Nicolás encontró la situación extremadamente ridícula. Miró a Benedicto y le dijo: —Tú eres un completo fanfarrón, y él es un completo tonto. No es de extrañar que ustedes dos sean amigos, ¡realmente son la pareja perfecta!

Después de decir eso, varios guerreros del continente Aureus se rieron. Para ellos, las acciones de Fane parecían especialmente cómicas. Ya habían empezado a ver a Fane como un tonto que tenía un tornillo suelto en la cabeza. Sin embargo, después de escuchar esas palabras, Benedicto no se enfadó.

Quizás debido a que había escuchado comentarios similares muchas veces antes, cada vez que Fane demostraba su habilidad, dejaba a esas personas sin palabras.

Benedicto se rió fríamente y le dijo: —No hables demasiado. ¡Pronto sabrás quién es el verdadero fanfarrón y quién es el tonto!

Nicolás refunfuñó suavemente y se quedó con la boca temblando, sin saber qué más decir. A Benedicto no le importaba lo que los demás dijeran; solo miraba a Fane con una mirada llena de expecta