosía y los gemidos de Claudia dejaban claro que gozaba como él. Empezó a descender, cubriéndola de besos, Claudia se arqueaba aquello era increíble. Chris retiró el pantalón de Claudia y cuando esta quiso sentarse la mantuvo acostada. Abrió sus piernas y empezó un ataque con su lengua. Christos estaba en un frenesí total, empujaba su cabeza con fuerza entre sus piernas, su barba causaba ondas de placer que Claudia jamás imaginó posibles.

Mordisqueó sus labios y el primer orgasmo apareció con intensidad. Se colocó frente a ella y dudó.

—No tengo preservativo. No tengo enfermedades ni nada pero puedes quedar embarazada.

— ¿Quieres hijos? Igual he tomado la píldora desde que tuve aquel falso embarazo. No quería suspenderla y quedar embarazada. No sin que lo habláramos primero.

—Sí quiero niños y muchos, en especial si se parecen a la mamá. Pensé en hijos contigo desde el primer día que llegaste. Pero me gustaría que esperemos para disfrutar un poco de estar a solas.

—Te deseo tanto que duele. Hazme tuya.

Entró sin delicadeza con un hambre salvaje. Sus empujes eran violentos y Claudia lejos de quejarse  gemía aún más. La colocó de rodillas y se puso detrás, luego la inclinó y entró de nuevo en ella. Teniéndolo dentro Claudia se enderezó llevando sus manos hacia atrás para agarrarse de él. Las manos de Christos estaban en sus senos y luego descendió para acariciar sus pliegues.

—Eres mía Claudia, mía  para siempre.

Los empujes eran lentos pero él necesitaba más. La colocó de rodillas sin salir de ella. Agarró sus caderas y empezó con movimientos rápidos, fuertes. Ninguna mujer había aguantado su ritmo y fuerza.

—Así...me encanta Chris. Soy tuya...

—Mía, mía para coger, para amar.

Salió de ella y se acostó, Claudia supo lo que quería pero antes de sentarse y meterlo dentro de ella, se acostó y sujetó su miembro, sudor y gotas blanquecinas perlaban la punta y lamiéndose los labios con anticipación y sin romper el  contacto visual lo llevó completo dentro de su boca. Christos la alejó para ponerse de pie, luego ella de rodillas empezó a devorarlo como si aquello fuera el mejor de los manjares.

—Me voy a venir cariño...

—Lo sé...

—Quiero estar dentro tuyo cuando suceda.

Christos se acostó y Claudia se sentó encima, un par de movimientos y explotaron llenando la playa de sus gritos de placer. Poco después ambos acabaron y se acostaron juntos en la manta.

Claudia fue consciente de que la envolvían en la manta —Santo Dios habían cogido como conejos— pero se sentía tranquila...segura…y adolorida por varias partes. La pena…la vergüenza… ¿Y si la abuela sufría insomnio? Nana era demasiado para su paz mental.

La anciana parecía su sombra.

—Puedo caminar.

—Si te duele la mitad que a mí, entonces no. Me haces cometer locuras por lo visto.

Llegaron a la casa y ahí de brazos cruzados estaba….la abuela.

—Niños, ¿en dónde estaban? Me pareció escuchar una mujer gritando por ayuda y corrí a buscar a mi nieto. Gran sorpresa al encontrar sus camas vacías y ni qué decir de cuando llegué a la playa...

Y Claudia supo que moriría en aquel momento. Pero las risas de la anciana amortiguaron un poco la pena.

—Tranquila cariño, esta ha sido la casa familiar por generaciones, mi esposo y yo usamos la misma playa, por algo a la piedra que está ahí la llamamos la roca de los gritos.

— ¡Abuela! Eso no es cierto. Claudia va a querer alejarse de esta familia, eres demasiado libertina.

—Vayan a descansar y mañana…más tarde les diré un poco sobre esa roca y yo.

Subieron al segundo piso pero no fueron a la habitación de Claudia sino a la de Christos.

—Me parece que oficialmente podemos compartir habitación.

—Tráeme de desayunar acá mañana, de almorzar y cenar. No pienso salir y enfrentar a tu abuela.

—No te das cuenta que miente. La abuela tiene 83 años y displacía de cadera. En el momento que dijo que corrió a buscarnos, tendrías que haber descubierto su mentira. Verte cubierta por la manta ha sido todo lo que necesitó para bromear. A la distancia que está la casa jamás te pudo escuchar.

