3 - Nupcias.

Ubicación: California, Malibú, condado de Los Ángeles, EUA.

Emmeline...

–¡Kylie! –grité cuando sentí que sus manos me tomaban a sus brazos, apenas terminó de pasar la llave en el picaporte dorado.

–¿Qué? Estoy siguiendo las antiguas tradiciones. ¡El novio debe llevar a la novia en sus brazos mientras camina por la puerta! –Exclamo con una sonrisa que me vuelve loco.

–¡No seas tonto, lo sé! –Dije cuando lo miré y sonreí, mientras él empujaba con su pie haciendo que la puerta se abriera y entrara al departamento. De pie en el suelo, ajusté el dobladillo de la falda del vestido bordado y brillante con pequeñas perlas en el velo que caía en ondas junto con el corpiño diseñado por ellos. Eso sí, mi madre se empeñaba en ponérmelo, y para mí fue simplemente amor a primera vista en cada pieza de tela que me ayudaba a escoger y decidir.

–Ahora, vamos a... –Comenzó Kyl sacando el celular de su bolsillo mientras cerraba la puerta detrás de él.

–... ¡Ordena una pizza! –Terminé haciéndolo reír.

–¿Un? ¡¿O dos?! –Me preguntó al mirar la pantalla del dispositivo.

–¡Por supuesto! –Dije al quitarme los tacones altos que me estaba apretando los pies y haciéndomelos adoloridos. Eran tan hermosos, pero la comodidad no tenía más que belleza. Me acerqué a Kylie y lo ayudé a quitarse el traje negro y la corbata blanca nacarada.

       Lo miré a los ojos y me devolvió con una sonrisa en sus delgados labios. Lo que me recordó el pasado. Él y yo incluso acordamos el término pedir pizza, algo que siempre hemos hecho desde que nos conocimos. Y para pensarlo... recuerdo una tormenta cayendo de ese oscuro cielo nocturno, en ese momento, había terminado mi última clase y estaba ansiosa por irme y finalmente llegar a casa.

       Muchos se quedaron a esperar que cesara el aguacero, yo no era de esos. Salí apenas protegiendo mi bolsa de cuadernos bajo una fina capa, dejé de buscar un lugar con vista húmeda y simplemente algo me quitó la atención del frío que sentía y la ropa empapada. No recordaba bien por qué estaba parado bajo la tormenta detenida, pero solo me di cuenta cuando Kylie se acercó y me despertó. Me preguntó qué hacía allí bajo la lluvia inmóvil, al mismo tiempo se quitó el abrigo y me envolvió en él, arrastrándome bajo la marquesina del edificio donde estudiamos. “¡Mi nombre es Kylie!”, me sonrió y le di una media sonrisa diciendo: “Mi nombre es Emmeline, ¡encantado de conocerte!”. Y después de eso se estableció un silencio entre él y yo que solo fue respondido por miradas incómodas y sonrisas.

       Deliberadamente, a medida que pasaban los minutos, nos estábamos acercando mientras la lluvia continuaba constante y fuerte. Empecé a temblar de frío en ese momento y todo lo que escuché fue “¿Puedo abrazarte? Claro que si no quieres...", estaba nervioso mientras yo solo respondía "¡Tú puedes!". Cuando sentí sus brazos envolverme, sentí un abrazo y calidez, no el calor de nuestros cuerpos calentándose juntos. Pero un calor en mi pecho. En mi corazón. Levanté mi rostro y lo miré a los ojos, y fue en ese momento que no lo vi como un extraño que estudiaba en la misma universidad que yo. Lo vi con una mirada de amor a primera vista.

       Me enamoré del olor de su piel, de su pelo oscuro y lacio y de sus ojos castaño oscuro ligeramente rasgados. Me encantó la forma de esos ojos. Este hombre envió un escalofrío por mi piel que llegó a la boca del estómago como un trozo de hielo derritiéndose. Eso me licuó por completo.

–¿Emme? ¿La Tierra llamando a Emme? –Hizo un gesto tratando de llamar mi atención.

–¡Deja de hacer el tonto! ¡Estoy escuchando! –Me quité el velo atado a mi tiara plateada y lo tiré en el respaldo del sofá. –¡Tu amigo John fue muy amable al ceder su apartamento! Uno de ellos...

