51 susurros del Alma
El aroma del café flotaba en el aire, envolviendo la oficina con una calidez reconfortante. La luz de la mañana entraba por las ventanas, iluminando los rostros de Verónica y Emanuel, que se miraban en un silencio cargado de emociones.

Verónica movió su silla lentamente, un gesto automático mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. Emanuel estaba frente a ella, pero había algo en su mirada que la detenía, algo profundo, algo que la hacía sentirse observada de una manera diferente, con una intensidad que nunca antes había sentido de él.

Emanuel, por su parte, sentía su corazón latir con fuerza. No podía apartar los ojos de ella. Cada pequeño gesto, la manera en que fruncía ligeramente el ceño cuando pensaba, la forma en que sus labios se humedecían sin que ella se diera cuenta, lo tenía atrapado en un torbellino de emociones que ya no podía contener.

Cuando sus miradas se cruzaron, fue como si el tiempo se detuviera. No hubo dudas, ni preguntas, ni miedo. Solo un impulso pu
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