—Déjame dormir

—Descansemos y mañana planearemos la boda. Creo importante enviarle la invitación a Dominic. ¿Vas a pedirle tus perros?

—No, están acostumbrados a él, siento que tenerlos sería una especie de conexión con él y no la quiero. Me gusta lo nuestro, el sexo es magnífico pero siento que hay algo más que solo eso. ¿Te incomoda que haya tenido una relación tan física con él?

—Me da celos porque no te tuve antes y pienso que es idiota por dañarte como lo hizo. Por cierto, mañana quiero que pruebes mi sistema de seguridad.

—Christos…

—Quiero que lo hagas con calma, ahora que estás aquí  me encantaría mostrarle a mi abuela de lo que eres capaz. Mi casa en Estados Unidos es tal cual has notado una copia de esta y el sistema de seguridad es el mismo. Hice los cambios allá pero acá no lo creí necesario. Le conté a mi abuela lo que hiciste y quiere verte escapar por la pared.

Unas horas después Claudia, usando ropa deportiva caminaba por la pared, trataba de concentrarse pero la abuela era una porrista entusiasta y se encontró más de una vez riendo. Los padres de Christos eran increíbles, Costas el padre estaba fuera de la ciudad pero habían almorzado durante sus primeros días en casa de Christos. La madre, Carintia era como una mamá para ella y lo agradecía. Pero a como Nana era aventurera, Carintia era una mujer algo más nerviosa.

—Calla mamá, no queremos que de tanto reír acabe cayendo. Son tres metros y se va a golpear. Mi hija puede ser aventurera pero es de carne y hueso.

—Mi astucia e ingenio no los heredaste claro está, tengo en mi nieta Claudia la adrenalina que hacía falta en casa. Y ofendes a tu hijo, estoy segura que si cae, la atrapará en sus brazos. ¡Igual que en las novelas de romance con hombres griegos que tanto me gustaban!

—Mamá, Costas y Christos nos dan suficiente adrenalina. No es un reclamo, por supuesto.

—Eso es trabajo, con nuestra Claudia todo es diversión.

Unos disparos interrumpieron la tertulia, Christos miraba con desesperación buscando el origen de los mismos. Sus hombres habían cerrado filas en torno a su madre y su abuela y las escoltaban a la casa pero Claudia a tres metros de altura y frente a una pared blanca, era un blanco seguro. En el momento en que la miró la vio sacudirse, sangre salía de la rodilla. De pronto no estaba en la pared sino cayendo, pero él estaba listo y la atrapó. Por unos segundos se quedó sin aire y mientras acomodaba a Claudia en el suelo para revisarla, los disparos se detuvieron.

—Jefe tenemos al tirador. Trabaja para Dominic.

— ¿Él lo envió a asesinar a Claudia?

—Misión de extracción. Asegura que prefiere que lo mate usted a regresar sin ella.

Claudia perdía sangre así que le aplicó presión usando su camisa. Uno de sus hombres le informó que el helicóptero para transportarla al hospital estaba a dos minutos de llegar.

Cuando Claudia empezó a ser colocada en la camilla miró a Christos con pánico.  Nada en su actitud daba a entender eso, pero Christos sentía una conexión con ella y sus ojos...esos ojos le decían con claridad lo que sentía.

—Tranquila Claudia.

—Fue él, no se va a detener. Tu abuela y tu mamá pudieron ser heridas debido a mi presencia en tu hogar. Después de salir del hospital me iré.

Claudia, su Claudia intrépida y valiente volvía a tener la mirada de terror que encontró en ella el día que llegó a buscarlo y se sintió furioso. Dominic tenía el poder de aterrorizarla y había sido su culpa. No tendría que haber llegado a ella el disparo. Ella era la luz de su vida y no quería ni imaginarla viviendo con miedo, huyendo el resto de su vida o peor aún, cayendo en manos de Dominic.

—Tranquila. Si no se detiene solo, lo detendré. ¿Lo comprendes, Agápi Mou? Su poder, sus influencias eran mayores antes de fingir su muerte. Luego su padre se retiró y aunque Dominic regresó a tomar el control ya no tiene poder. Por años tantas personas fueron asesinadas bajo su mando que ahora no dudarán en apoyarme a mí si convoco a una reunión.

—Como una reunión de accionistas.

