Capítulo 4. La búsqueda del Alfa con amor

Capítulo 4. La búsqueda del Alfa con amor

Ramsés Keller

Habían sido dos semanas agotadoras para el Alfa y sus guardias de seguridad y todas las posibilidades se habían agotado, por más que buscaron en todos lados, nadie conocía a una loba con las características que tenía la Luna del Alfa Ramsés. Desgraciadamente, todo el esfuerzo que habían empleado fue en vano.

El Alfa, se paseaba de un lado a otro por todo su despacho, demasiado inquieto, demasiado agotado de tanto pensar y padecer, desde que había desaparecido su loba, no podía dormir como lo hacía antes de conocerla. Su vigilia era permanente y no podía descuidar sus otros deberes, aunque para eso estaba su Beta al mando.

–Puedo sentir que ellos están en peligro, pero se me escapa su olor, algo está impidiendo que los encuentre, daría mi vida entera por tenerlos aquí conmigo.

En sus sueños siempre estaba ella, era tan real que volvía a experimentar todo lo que había pasado esa noche y parte de la mañana siguiente. Solo habían pasado dos semanas de eso, pero ella volvía cada vez a sus sueños, era la mujer a la que no podía sacar de sus pensamientos.

–Alfa, hemos buscado en todas las manadas a nuestro alrededor, nadie nos da razón de su existencia.

Era como si de verdad se hubiera tratado de un fantasma, el Beta Usher no salía de su asombro, pero por más que la buscaran y preguntaran, era como si la hubiera tragado la tierra. La Luna del Alfa se había esfumado en el aire.

–Sé que mi luna está pasando por un mal momento, lleva en su vientre a mi heredero y no puedo hacer nada, puedo detectar su sufrimiento, su dolor y me duele el daño que yo sin querer les he provocado.

Cuando Yulenka se llevó a su hermana gemela, había lanzado un hechizo para que nadie supiera donde se encontraban, solo ella sabía el paradero de Milenka, esa era la causa de que el Alfa Ramsés no diera con el paradero de su Luna.

–Pero mi Alfa, no se puede culpar de algo que sucedió bajo los designios de la Diosa Luna, de suerte que usted la encontró en esa discoteca, no me imagino que hubiera pasado si deja que salga a la calle.

Era verdad, Ramsés la había detectado y la siguió con la mirada para todos lados, si él no la hubiera detenido, tal vez la historia fuera diferente, alguien más se hubiera aprovechado de ella.  

–Ahora comprendo que ella se encontraba mal, que actuaba llevada por las acciones que esa droga le dictaba, pero me reconoció a mí, como yo la reconocí a ella. Estamos destinados y el hijo que nos une lo va a demostrar.

El fruto de esa apasionada noche de pasión era la unión de estos dos seres que sin saberlo estaban destinados a formar una de las más sólidas generaciones de la manada Black Claw, entre los dos poseían una fuente suprema de poder y serán venerados por todos, serán los reyes supremos de todos los licántropos.

–De eso estoy seguro mi Alfa, el heredero tiene que ser recuperado.

Pero no solo el heredero, Ramsés, clamaba por recuperar también a su Luna, anhelaba volver a tenerla en sus brazos. Cada segundo de su día se lo dedicaba por completo a la imagen que estaba grabada en su mente. Serían una familia de tres.

–Y a ella también, la quiero aquí a mi lado, para que seamos una gran familia.

No la podían dejar por fuera, si ella ya formaba parte de la gran manada Black Claw, es la fortaleza del Alfa, su otra mitad que sin ella podía perderlo todo, por eso era esencial que tanto la madre como el hijo fueran encontrados, nadie lo sabía, pero la manada podía salir perjudicada.

–Estamos haciendo todo lo posible por dar con ella, mandamos a un pequeño ejército a averiguar más allá de las fronteras, seguiremos buscando hasta hallarla.

Usher se encontraba muy preocupado, no les había confiado a ninguno de sus hombres el estado anímico y de salud del Alfa, si se llegaba a saber algo así, los enemigos se podían aprovechar de esa debilidad y atacarían Black Claw, con su silencio los estaba protegiendo a todos.

–Me duele pensar en la espantosa vida que le ha tocado vivir a mi Luna, porque sé que desde que ella se escapó no le ha ido bien, su dolor y sufrimiento son los míos también.

En los ojos del Alfa se veía el sufrimiento y el torbellino de emociones que en ellos guardaba, pero no estaba oculta su determinación de que algún día se iban a volver a encontrar. Pedía todos los días que ese encuentro se diera rápido, no podría aguantar más la pena.

–En cuanto demos con ella la traeremos a la manada, dejará de sufrir y padecer, mi Alfa, su loba tendrá lo mejor cuando llegue aquí.

Mientras tanto, oculta de todos estaba la Luna del Alfa, por más que siguieran buscando no darían con ella, pero en su vientre se estaba gestando la salvación de la manada más fuerte de todos los licántropos, era necesario que la hallaran pronto. La dinastía Keller estaba por iniciar una nueva era. 

–Envía al ejército de nuevo a la manada White Claw, ellos deben saber en verdad de quién se trata, no quiero tener que ir a hablar con el viejo Alfa Gustav, sé que tuvo dos hijas, pero nadie sabe dónde están.

Las gemelas estaban en esos momentos en una de las cabañas del bosque, no muy lejos de los límites de la manada White Claw. El doctor Edmund, les había encontrado el lugar perfecto para que Milenka llevara en paz su embarazo. Ni siquiera los reyes de la manada sabían dónde se encontraban sus hijas, pues Yulenka los había convencido de que ella se iría por un tiempo a estudiar al extranjero.

–Alfa, hemos interrogado a todos los integrantes de la manada White Claw y el viejo Alfa ni siquiera se ha inmutado, pero todos dicen que ellas han vivido siempre fuera de sus tierras. Además, dicen que todavía son unas niñas.

Era inútil que siguieran interrogando a los miembros de la manada White Claw, si las hijas del viejo Alfa eran unas niñas, no tenían nada que ver con la Luna del Alfa Ramsés.

–Entonces ellas, están descartadas, ya no insistan.

–Así es, mi señor.

–Entiendo, ahora déjame solo, tengo demasiadas cosas en que pensar.

–Como ordene, mi Alfa.

El Beta Usher salió del despacho de Ramsés y él se daba cuenta de que su jefe, el Rey Supremo, estaba sufriendo por esas vidas que se encontraban en peligro, pero por más que se habían esforzado, la Luna de la manada no aparecía por ningún lado. Estaba dispuesto a buscarla hasta el fin del mundo para que su Alfa recuperara su postura. 

En el despacho se quedó un hombre disminuido, su corazón sangraba a cada instante y sabía que poco a poco se le iban acabando las fuerzas, su alma pendía de esa loba, pues al llevar a su hijo en su vientre se había llevado parte de él, su hijo es la conexión con el universo y la vida. Tenían que encontrar al bebé en cuanto naciera.

Ramsés levantó la cara a la luna, mi loba, mi reina, mi todo, sé que ha sido muy difícil para ti, porque yo también me encuentro padeciendo tu sufrimiento, juro que no dejaré que nada malo les pase, aquí en la manada recibirán el mejor trato del mundo, son mi vida; mi luna y mi heredero.

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