–¡Sí, fue un regalo para los dos! –Me tiré con cansancio en el sofá acolchado mientras lo escuchaba. Cerré los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás y cuando los volví a abrir, lo vi con dos copas llenas de vino. Tomé una de su mano izquierda y la llevé a mi boca sintiendo un sabor dulce seguido de su suavidad junto con el alcohol. Kylie tomó una nota de la mesa de la cocina mientras regresaba y comenzaba a leer. –“A los recién casados ​​Emme y Ky… –Hizo una pausa, tomando un sorbo. – “… que me hagan bastantes ahijados para que yo sea su rico padrino”!

–... –Cuando escuché eso casi escupo todo el vino de mi boca y me ensucie de risa. –¡John y su empeño en querer ahijados de la gente!

–Jajaja. -Tiró la nota sobre la mesa de café. -¡Tal vez, quién sabe! –Hablaba torpemente.

–¡Es quien sabe! –Tomé otro sorbo y me aclaré la garganta cambiando de tema. –Me muero de hambre, ¿cuándo es la pizza? –Eché mi cabeza hacia atrás nuevamente cuando escuché mi estómago gruñir por segunda vez desde que entramos por la puerta.

–Vaya, apenas han pasado unos minutos desde que me avisaron... –comentó mientras sacaba su celular del bolsillo y miraba la pantalla.

–Deben haberlo hecho rápido... –Tomé el último sorbo de la taza

–¡Voy para allá! –Tomó la llave de la mesa y mandó un beso al aire y yo le mandé otro.

       Al escuchar el cerrojo de la puerta cerrarse, me estiré y me levanté, yendo tras la botella de vino. Me serví un poco más y tomé un sorbo mientras caminaba hacia la puerta corrediza que conducía al porche. Observé el cielo estrellado de cerca, escuchando el sonido apagado del tráfico de abajo. Estaba pensativo. Y cuando volví a levantar la copa, mis ojos fueron directos al anillo de compromiso y ahora a otro. Pero este estaba casado. Me volví hacia la señora Swan. Era uno de mis sueños hecho realidad. Casarme con la persona que me amaba y se preocupaba por mí. El brillo del anillo de bodas onduló y terminé notando un reflejo en el vidrio de la puerta, me di la vuelta rápidamente y me sobresalté.

–¡Kylie! ¡Me asustaste! –Puse mi mano libre en mi pecho.

       Me saludó con una cálida sonrisa mientras arrojaba las llaves sobre el mostrador de la cocina. Extrañamente, sentí un escalofrío recorrer mi espalda y me encogí de hombros, y caminé hacia él con el vaso todavía en mi mano. Le di una sonrisa ardiente mientras llevé mi mano vacía a su cuello. Otro escalofrío se deslizó por mi piel cuando sentí sus manos agarrar mi cintura.

–¿Y la pizza? –Hice una mueca de disgusto levantando mis labios inferiores.

–¡Nada por ahora! ¡Eso fue una falsa alarma! –Respondí frustrado y una visible decepción se formó en mi rostro con derecho a un puchero de rabieta infantil. –¡No pongas esa cara! Sabes que no puedo resistirme a ese hermoso puchero y… –Kylie se acercó a mi rostro mirándome directamente a los ojos y siguió hasta mi cuello pasando su cálido aliento por mi piel, encendiendo una llama dentro de mí. Pero volvió a mirarme intensamente, me arrebató el vaso de la mano y se lo bebió de un trago, colocándolo sobre la mesa de café en medio de la habitación.

–¡Oye! –gruñí y llevé su dedo a mis labios mientras se acercaba de manera seductora, e hizo un “¡shiuu!”. Su boca tomó la mía, como si tuviera una sed insaciable, antes de gesticular cualquier frase o palabra.

       Fue profundo, intenso y sensual. Todo y más con un sabor a melón especiado y menta que refrescaba el ardor de aquel beso. Sin embargo, no fue solo eso. Kyl bajó sus grandes manos a mi trasero dentro del vestido y apretó con fuerza, haciéndome saltar un poco, agarrando con fuerza y ​​clavando mis uñas en la tela de su camisa blanca. Y tu mano allí. Comenzó a guiarme a través de la habitación hacia el pasillo del apartamento sin siquiera detener nuestros labios. Y me separé unos centímetros de ellos.

–Espera un minuto, ¿qué pasa con la pizza? –pregunte borracho en ese momento. Sintiendo el deseo en el aire.