Claudia hablaba con lentitud,  estaba empezando a sentir una necesidad de abandonarse a la inconsciencia. Christos se inclinó para darle un beso en la frente, Claudia tenia dolor y hablar la distraía. Pero sonaba como si no pudiese mover bien la boca, estaba perdiendo mucha sangre. Su piel estaba muy fría.

—Sí, el mundo está en poder de pocos y mi familia tiene silla en esa mesa. Puedo dedicarme al trasiego de armas pero mis obras benéficas son mayores. Mis armas no vienen de países donde niños trabajen para hacerlas y castigo a quienes les usan. A los niños de mis trabajadores les pagamos la escuela, se les da vivienda digna. Muchos me condenan pero siento que hago un poco de diferencia.

—Como me duele…lo siento... no quise causar problemas.

—Pronto te darán algo para el dolor. Tranquila que el responsable es él, que se cree muy hombre para meterse contigo.

Llegaron en un par de minutos. A cargo estaban  dos médicos. Anatole quien había cuidado de la familia Zabat desde muchos años atrás y  Thomas, un amigo personal de Christos.  Mientras Thomas preparaba todo Anatole le explicó las cosas.

—Debemos examinarla para revisar lesiones causadas por la bala. Podría solo estar alojada en el músculo habiendo entrado de forma limpia o pudo causar daño en huesos, tendones y ligamentos.

También podría lesionar sus nervios o a los principales vasos sanguíneos. La bala pudo astillarse y en ese caso deberemos dejarlos dentro si no comprometen vasos. Porque sacarlos causaría más daño.

— ¿Pronóstico?

—En el primer escenario una recuperación ligeramente incómoda, en el segundo el tejido cicatricial se formará alrededor de estos fragmentos restantes, lo que puede causar dolor constante o molestias. Te dejo para ir a operar.

Poco después llegaron sus padres y abuela. Su padre había comunicado a Dominic lo sucedido o tratado al menos.

—Sebastián es quien toma las llamadas, consideran que Claudia les traicionó al revelar que Dominic vive.

—Pero no hizo un anuncio en periódicos por Dios.

—Lo más preocupante es, ¿cómo supieron en USA que Claudia te había dicho que Dominic vivía?

—Se habló en el auto así que debemos tenerlo pinchado.

—Enviaré que lo revisen y pediré al chofer que me explique cómo demonios pusieron equipo espía en un auto que mantiene bajo su vigilancia 24 horas al día.

Un par de horas después llegaron Thomas y Anatole. Este último empezó a explicar cómo había ido todo. Mientras escuchaba las buenas noticias no dejó de prestarle atención a Thomas, este no se veía feliz, no del todo.

—No hubo daño serio. La dejaremos salir en tres días. ¿Vas a contratar enfermera?

—No, de ella me encargaré yo. No confío en nadie para su cuidado. Alguien de nuestra gente fue parte de esto.

—De acuerdo, mantén limpio y seco el vendaje. Por unos días solo ayúdale con baños de esponja para evitar humedecer la zona. Aunque te daré vendajes impermeables, prefiero ser exagerado. Iré a verla un par de días después y si veo que cicatriza bien la dejaré bañarse, pero no dentro de tina.

Debemos evitar sumergir la pierna porque se puede volver a abrir al suavizarse  la piel y esto causaría que se suelten los puntos. Después de bañarla quítale el vendaje y coloca uno nuevo. Si aún a pesar de ser impermeable de alguna forma se filtró agua déjalo secar antes de colocar la venda. Puedes usar una toalla seca para dar golpes suaves a la herida para ayudarla a secar. Una semana de antibióticos y medicamento para el dolor con cada comida.

—Gracias Doc.

—Por nada, en una media hora ya podrán entrar a la habitación.

Costas y Carintia se alejaron con el doctor para dejar a su hijo junto a Thomas.

—Hermosa tu Claudia. Fue afortunada también.

—Pero por la cara que traías.

—No sé cómo decirte esto.... tiene entre 20 y 30 cicatrices o marcas de factura en su espalda, partes altas de la pierna. Christos a esta mujer alguien la ha molido a golpes durante mucho tiempo.

La ira... las ganas de matar que recorrían a Christos eran inmensas. Sí, habían hecho el amor….bueno cogido como dementes pero al estar bajo la luz de la luna detalles así no fueron claros para él. Y ahora entendía porque ella solo usaba pantalones y blusas bastante cerradas, nunca usaba la piscina….

— ¿Cómo sabes que no fue un accidente que la dejó herida así?

