-¿Se puede saber porqué tienes que hacer tanto ruido?.

Ashton se despertó con la cabeza atontada, la borrachera de la noche anterior había sido grande, así que las secuelas eran inevitables.

-Estoy recogiendo el cuarto. -dijo Megan molesta.

Ashton la miró con cara de asombro, parecía loca escapada de un psiquiátrico, en pijamas con los rizos alborotados y descalza. Decían que las mujeres embarazadas cambiaban de humor constantemente pero una cosa era llamar al diablo y otra muy diferente verlo llegar.

-¿Y para eso es necesario hacer tanto ruido?

-Si, Ashton, las cosas suenan- tiró unos libros de los que solía ella leer al piso y levantó las manos- ¡ves!suenan.

Ashton tuvo que contar hasta veinte, Megan se había levantado con un humor de perros. Con toda la calma del mundo se levantó de la cama completamente desnudo y caminó hasta llegar a ella.

-¿Andamos con ganas de discutir hoy?

-¡¿Que tú crees?! -se le encaró Megan

Ashton le sonrió y se mordió su labio inferior.

-Eso sucede cua