TOMO 3. CAPÍTULO 173. Un tiempo para desquitarseLilianaUn poco antesEl sabor metálico de la sangre invade mi boca mientras Gemma se me acerca, sus ojos brillan con algo que no sé si es odio, resentimiento o puro fastidio. Siento la piel de mi rostro ardiendo por el primer golpe, pero el dolor físico es lo de menos. El verdadero tormento es el nudo que tengo en el pecho al saber que mis hijos están en peligro, al escucharlos llorar a mis pies mientras están rodeados de toda esta gente que solo quiere lastimarlos.Frente a mí Carolina y Ryker se desafían con la mirada, es evidente que ella no lo considera más que un empleado glorificado, pero después de salvarle el pellejo una vez para usarlo en su beneficio, es obvio que no le tiene ningún respeto. Sin embrago la intervención de Gemma los hace enfocarse en otra cosa.Ella se detiene un momento, girándose hacia Carolina con un gesto burlón.—¿Tienen apuro o puedo desquitarme un poco? —pregunta con una indiferencia que me hiela la san
TOMO 3. CAPÍTULO 174. Una mujer distintaLoganLa noche está tan oscura que apenas puedo ver unos metros delante de mí. El frío me cala hasta los huesos, pero no siento nada más que el tamborileo frenético de mi corazón. Mis piernas se mueven solas, cada paso impulsado por la desesperación. En medio de la penumbra, una silueta aparece entre los árboles: una mujer corriendo con dos sillitas de bebé en las manos.Escucho el disparo y por un instante pienso que es Liliana. La veo trastabillar y tratar de apresurarse, pero luego dos disparos más se escuchan. Las piernas no me alcanzan para correr más y la veo continuar a pesar de todo, desplomándose en los brazos de alguien.El Arthur. Arthur la alcanza antes que yo, mientras corro desesperado en esa dirección y escucho a Ranger gritar una orden para responder al fuego.—¡Liliana! —grito con todas mis fuerzas, aunque mi voz se pierde entre el caos.Cada segundo es una eternidad, y solo veo que a pesar de todo la mujer sostiene las dos sil
TOMO 3. CAPÍTULO 175. Las rejas o el ataúdLilianaEl frío del sótano parece más denso, como si el aire estuviera lleno de hielo y miedo. Estoy amarrada a esta silla y las lágrimas ya ni me queman en las mejillas; hace rato que la desesperación se tragó cualquier sensación de alivio. Cada vez que escucho un disparo, mi corazón salta y luego cae al vacío porque no lo entiendo. ¿A quién le están disparando? ¿Quién lo está haciendo?Pero evidentemente no soy la única con preguntas porque Ryker y Carolina se miran son comprender. Ella camina de un lado al otro como una leona enjaulada, con una sonrisa sádica pintada en el rostro. Ryker, por otro lado, parece un animal acorralado, con el ceño fruncido y las manos lívidas de apretarlas. Las veo justo cuando Carolina saca un arma y se la pasa frente a mí, como si fuera su papel ser el muro defensivo solo porque es hombre y “empleado”.Ryker apunta el cañón directo a mi pecho, y su mirada es la de un hombre que está al borde de la rabia abso
TOMO 3. CAPÍTULO 176. Todo atrásLoganMi corazón late tan rápido que parece que va a explotar. Mis ojos están fijos en Ryker mientras apunta la pistola al pecho de Liliana. Cada segundo que pasa siento que se me escapa la vida. No puedo dejar que le haga daño, pero tampoco puedo perder el control. Si él siente un mínimo de debilidad de mi parte, lo hará, la matará.Mis palabras son una apuesta peligrosa, pero están funcionando. Veo la duda en su mirada, su respiración agitada. Ryker es una rata, una cucaracha que siempre encuentra una grieta para meterse. Él no quiere morir, eso lo sé con certeza.Me giro hacia Ranger, que está inmóvil, como un depredador listo para atacar, pero apenas doy la orden veo al médico alejarse de Liliana y levantar las manos.Su voz es un chillido que llena la habitación y los hombres de Ranger no esperan ni un segundo ni una orden. Se acercan a él con pasos firmes, le quitan la pistola de un tirón y, sin decir una palabra, le dan un golpe tan fuerte que R
