Aclaración de la verdad.
Capítulo XXX

Era poco común que Carlos hiciese presencia en la iglesia, estaba desaparecido desde las últimas eventualidades, su madre cuando despertaba de su letargo inducido preguntaba por él y le mentían, porque nadie sabía de su paradero.

Llego con mal olor en su cuerpo, después de haber estado sufriendo la supuesta pérdida de su madre y llorando todos los días, no se atrevió a buscar su paga. Estuvo escuchando personas que pasaban y un grupo familiar comento que su madre estaba recuperándose de las heridas y la esposa de Aníbal también.

Eso fue lo que lo empujo a salir, debía reconocer su culpa y señalar a sus compañeros y sobre todo la cabeza fundamental de los accidentes.

El párroco muy preocupado por la que veía despidió a los presentes señalando a Antonio, Diego, Laura Marina y al intendente para que fuesen testigos de lo que Carlos estaba por confesar.

El minusválido quiso salir y Carlos lo señalo con su dedo índice de la mano derecha:

-No dejen que se vaya, él es el pr
Abeporlo

Aclaraciones y nuevo rumbo a la vida.

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