Cuando Emiliano llegó a Casa Monter se encontró con una revolución, toda el área administrativa estaba hecha un caos.Cuando salió del elevador, casi se cae por pisar un trapeador manchado de pintura oscura, las secretarias estaban dispersas por todo el piso, despeinadas y con retazos de tela sobre los regazos. Maldijo la hora en que decidió levantarse tarde esa mañana, pero se sentía agotada, además el cuerpo le dolía por el accidente. Le habían dado varios días de incapacidad, pero Emiliano se sentía incapaz de pasar el día completo en casa, tenía que trabajar, además retrasar la colección era prácticamente imposible, Así que prefirió dejar, a las 10 de la mañana, de dar vueltas en la cama, darse una ducha de agua fría y salir hacia la oficina, pero no estaba preparado para encontrar lo que encontró. Con el bastón que le habían dado en el hospital avanzó por los pasillos, nadie parecía prestarle atención al presidente de la compañía, todos estaban sumidos en su propio caos, pero r
Sara contuvo el aliento por un largo rato, no quería ni debía hablar, estaban demasiado atrasados en el trabajo y la necesitaban, pero la mayoría estaban almorzando, Así que pensó que tal vez podría darle un minuto a la mujer. Pasó por un lado de Emiliano sin dirigirle la mirada, no quería ver en el rostro del hombre las emociones que estaba atravesando en ese momento, Así que simplemente caminó con la cabeza alta y salieron del lugar. Lara al caminó hacia la oficina de Emiliano y cuando ambas estaban juntas, solas, se formó un terrible silencio. Lara abrió la boca para decir algo, pero se cortó, la cerró y luego se volvió hacia la ventana, se quedó mirando el paisaje citadino un largo minuto mientras el silencio se hacía cada vez más pesado, hasta que de repente murmuró:— todo se rompió — Sara confundida se encogió de hombros y se sentó en el mueble apretando con fuerzas el cojín que había ahí. El gesto de Lara era Derrotado, por alguna extraña razón Sara sintió miedo.— ¿A qué te
36Sara lanzó su cuaderno de la basura, después de fotografiar las hojas rasgadas y manchadas con el letrero, lo lanzó a la basura, aparte de que tenía únicamente un apego emocional por él, tenía todos sus diseños guardados en la nube, Así que ciertamente el cuaderno no era más que inspiración, pero Lara lo Había tocado, lo había ultrajado con su mano, Así que Sara ya no lo quería, ya no lo quería en su vida, lo sentía como un amuleto estorboso, Así que antes de salir de la oficina lo lanzó a la basura. Había tomado una decisión y aquella decisión le ayudó a desprenderse de un peso que no sabía que estaba cargando, a quitarse de encima una culpa que ya no le atormentaría más.Gran parte del por qué no había decidido darle una nueva oportunidad a Emiliano era claramente Lara, Pero si la mujer era capaz de hacer una atrocidad tan grande como destruir sus diseños y manchar su cuaderno, ya no sentiría remordimiento alguno por ella.Emiliano aún tenía algo que contarle y ella lo escucharí
Era el momento más importante en la carrera de Sara Fansheri. Toda la vida había deseado aquello: presentar sus diseños en una hermosa pasarela, que la gente la reconociera por lo que era capaz de hacer, capaz de hacer, y ese era el momento. Era la cúspide, por lo que había trabajado durante tantos años, y Emiliano no permitiría que nada arruinara su momento. Por eso, cuando llegó esa tarde a casa, se dio una larga ducha con el agua fría. Su cabeza aún tenía restos de sangre, su accidente, o mejor dicho, su atentado, era demasiado reciente, pero él tenía que apoyarla en ese momento. Ella tenía que saber que estaba ahí para ella, que siempre estaría ahí para ella, y si quería demostrarle todo ese amor, debía hacer primero algo. Por eso, después de ponerse su traje más elegante para la presentación de la colección, empacó en su maleta unos cuantas prendas, sus documentos de identidad y algunos cosas de aseo. Y cuando Lara llegó a casa, estaba sentado, esperándola en la sala principal.