TOMO 3. CAPÍTULO 177. Un paso másLilianaEl sonido del auto afuera rompe el silencio del sótano. Mis músculos se tensan al instante, y siento que mi respiración se acelera. No hay tiempo para el pánico, solo para actuar. Miro a Logan, que asiente en mi dirección antes de desaparecer en la penumbra bajo la escalera.Ryker está inconsciente y Carolina bien amordazada, así que no hay posibilidad de que nos delaten.Me acomodo rápidamente en la silla, volviendo a adoptar la posición en la que estuve antes; y coloco mis manos detrás de la espalda, apretándome los dedos con fuerza para que parezca que sigo amarrada. Mi corazón late tan fuerte que siento que va a explotar en mi pecho, pero mantengo la mirada fija en el suelo, como si estuviera completamente derrotada.Los pasos resuenan en la escalera metálica, pesados y seguros, hasta que finalmente aparece. Al principio, apenas puede ver alrededor porque sus ojos se están adaptando a la oscuridad, pero en cuanto su figura sale a la luz de
TOMO 3. CAPÍTULO 178. Una parte de nosotros mismosLoganSolo bastan las primeras palabras para reconocer su voz. Esa voz que escuché durante años en cenas familiares, en reuniones, en momentos importantes de mi vida. Pero ahora suena diferente, llena de veneno, llena de resentimiento. Es mi propio primo, Anthony.Me quedo inmóvil en la penumbra, escuchando la conversación entre él y Liliana, sintiendo cómo cada palabra que dice me atraviesa como un cuchillo. Nunca lo vi de esa forma, nunca imaginé que detrás de su sonrisa y su lealtad aparente había tanto odio. Es como ver a alguien que creías conocer quitarse una máscara, y debajo no hay nada reconocible.Sin embargo, la tristeza que siento no me nubla. Cuando Anthony da un paso hacia Liliana, salgo de las sombras con la pistola en la mano, apuntándole directamente.—Muévete un paso más hacia ella, y será el último que des en tu vida.Mi voz suena firme, pero por dentro estoy quebrado. Anthony se detiene en seco, y sus ojos se abren
TOMO 3. CAPÍTULO 179. Un tiempo para esperarLiliana—¡Logan, no! —intento disuadirlo, porque lo que sea que esté pasando por su cabeza no terminará en nada bueno, y ya sé que no tiene una conciencia ligera.Puede parecer duro y ser muy bruto, pero el arrepentimiento le pesa. Y ahora mismo su rostro está sereno, pero sus ojos... hay algo en sus ojos que me llena de miedo.Intento convencerlo y me sujeta por los brazos con esa fuerza suave que solo él tiene.—No puedes quedarte aquí. Por favor vete.—No, no voy a irme sin ti. —Mi voz se quiebra y siento las lágrimas rodar por mis mejillas, pero Logan sacude la cabeza y me suelta con cuidado.—Estaré bien. —Me acaricia la cara con una mano, y ese gesto me desarma—. Solo tengo que ocuparme de algo.Antes de que pueda responder, Ranger tira de mi chaqueta con esa falta natural de explicaciones natural en él.—Liliana, tenemos que irnos. Ya luego le tiras una plancha a la cabeza —gruñe—. El idiota sabe lo que hace. Estará bien.—Pero… ¡No!
TOMO 3. CAPÍTULO 180. Lo que haya que hacerLoganEspero a que la camioneta en que se va Lili desaparezca por la carretera, y luego me detengo frente a la inmensa máquina de hormigón que mencionó Anthony antes. El enorme tambor parece un monstruo dormido, esperando a ser activado.Miro el botón rojo en el panel de control. Respiro hondo y mi mente llena de recuerdos de mi infancia, de las risas que compartí con Anthony, de los momentos en que lo vi como un hermano más. Y luego pienso en Liliana. En mis hijos.Sin dudar más, presiono el botón.El sonido de la máquina moviendo el tambor con hormigón rompe el silencio de la noche y luego comienzan los gritos que vienen desde el sótano y son desgarradores.Los escucho mientras me siento al borde de la máquina de hormigón, viendo cómo va cayendo lentamente, cubriendo cada centímetro de la escotilla y de la superficie alrededor. Cincuenta toneladas no son pocas, no sé cómo funciona el condenado artefacto, solo que al parecer Anthony había p