Desayuno

Se durmieron envueltos con sus propios cuerpos, sin necesidad de palabras ni de sexo, ni excusas absurdas para tenerse cerca. Eran todo lo necesitaban y principiaban a comprender que eran más fuertes juntos que separados.

La alarma que Lexy había programado en la madrugada obligó a la pareja a tener un despertar agitado. Se sintieron confundidos e inclusive asustados, pero se tranquilizaron al entender que aún estaban a tiempo de llegar a la reunión y al primer día de trabajo en la ciudad empresarial.

Lexy se quejó un par de veces, deseosa de continuar en la cama hasta el mediodía, pero Joseph le recordó sus obligaciones y mientras ello ocurría, el hombre se encargó de pedir el desayuno para animar a la adormilada jovencita.

No pasaron ni quince minutos para que un depe

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