El silencio dentro del auto se sentía más pesado con cada kilómetro que recorrían. Asteria miró de reojo a Lysandra, su postura firme y su expresión contenida, como si estuviera completamente ajena al caos de pensamientos que se acumulaban en la mente de su compañera. Pero aunque su semblante parecía impenetrable, había algo en sus movimientos—un leve apretón de las manos sobre el volante, la forma en que sus ojos permanecían demasiado atentos al camino—que sugería que no estaba tan tranquila como aparentaba. Finalmente, Lysandra giró el auto hacia un claro junto a la carretera, deteniéndose con movimientos calculados antes de apagar el motor. Era un espacio abierto, rodeado por árboles altos cuyos troncos parecían proteger el lugar de la vista del mundo exterior. Asteria observó el entorno, el aire más limpio y el paisaje menos opresivo que la carretera que habían dejado atrás. —Necesitamos parar por un momento —dijo Lysandra, rompiendo el silencio con un tono bajo pero firme. Su m
Asteria intentó moverse para crear algo de distancia, pero su propio cuerpo parecía paralizado por el impacto de la cercanía. El calor que emanaba de Lysandra, tan palpable como su presencia, envolvía el espacio reducido entre ellas, y Asteria no pudo evitar sentirse atrapada en el momento. Fue entonces que el cachorro, como si sintiera la necesidad de interrumpir la quietud, se agitó entre sus piernas y comenzó a mover las patas con entusiasmo. El pequeño animal saltó hacia el espacio entre ambas, rompiendo el silencio con un pequeño ladrido mientras daba rienda suelta a su energía matutina. Asteria intentó contenerlo, pero antes de que pudiera hacerlo, el desastre comenzó: un pequeño charco de pis apareció en la cama junto con algo más que hizo que sus ojos se abrieran completamente de sorpresa. —¡Oh no! —exclamó, su voz saliendo más alta de lo que esperaba mientras intentaba controlar al cachorro. Lysandra despertó con el sonido de la exclamación de Asteria, abriendo los oj
—Es adorable —comentó Nora, acariciando la cabeza del cachorro antes de dirigir su atención nuevamente a Lysandra—. Pero estoy segura de que no viniste aquí solo para presentarme a tus nuevas amigas. ¿Qué necesitas? Lysandra comenzó a explicar, su tono profesional mientras describía las pistas que necesitaban seguir y la información que Nora podía proporcionarles. Asteria escuchaba en silencio, pero no podía evitar notar cómo Nora se inclinaba ligeramente hacia Lysandra al hablar, cómo su mano rozaba casualmente el brazo de la detective en momentos específicos, y cómo su sonrisa se ampliaba cada vez que Lysandra la miraba.Había algo en la dinámica entre ambas mujeres que hizo que Asteria sintiera un nudo formarse en su estómago. No entendía del todo la sensación, pero la incomodidad crecía con cada gesto, cada sonrisa, cada roce que se intercambiaban. Asteria bajó la mirada al cachorro, acariciándolo distraídamente mientras intentaba ignorar la punzada de celos que se instalaba en
Lysandra estaba de pie, su figura alta dominando el espacio, con los brazos cruzados mientras su mirada fija en Nora transmitía una mezcla de paciencia y determinación. La tarjeta con el nombre del hombre que necesitaban investigar estaba sobre la mesa, apenas tocada, mientras Nora la miraba con una sonrisa que era peligrosa y juguetona en igual medida. Asteria, sentada junto a ellas, acariciaba al cachorro que descansaba en su regazo. Su mente estaba llena de preguntas: ¿quién era ese hombre? ¿Por qué estaban en el club buscando respuestas? ¿Y por qué Nora parecía disfrutar tanto de provocar a Lysandra? La tensión era palpable, y aunque Asteria trataba de mantenerse al margen, cada mirada que Nora dirigía hacia ella le hacía sentir que estaba más involucrada de lo que quería admitir. —El hombre en cuestión aparece relacionado con las pistas que encontramos —dijo Lysandra finalmente, su voz firme mientras deslizaba la tarjeta hacia Nora. Su tono no dejaba espacio para dudas ni n
