Capítulo868
Liliana estaba haciendo pucheritos con su voz dulce y melosa, frotando su cabecita contra el pecho de Alejandro. Él no pudo evitar sonreír, con sus ojos negros como el tintero rebosando ternura.

—Si no quieres ir, está bien.

Al escuchar las palabras de Alejandro, Liliana abrió de repente los ojos y lo miró.

—¿En serio? ¿Puedo quedarme en casa de verdad?

Alejandro respondió:

—Pero hay una condición.

—¿Cuál es?— Liliana parpadeó con sus grandes ojos brillantes.

—¿Qué prefieres, quedarte sin tu teléfono o ir a la escuela?— Alejandro preguntó.

Al escuchar esto, Liliana instantáneamente dejó caer sus pequeños hombros.

—Entonces, creo que mejor iré a la escuela, no quiero que me quiten el teléfono.

—¿Jugaste hasta tarde anoche?— Alejandro preguntó.

—No... mi hermano no me dejó jugar mucho— murmuró Liliana.

—¿Quién piensa que nos dormimos y secretamente sacamos nuestros teléfonos para jugar?— La voz de Nicolás llegó desde fuera del baño.

Liliana se tensó de repente, a punto de abrir la bo
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