Sara se sentía no nerviosa, paranoica. Era la noche más importante de su vida, de su vida profesional, y todo debería salir perfecto. Pero lamentablemente, no habían tenido el tiempo necesario para preparar las cosas, rearmar los diseños después de haber sido destruidos les quitó todo el tiempo vital que necesitaban para encargarse de la presentación de la colección. Normalmente, siempre era una ceremonia más bien íntima, en la que el diseñador presentaba a los miembros de la junta la colección para ser aprobada, pero una de las gemelas se le ocurrió la brillante idea de invitar a la prensa. Aquello ejerció un nivel de presión extremo en todos.¿Qué sucedería si a la junta directiva no les gustaran sus diseños? ¿Cómo le dirían al público que los diseños que la prensa había expuesto ya no serían producidos? —eso está solucionado —le dijo Leticia en cuanto Sara le expuso esta duda. —Cada periodista que vendrá a la presentación de la colección firmó un contrato de confidencialidad. Ell
El desfile comenzó y terminó de manera exitosa. Sara contuvo el aliento en la pequeña reunión íntima que se hizo en la junta directiva, las trillizas, el papá de Lara, Doña Amelia, todos reunidos en silencio meditando.Que lo pensaran preocupó a Sara bastante, pero después de un largo minuto, Doña Amelia rompió el silencio con un fuerte aplauso. — Creo que no hay mucho que considerar, no solo los diseños son fantásticos, sino la propuesta en general. Era el momento de que Casa Montero entre en la nueva era — dijo.Luna, que era la que más énfasis había hecho desde que Sara había llegado a la empresa en que era una idea desastrosa. Blanqueó los ojos y se encogió de hombros. Ya no diría nada en contra. Ya era mucho para Sara, un gran avance, imaginó.La junta directiva votó, evidentemente, que sí, todos y cada uno. Sara se sintió realizada y ni siquiera la presencia de Mario en la sala logró amargarle el momento. Pensó en eso después cuando la reunión terminó y todas las personas cami
Era la noche del viernes, la despedida de soltero de Emiliano Monter, el hombre más rico y frío de la ciudad. Emiliano Monter estaba sentado en el amplio mueble rodeado de sus amigos, no eran más que seis hombres, los únicos seis en los que él podía confiar realmente. Las luces se apagaron, apenas se encendió una en el centro del techo que apuntó hacia un punto en específico donde una mujer rubia apareció. Tenía el cabello corto a los hombros y una máscara que le cubría el rostro, un traje de cuero que ajustaba su perfecta silueta con cadenas de plata que hacían ruido cuando la mujer se movía. La música comenzó, los amigos de Emiliano se inclinaron hacia el frente para ver el espectáculo, pero él simplemente se encogió de hombros, no quería una despedida de soltero, tampoco quería una bailarina exótica, pero ¿quién podía decirle que no a su amigo Samuel? La mujer estiró las caderas y arqueó la espalda. Era indudable que era un espectáculo de mujer, con la figura marcada, las pie
— ¡Esta mujer es mi esposa! — ante tal confesión, La rubia se soltó con fuerza del agarre de Emiliano y salió corriendo. Sus tacones resonaron por el suelo de mármol, sobre la alacena del corredor había dejado su abrigo.Se cubrió con él y salió corriendo, pero Emiliano no podía dejarla ir.Utilizó la fuerza de voluntad y la adrenalina que le había dado el encuentro para correr tras la bailarina, el corazón le latió con fuerza, el dolor en el pecho fue como un apuñalada.¡La había encontrado nuevamente¡ ¡después de tantos años de haber pedido su rastro! Mientras corría, le dolía con fuerza el corazón.Salió al corredor de su edificio y cuando las puertas del ascensor comenzaron a cerrarse, corrió tras ella, pero no logró llegar a tiempo. — ¡Sara! — gritó a las puertas cerradas del elevador, pero no la dejaría escapar, no esa vez. Salió corriendo a toda velocidad por las escaleras, eran ocho pisos. Saltaba de a dos a tres escalones, cuando llegó al primer piso, cansado y sudoroso,