Nora, por su parte, pareció disfrutar del intercambio silencioso, observando a ambas mujeres con una mirada que parecía saber más de lo que estaba pasando Nora tamborileó sus dedos sobre la mesa, su sonrisa ampliándose mientras observaba el ambiente cargado entre Lysandra y Asteria. Había una chispa de diversión en sus ojos, como si estuviera disfrutando de un espectáculo al que nadie más tenía acceso y quería ser participé. Finalmente, se inclinó hacia Lysandra, dejando que su voz cortara el silencio de la mesa con una ligereza provocadora. —Sabes, Lysandra, nunca te había visto tan interesada por una persona, diría que nunca te habia visto tan protectora y territorial—dijo, su tono cuidadosamente calculado para incomodar. Lysandra no respondió de inmediato, pero Asteria, aún distraída con el cachorro, sintió cómo la tensión en el aire aumentaba. La detective mantuvo su postura firme, su mirada fija en Nora con la misma intensidad que empleaba en sus interrogatorios más efecti
—¿Ya llegamos? —preguntó Asteria, su voz arrastrada por el efecto del alcohol mientras jugueteaba con las orejas del cachorro. —Sí, ya llegamos —respondió Lysandra, su tono bajo pero firme mientras salía del auto y rodeaba el vehículo para abrir la puerta del copiloto. Asteria dejó que Lysandra la ayudara a salir, su cuerpo tambaleándose ligeramente mientras el aire fresco de la noche la envolvía. El cachorro saltó de sus brazos, moviendo la cola con entusiasmo mientras corría hacia la puerta del alojamiento. Lysandra, con una mano firme en la cintura de Asteria, la guió hacia el interior, su expresión seria pero con un destello de preocupación en sus ojos. El interior del lugar era cálido y acogedor, con una luz tenue que iluminaba las paredes de un tono dorado. Asteria dejó caer su abrigo sobre una silla, girándose hacia Lysandra con una sonrisa amplia y despreocupada. —Hace calor aquí… —murmuró Asteria, su voz suave mientras daba un paso hacia la detective. Lysandra la
—Descansa. Te llevaré algo más tarde para que te sientas mejor —dijo Lysandra, su tono firme pero con un matiz protector que Asteria no podía ignorar. Asteria, sintiendo que la incomodidad y la vergüenza estaban alcanzando su punto máximo, bajó la mirada, sus dedos jugando nerviosamente con la tela de la camisa de Lysandra. —Perdón… —murmuró, su voz temblando ligeramente—. Dije muchas cosas que no debía decir en voz alta. Lysandra arqueó una ceja, su expresión relajada pero claramente interesada en lo que Asteria estaba confesando. La detective dejó escapar un pequeño suspiro antes de hablar. —¿De qué cosas estás hablando? —preguntó, su tono tranquilo pero con una chispa de curiosidad. Asteria negó con la cabeza rápidamente, como si intentara evitar la conversación. Sin embargo, la mirada de Lysandra era imposible de ignorar, y la joven sintió que no tenía otra opción más que admitirlo. —Cosas sobre ti… —confesó finalmente, su voz baja mientras bajaba la mirada al pecho
Lysandra negó con la cabeza pero dejó que Asteria se encargara, apoyándose contra la pared mientras observaba cómo la joven trabajaba con dedicación. Una vez que todo estuvo en orden, Lysandra revisó el reloj y asintió ligeramente. —Es hora de ir con Nora. Veamos si encontró algo sobre tu hermano —dijo, tomando su chaqueta y entregándole la correa al cachorro, quien ladró emocionado al escuchar su nombre. Asteria asintió, ajustándose el abrigo y sintiendo un leve nerviosismo en el pecho mientras salían del alojamiento. Sabía que lo que Nora pudiera haber encontrado podría cambiarlo todo, y aunque tenía miedo de las respuestas, también sabía que estaba lista para enfrentarlas, especialmente si Lysandra estaba a su lado. El trayecto hacia el lugar donde se encontrarían con Nora transcurrió en un silencio tranquilo, solo interrumpido por el suave sonido de los pasos del cachorro y el bullicio ocasional de la ciudad. Asteria no podía evitar sentirse un poco inquieta, con sus pensamien