UGPEM. CAPITULO 54. La suerte es lo míoMax era muy consciente de que lo único más o menos parecido a un respaldo legal que tenía en el mundo era el general Morrison. Si algo le pasaba a ese hombre ella iría directamente a la cárcel, y ahora que sabía que Alcott estaba tratando de matarla, la cárcel era una buena posibilidad de que lo consiguiera.Escuchó a lo lejos las sirenas de la policía y se metió al edificio. Tenía el corazón hecho un nudo por la forma en que Liam la había mirado, pero no podía ponerse emocional en ese momento porque su vida literalmente dependía de que pudiera mantener la cabeza fría.Abatió a dos hombres que se cruzaron en su camino y regresó al salón. Uno de los escolta del general había caído y dos más estaban heridos, en aquel momento defendías más sus vidas que la del general, que estaba tirado en el suelo inconsciente.Max simplemente se sumó, esperando que fuera suficiente para mantener a raya a aquella cantidad de atacantes hasta que llegara la policía.
UGPEM. CAPITULO 55. Todo fue mentiraIntentó quitarse la sangre bajo la ducha mientras intentaba con todas sus fuerzas no llorar, pero al final parecía que era imposible. Se tomó un par de píldoras para el dolor en la espalda y se puso aquello que parecía una simple blusa pero era de grafeno y podía parar balas.Salió más tranquila y Liam miró en silencio cómo se armaba hasta los dientes, poniéndose una gabardina negra para ocultar que llevaba cuatro pistolas encima.Subieron a una de las camionetas blindadas en que habían llegado. Saínz y Marquet delante, ellos detrás. Liam ni siquiera la miraba, tenía los ojos perdidos en la ventanilla y Max se mordía el labio por dentro porque no sabía cómo iniciar la peor conversación que tendrían en sus vidas.Apenas llegaron al hospital Liam dio el nombre de su padre y los llevaron a una sala de espera. Garret Grissom estaba en el quirófano con tres balazos, dos habían pasado sin dañar nada, la tercera bala había afectado uno de los pulmones. Lo
UGPEM. CAPITULO 56. Una elección.—No.La palabra salió de su boca llena de sinceridad pero por desgracia en aquel momento eso no importaba para nada.Max lo sabía en lo más profundo de su corazón, él tenía derecho a estar dolido, pero había esperado que al menos intentara hablar con ella o siquiera comprenderla.—No todo lo que hice como tu esposa fue mentira —murmuró apretando los puños—. Salvarte la vida cuando estabas en peligro era parte del trabajo, pero lo demás no. ¡Nada de lo demás lo fue! Podía haberme dado por satisfecha con estar cerca para vigilarte, no tenía que ayudarte con nada más, ni con el puerto, n con las donaciones, ni con el entrenamiento... todo eso lo hice porque quise, ¡porque lo sentí! ¡Lo hice porque te quiero!Liam abrió y cerró la boca varias veces como si no pudiera creer que ella le hubiera dicho algo como aquello.—¿Me quieres? ¿¡Es una jodida broma!? ¡¿Y crees que puedo confiar en eso?! ¡Me mentiste literalmente desde el primer día! —replicó Liam—. M
UGPEM. CAPITULO 57. Tú no eras la excepción de la reglaEsa fue la noche más larga de su vida, Liam estaba dentro de aquel cuarto, odiándola, y el general estaba en otro muriéndose.Y mientras ella estaba desesperada afuera, Liam estaba adentro rezando para que su padre despertara. Debía estar amaneciendo cuando por fin abrió los ojos y Liam se inclinó sobre él.—¿Papá? ¡Papá!EL viejo Garret sonrió sabiendo que por supuesto sería él quien estaría velando por su salud, después de todo era su hijo favorito.—Ya, ya... estoy bien, hijo —susurró—. ¿Qué fue lo que pasó?—Te dispararon, tres veces.—¿Y tú estás bien? —Garret abrió los ojos de inmediato.—Sí, papá... yo estoy bien. Hubo muchos heridos, incluso le escuché decir a los doctores que el general ese amigo tuyo está en coma... pero yo estoy bien. Supongo que después de todo me elegiste una buena guardaespaldas, ¿no es así?La sorpresa se reflejó en los ojos de Garret y luego solo una molestia profunda.—Por favor, ve a buscar a un