—Nadie podría sobrevivir a esa cantidad de heridas o al menos no alguien tan pequeñito como ella. Demonios, no debe medir más de metro sesenta y cinco. La he puesto en una habitación privada con dos camas pues asumo te quedas con ella.

Claudia despertó algunas horas después, observó a Christos durmiendo en una posición bastante incomoda. Al sentir ruido, Christos se incorporó. Se colocó cerca de Claudia y movió la cama para enderezar el respaldo. Le dio un beso y se sentó a su lado.

—Hola Clau, te operaron para extraer la bala, no hubo complicaciones mayores pero si como mil amenazas del médico sobre cómo debo cuidarte mientras cicatrizas.

—Sabes que va a seguir insistiendo, por eso creo que deberíamos adelantar la boda. Podríamos hacer una ceremonia civil solos con tu familia cercana y más adelante la boda por la iglesia. Incluso ya casados de forma civil debe darse por vencido. No quisiera que nos arruine el día del matrimonio por la iglesia.

—Si estás segura….

—Lo estoy, creo que podemos tener una buena vida juntos. ¿Tú abuela y tú mamá no resultaron heridas?

—Ni un rasguño, la abuela ha considerado todo esto una aventura, bueno… salvo tu herida claro está. ¿Tienes fuerzas para que te pregunte algunas cosas?

—Si claro.

— ¿Quién es el responsable de tus cicatrices? ¿Fue Dominic?

—No, esas son cortesía de mi padre. Pero en teoría Dominic se encargó de él.

—Por eso vistes ropa tan incómoda en estos calores. Mi Clau, tendrías que habérmelo dicho.

—Lo sé pero me daba pena.

—Regresaremos a la casa en unos cuantos días. Luego iremos de compras, muchos shorts y camisetas de tirantes.

— De acuerdo. ¿Estos días debes ir a trabajar?

—Puedo delegar. Espero recibir reportes del proceder de Dominic.

—Traje catástrofe a tu vida.

—No, trajiste esperanza y luz a mi vida. Dominic no es nada no tiene más poder. No va a dañarte de nuevo.

—Dice amarme.

—Empiezo a sentir cosas fuertes por ti Claudia y llegaré a amarte. Si me dices que quieres volver con él, te dejaré libre porque el amor, ese no amarra, obliga ni violenta.

—No, con él no quiero volver. Pasé un año llorándolo, superé su pérdida más no la culpa, tenía mis manos llenas de sangre. No puedo perdonarlo.

—No puedo creer que te hiciera eso.

—Una cosa es llorarlo porque murió, otra ser su asesina y pensar en que todo fue planeado, que me provocó llevándome a tener que tomar la decisión de matarlo para proteger a su madre…solo para poder desaparecer de los radares de sus enemigos, eso va más allá de cualquier perdón.

Una cosa era saber que debía guardar reposo, pensaba Claudia, y otra muy diferente hacerlo. Sobre todo porque la boda civil se realizaría en pocos días. Dominic abiertamente declaró la guerra a los Zabat porque habían secuestrado a Claudia. Así que los planes habían cambiado un poco. A pedido de Claudia Christos había hecho público el ataque de Dominic, todos sabían de lo que era capaz y no veían a Dom con buenos ojos.

Muchos de los que habían querido comprarla en el pasado lo habían hecho pensando en ella como una candidata ideal a esposa y madre. Por eso resultaba increíble para ellos aceptar que Dominic era el encargado de atacarla cuando había sido un receloso protector. También supieron la forma en que fingió su muerte y comprendían a Claudia por alejarse, nadie mostraba ninguna empatía hacia él.

En casa de Dominic era un caos total. Sebastián había empezado a comprender a su hermana. No entendía como había podido traicionarla de esa forma.

—A riesgo de que me asesines, ella está mejor. Lo que le hiciste, lo que le hicimos fue abominable.

—Era necesario

—No de esa forma. Si de verdad la amabas no tendrías que haberlo hecho.

Uno de sus hombres traía un sobre y por su mirada no parecía nada bueno. Nada más agarrarlo vio la decoración de una invitación a una boda y los nombres de su Claudia y el de Zabat.

—No, no puede ser.

Un par de días antes de la boda, Dominic llegó a casa de Zabat, vaya cara dura pensaba Claudia cuándo le notificaron que estaba gritando en la entrada qué si no salía no iba a marcharse.

— ¿Llamaron a Christos?

—No logramos que entre la llamada.