–¡Pueden esperar! ¡Lo que nos lleve el portero del edificio! Empezó a besar la comisura de mis labios. –Vamos a tener un momento… –susurró seduciéndome. –... ¡tú y yo!

–... –Simplemente cerré los ojos dejando que me guiara hasta la recámara, durante el tiempo recibí el más dulce cariño oscilando entre la sensualidad y el fuego que aumentaba con cada paso que daba hacia la cama.

–¡Puedes abrir los ojos! –Escuché la puerta cerrarse y respondí a su orden.

       Las rosas violetas vagaban por el suelo y la cama junto con un dulce aroma en el aire. Miré a Kylie que se acercó y ahuecó mis manos. Me dio un largo beso y se separó mientras tomaba sus manos y desabrochaba cada botón de su camisa de manga larga y se la quitaba, dejándola caer al piso violeta que se mezclaba con el blanco de los muebles iluminados por velas. Observé sus pectorales objetivo mostrando una pequeña forma, permitiéndome estar más emocionado, nervioso y listo para nuestra... primera vez.

       Me salvé totalmente para eso. Como en los cuentos de hadas. E historias de princesas y príncipes que me encantaba leer en las novelas de mis estanterías. Estaba bastante seguro de que él era el hombre adecuado y el que realmente me amaba, y viceversa.

       Me dejé tocar por sus dedos, al mismo tiempo que mi rostro se inclinaba hacia el lado derecho, dándole un espacio para que sus labios viajaran sobre mi piel. Levanté la vista, algo aturdido por el alcohol que acababa de tomar, y terminé de ver un gran espejo de madera maciza adornado con dibujos de hojas. ¿Y luego jadeé y mis ojos se abrieron cuando vi el reflejo de Kylie? Me pregunté a mí mismo aturdido. Pelo diferente y musculatura más grande. Me alejé de repente agarrando sus brazos con fuerza y ​​mirándolo fijamente.

–¿Qué pasó mi amor? –Preguntó confundido. Pero cuando lo miré a él y al espejo de nuevo, era Kylie. Cabello. Cuerpo. Todo era normal. Llevé mi mano izquierda a un lado de mi cara. Sí, la bebida. Sólo podría ser.

–Nada... –Sonreí tratando de disimularlo y lo acerqué a él mirándolo directamente.

–¿Está seguro? –Él me preguntó.

–¡Si tengo! –Te di un beso a la ligera.

–¡Todo bien! Entonces, ¿dónde paramos? –rió mientras me envolvía en besos y apretones de manos en la piel de mi cuerpo.

       Dirigiéndose al toque de sus manos mientras lo guían hacia la cremallera en mi espalda. Con una súplica en el suspiro de "¡Deshazte de eso ahora!". Y se hizo. Me bajó el vestido lentamente, mostrándole mi cuerpo aún cubierto por una lencería de encaje con flores lilas y un tirante que unía las bragas a las medias bordadas de principio a fin. Lo mismo parecía vislumbrarse. Sus ojos brillaban a la luz de las velas. Como si estuviera contemplando el pedestal de una deidad o como si el suyo propio apareciera frente a él. Deslicé mis dedos hasta su barbilla, cerrando su boca y acercándola a la mía. Lo agarré de las costillas, sintiendo que se le erizaban los pelos y lo arañé lenta y traviesamente.

       Su mano derecha se deslizó desde mi cintura hasta mi trasero, apretándolo fuerte causando que me mordiera los labios y se me erizara. Y con esa melodía, comenzó a moverse, llevándome con él a la cama. Me acostó lentamente mientras me miraba a los ojos. Se dirigió hacia mi barbilla, besándola y bajando hasta mis senos donde lentamente bajó el bordado, dejando a la vista el erecto pico color durazno, el cual fue acariciado por sus labios, dejándome gemir de satisfacción con eso, y automáticamente agarrando su cabello. .

       Kylie me observó mientras chupaba ferozmente mi seno, provocando humedad entre mis piernas, mientras su otra mano se posaba en el otro seno libre, masajeándolo de una manera que lo hacía doler, pero era un dolor bueno ya que estaba teniendo tal dolor. erección abajo. Eso fue una tortura. Y mi torturador disfrutaba al verme en este sufrimiento.