UGPEM. CAPÍTULO 58. ¡Tú también me engañaste!Liam la vio marcharse con la misma determinación de siempre reflejada en el rostro. Algo dentro de él se estaba rompiendo, no era cierto, Max no era algo descartable para él, pero no podía culparlo por desconfiar.Liam sabía que jamás había sido un santo en su vida, pero al menos siempre le había ido de frente, siempre le había hablado con la verdad, cuando había creído que no servía para estar casado se lo había dicho de frente, cuando solo la quería para follársela se lo había dicho de frente, incluso a la anguila con patas de Caroline Wolf la había besuqueado frente a ella... y cuando había empezado a tener sentimientos por ella, cuando había empezado a quererla... eso también se lo había dicho de frente.Había sido honesto con Max en todos los casos, por eso le dolía tanto que ella no hubiera podido retribuir eso. Estaba en su derecho de no quererlo, pero ¡maldición! ¡él le había dicho que la amaba! ¿¡Cómo podía haberle ocultado la ver
UGPEM. CAPITULO 59. AlguienLiam miró a su padre durante un largo segundo, pero luego volvió a dirigirse a los guardaespaldas.—No importa lo que diga mi padre —sentenció—. Ahora les pago yo, y yo les digo que la llamen. Tienen cinco minutos.Los hombres asintieron y Saínz sacó su teléfono para llamarla, pero Max no contestó. Llamó nuevamente, esta vez con más insistencia, pero ella seguía sin responder. Marquet hizo lo mismo, pero después de un rato su teléfono simplemente dejó de estar encendido.—Lo siento, pero parece que la teniente no está muy comunicativa —le dijo Marquet—. Su teléfono está apagado.Liam respiro profundo, sabía que era probable que ella no quisiera hablar con él, pero él sí necesitaba hablar con ella. Se había dejado llevar por un momento de ira y de tensión, como cualquier ser humano, pero no era estúpido. Incluso aunque las cosas no se arreglaran entre los dos, Liam Grissom era muchas cosas, pero malagradecido no era una de ellas.Le pidió a los guardaespalda
UGPEM. CAPITULO 60. CapturadaUNA HORA ANTESMax se bajó de aquella camioneta con el corazón destrozado, entendía que Liam estuviera dolido, pero eso era una cosa y otra muy distinta era no reaccionar cuando su propio padre estaba atacándola de aquella manera.¡Maldito fuera aquel viejo, ni siquiera por agradecimiento o por un poco de decencia se había aguantado antes de traicionarla! ¡Garret Grissom no era ningún inocente, se merecía cada amenaza y cada atentado, solo era una pena que Murray estuviera detrás de Liam en vez de ir por su cabeza directamente!Sin embargo ya no podía hacer nada. Liam era un adulto, ahora estaba advertido, entrenado y con guardaespaldas. No podía hacer nada más por él y si no quería ver la realidad entonces...—¡Maldición! ¡Ya estoy cansada de pelear! —murmuró agotada.Entró a la casa para recoger algunas cosas y poner en marcha su plan de escape, por supuesto que tenía uno, siempre tenía uno, y el más cercano en específico estaba a tres días de zarpar co
UGPEM. CAPITULO 61. Me imagino que no esperabas verme...Max no supo cuánto tiempo más pasó así. Horas, días... no había un reloj ni un rayo de sol en aquel cuartucho y llegó a pensar incluso que estaba bajo tierra. Los disparos que habían pegado en su espalda le dolían horriblemente, pero no eran peores que un disparo que le hubiera atravesado la carne y aun así se sentía muy débil.Pero en cierto punto aquella puerta se abrió. La mujer tiró de ella para hacer que se levantara y a tropezones la sacó del apestoso cuarto hacia otro... menos apestoso pero igual de oscuro. La sentaron en una mesa y pusieron un pequeño sándwich de queso frente a ella. Max tenía hambre, así que intentó con todas sus fuerzas pasar algunos bocados, porque sin eso sabría que no podría defenderse llegado el momento.La única lámpara de la habitación se enfocaba en la mesa, pero Max podía ver las sombras moverse cerca de las paredes de la enorme habitación.Finalmente sintió pasos acercándose a su espalda y cru