—Llévenlo al jardín. Pero quédense cerca por favor.

—Si señora.

Llegó al jardín con dificultad, aun cojeaba un poco, los puntos seguían sin ser retirados. Dos guardaespaldas la escoltaban y se quedaron a una distancia prudente tal cual les pidió.

Mal día para que Christos  no estuviera. Había llevado a Nana y a sus padres a almorzar fuera y aunque habían insistido en que fuera con ellos, les dijo que quería un tiempo a solas para descansar.

—Dominic, no puedo decir que sea un gusto.

—Has cambiado, te ves hermosa, sí. Pero eres seca…no sentiste nada por mi o eso parece.

—El año que lloré con culpa fue el peor de mi vida. Pensé en suicidarme pero el saber que tenía a un hermano me detuvo. Me reprendí por ser egoísta y luché con la culpa. Luego me revelaron su numerito y lo que sea que hubo murió. A eso añádele el que tu hombre me disparó y comprenderás el porqué de no querer verte.

—Tenía la esperanza de que te fueras conmigo por las buenas. No me queda más remedio que llevarte sí o sí.

Para asombro de Claudia, Dominic se puso detrás de ella sosteniendo una navaja. Los guardaespaldas dieron un paso adelante pero la gota de sangre en el cuello de Claudia los hizo retroceder. Empezó a arrastrarla con él, ella no quería irse.

Sin embargo cuando minutos después era metida a la fuerza dentro de un maletero supo sin lugar a dudas que estaba en manos de una Bestia.

Mientras se alejaba dentro de la cajuela sentía miedo. Esperaba que Christos pudiera encontrarla. Por lo que había visto en Dominic, era peligroso. Parecía como si cuando al estar con ella se cuidaba de no mostrarse tal cual y hoy, había visto a los demonios dentro de él. Y no le gustaba.

Sí, había sentido cosas fuertes por él pero no como lo que sentía con Christos.

Al pensar en él, pensó en Nana. Se había encariñado con esa abuelita aventurera y de mente liberal. No quería acabar sus días en manos de Dominic, porque aunque anhelaba volver con Christos, su miedo a no lograrlo era grande. No podía engañarse y pensar en Dominic como un adversario fácil para Christos. Cerró los ojos mientras lágrimas caían por su rostro. Le dolía la pierna y el vendaje estaba húmedo.

Decidida a retrasar los planes de Dominic apretó la pierna.

¡La puta madre que la parió, cómo dolía!

El auto se detuvo de forma brusca, la cajuela vibraba…estaban en alguna clase de camino rural. Escapar de la isla no iba a ser fácil, para ese momento ya la gente de Christos tenía que ir tras ellos.

Claudia estaba nerviosa, el aeropuerto no les dejaría despegar, así que probablemente la huida seria hecha por mar.

La cajuela seguía cerrada pero Dominic estaba fuera charlando con Sebastián. Claudia no podía escuchar, solo esperaba a que cual paquete, la metieran a un barco.

—No podía dejarla ahí.

—Zabat tiene seis barcos en las afueras, jamás saldrás a aguas internacionales con ella.

—Maldita sea, necesito llevarla a casa.

—Déjala ir. Zabat ofrece un trato.

—Ese imbécil…

—Si dejas a Claudia en tierra y te marchas, no irá tras de ti.

—Entiende que de aquí no me marcho solo. Tengo una de mis propiedades, comprada bajo un nombre falso. Me quedaré ahí hasta que sea seguro salir.

—Dominic, has secuestrado a la prometida del traficante de armas más importante de Europa. Piensa en tus padres.

—Que muera quien deba morir, Claudia es mía y eso es todo.

Cuando abrió la cajuela y vio a Claudia cubierta de sangre se asustó. Todo aquello estaba fuera de control. Hasta que puso un pie en la propiedad Zabat, había estado seguro de que Claudia iría con él. Pensó que ella era coaccionada para quedarse ahí, pero ella realmente no quería ir con él y perdió el control.

Sabía que esa mujer era una obsesión como tal, era una droga de la que no podía escapar.

—Gatita, vamos a ir a una casa de forma temporal. Ya está abastecida con suficientes alimentos para varios meses.

—Quiero ir con Christos.

Dominic la sacó sin delicadeza y la arrojó al suelo. Claudia no se movió y él preso de la ira y desesperación empezó a patearla. Luego la metió sin delicadeza a un auto diferente y se fue a la casa donde se ocultarían.

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