Capítulo 117
El joven se sintió aturdido y mareado por el golpe y casi se derrumbó al suelo.

Los comensales a su alrededor también se sorprendieron por la repentina conmoción.

Harold miró cruelmente al joven cuya cabeza estaba empapada por su propia sangre y se burló, “¡Piérdete o te romperé la pierna!”.

El joven sostuvo su cabeza herida y gruñó: “¡Muy bien, chico rudo, espera y verás!”.

Luego, salió corriendo del restaurante.

Harold sonrió con desdén y dijo: “Maldito perdedor, ¿quién se cree que es para amenazarme? ¡Soy Harold Wilson, maldito!”.

Luego, puso una mirada de suficiencia y le dijo a Loreen: “Siempre hay estos molestos bichos donde quiera que vayas, no dejes que arruine nuestra noche. Ven, disfrutemos de nuestra cena”.

El humor festivo de Loreen quedó totalmente destruido después del inquietante momento. Ella simplemente asintió sin decir una palabra.

Durante la cena, Harold trató de animar el ambiente con conversaciones llamativas, pero Loreen no se entretuvo en absoluto.

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