Tiré más de su cabello mientras cerraba los ojos. La otra mano libre se deslizó lentamente sintiendo la forma de mis curvas hasta el tirante de mis bragas. Se detuvo allí y se levantó de mí dejando su pezón babeando. Y rápidamente abrí los ojos. Llevó las yemas de sus dedos a mi ombligo y bajó hacia la mitad de mi parte privada cubierta. Estaba completamente ansiosa y ansiosa por que esos dedos me tocaran en ese momento. Sin embargo, se burló de mí. Sabía cómo hacerlo muy bien. Déjame en el extremo.

       Kylie comenzó a bajar lentamente revelando un volumen de piel afeitada y suave. Sin embargo, noté que se estaba conteniendo con sus ojos que brillaban al revelar completamente lo que quería ver. Me arrancó la ropa interior con cada calcetín puesto y los arrojó al pie de la cama. Ella se movió y fue el turno del sostén. Con cuidado. Tirarlo a un lado. Lo miré mientras se ponía de pie frente a mí y se bajaba los pantalones revelando unos calzoncillos grises. Y era su turno en ese momento.

      Lo que me puso ansioso. Su polla estaba extremadamente dura y erecta cuando terminó de desvestirse. Siguió lentamente mientras se elevaba de nuevo. Como un depredador tras su presa. Sus labios fueron directamente a mi piel recordándome el calor que sentía debajo. Encajó entre mis piernas, haciéndome sentir su polla dura y caliente en mi zona íntima que palpitaba por ello.

       Su lengua aterrizó en mi piel de nuevo. Gemí mientras mis manos recorrían su cálido cuerpo. Pero me agarró las muñecas y las levantó por encima de mi cabeza. Y sus labios siguieron a los míos en una nana intensa y excitante. Se distanció y me miró directamente a los ojos. Extrañamente, sentí una sensación de nerviosismo en el estómago como si ya hubiera experimentado eso antes, podría ser solo mi actitud loca, pero cuando miré a los ojos de Kylie vi a alguien más. Era inexplicable incluso para mí. La conexión y cada toque que puso en mi piel fue desigual.

       Sin embargo, comencé a encogerme de hombros y dejar que mi cuerpo me guiara junto con mi corazón y mis sentimientos.

–Voy despacio... –ronroneó en mi oído.

–¡Derecho! –suspiré asintiendo.

       Empecé a sentir su polla entrando lentamente, mientras se acomodaba, colocándose en una posición considerable para caber dentro de mí. Mentiría si dijera que no fue doloroso. Sí, lo era. Era molesto los segundos que pasaban, mientras forzaba la entrada. Mordí mi labio inferior tratando de soportar el dolor, pero cerré los ojos y escuché su voz llamándome:

–Emme... –Y ordenó. –¡Mírame!

–... –Dejé escapar un gemido de dolor mientras abría los ojos mientras me preguntaba. Sentí que algo se me escapaba de los ojos, pero no quería que se detuviera por eso.

–¡Yo la amo! –Comenzó a besar la comisura de mis labios, provocando que soltara una sonrisa.

–¡Yo también! –susurré mientras liberaba una muñeca y llevaba mi mano a su rostro acariciándolo.

–La amo más que a nada... aunque los mares se sequen o el sol no vuelva a iluminarme, ¡tú serás él! ¡Me alumbrará en la oscuridad más oscura de mi vida! –Era el turno de Kylie de honrarme con su sonrisa haciéndome el tonto con eso.

–Kylie, yo... –Puso su dedo tan rápido frente a mi boca que apenas terminé la oración.

–Ahora... ¡La quiero para mí! ¡Ámala por completo! –susurró para terminar en un intenso beso.

       Dejé escapar un profundo suspiro y me entregué en cuerpo y alma a él en ese momento. Calor. Lujuria. Placer. Kylie me amaba por completo, de todas las formas posibles. Cuando terminó aquel velo de amor, me acosté sobre su pecho. Luchando por mantener los ojos abiertos, sin embargo, me sentía débil después de todo eso. Somnoliento. Como si mi energía fuera completamente vaciada de mi cuerpo.

–¡Duerme, Emme! –pronuncio mientras jugaba con mi largo cabello rizado derramado sobre el y la cama.

–No, no quiero... –dije sin fuerzas.

–¡Duerme, mi sol! –susurró haciéndome desmayar por completo

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