SIGRID«El llanto de mi hija, de mi primera hija. —Silas —suspiré, entrecortadamente, la manta de pelo suave bajo mi cuerpo. Sentía más fluidos manar de entre mis piernas, el dolor apenas remitiendo, olores intensos rodeaban la cueva. Un pequeño bultico fue colocado con suavidad sobre mi pecho. Abrí los ojos para ver a la criatura arrugadita, con el cabello blanco platinado como Silas, tan pequeña, el tono enrojecido de su piel, su boquita diminuta hacia tiernos pucheros con ganas de seguir llorando. Su naricita se movió, reconociendo mi olor, y con eso se fue calmando un poco. —Es nuestra lobita, Sigrid. Es tan chiquitita. Ella… ¿está bien? —Silas la miraba preocupado. Mis hijos se habían adelantado a la fecha prevista, por eso me atreví a alejarme de casa. Yo también la observé con preocupación. Las oleadas de dolores comenzaban a arreciar. —Amor, no sé… ¿siento salir leche de mis pechos? ¿Y si la alimen...to? Mnnn —apreté los dientes, casi a punto de gritar; mis otros bebé
SIGRID«Portales de espectros se estaban abriendo en las paredes, como cuando Silas los convocaba desde ese sitio que había creado para ellos.Manos enormes salían, murmullos excitados, risas frenéticas.La piel se me estaba poniendo de gallina al sentir la intensa energía oscura que incluso marchitó las flores de Nyx. —¡Silas, ya basta! —lo miré de nuevo, preocupada, inclinándome hacia las bebés a mi lado. —No soy yo —me respondió, su cabeza baja, fijo en el pequeño, alzándolo con las dos manos, frente a su pecho.—El bebé, él, está invocando a mis espectros. No puedo… no puedo controlarlos, se niegan a regresar, han sido llamados por un nuevo amo —confesó; incluso él estaba perdido. Tomé a las niñas llorando, sosteniéndolas contra mi pecho, hice por moverme hacia ellos.En un segundo de descuido, todo vibró en la cueva, parecía un terremoto. —¡Silas! —grité, expandiendo mi magia para protegernos, con miedo a que colapsara el techo, pero destellos de mi energía brillaron en e
SIGRID«—Pero ahora tienes a nuestros cachorros, Silas. Creé una familia para ti, amor. Nunca más estarás solo —acaricié su mejilla afilada.No dejaba de devorarme con la mirada, sus rendijas entrecerradas como una bestia durmiendo en las profundidades. Nuestra bestia guardián.—Los tengo y los cuidaré para que nunca nadie les haga daño, para que no sufras por ellos —respondió, y parecía haber más de trasfondo en sus palabras. —¿Por qué dices eso? ¿Quién quisiera hacerle daño a nuestros bebés? Silas… dime lo que tengas que decirme… —hice por incorporarme, pero él no me dejó.Me empujó con suavidad de nuevo hacia atrás, mientras tomaba el agua que habíamos recogido del riachuelo subterráneo y empapaba el paño para limpiarme un poco. —Laziel es especial, como viste —habló en voz baja, concentrado en su tarea. Mientras él se veía tranquilo, mi corazón retumbaba a punto de salirse de mi pecho. —No es un lobo, vampiro o hechicero. Como es hombre, supuestamente tampoco debe ser una Sele
NARRADORAPOCOS MESES DESPUÉS…Las cosas parecían tomar su curso. Los Duques de Everhart ocuparon el puesto de los Regentes.A pesar de las inconformidades de algunos, cuando el Rey Espectro hizo su primera y única aparición frente a la corte de nobles y anunció que, por “sus cojones”, los Duques serían ahora los jefes, todos tuvieron que tragárselo sin tomar siquiera agua.Fue algo así, con la menor sutileza del mundo, a pesar de que había practicado con Sigrid ser más sociable y educado delante de su pueblo.Pues no funcionó.También se anunció la procedencia de Katherine, quien aprovechó para decir que había cambiado su nombre, caprichos de excéntricas millonarias.Cosas peores hacían las nobles, así que un cambio de nombre, así, de la nada, no parecía tan loco.La situación se fue estabilizando.La barrera se retiró en una parte, nombrada como: La Frontera.Ni siquiera Aldric confiaba completamente en el buen corazón de los seres sobrenaturales; debía velar también por la integrid
NARRADORAEn el pasillo, estaba casi toda la familia en ascuas, menos Celine, que descansaba con náuseas en su habitación.Por mucho que insistió en estar presente, Zarek no la dejó salir de la cama. La próxima en soltar la bombita de la barriga sería ella.Los demás se quedaron afuera y solo Gabrielle y Sigrid se internaron en la guarida del lycan. Azarot gruñó un poco a Gabrielle y luego se calmó, sus instintos llevándolo a acurrucarse más contra sus lobeznos y su hembra vulnerable.La mano de Sigrid acarició su morro, rascándolo un poco, y Azarot la lamió con cariño.Esta era también su cachorra, así que se podía quedar.—Ay, hija… qué cositas más tiernas —Gabrielle se agachó, inclinándose hacia Valeria y los pequeños glotones.Obviando las malas pulgas del lobo del Rey, estos lycan brutos y salvajes a veces parecían más animales que otra cosa.—Uhhh, yo quiero unos igual. Chiquitines, yo soy la hermanita mayor, los voy a cuidar — Sigrid extendió los dedos para acariciarlos como l
NARRADORAIncluso Dave había sentado cabeza, pero Erik seguía siendo un mujeriego sin causa.—¿Qué te puedo decir? Me estoy preparando, entrenando para repoblar la raza de los lycan —Erik le respondió con sorna."Elliot, no quiero a este Casanova cerca de nuestras hijas” Aldo le dijo en la mente, tomando de sus bebidas.Tomas intentaba no mirar asombrado a todos lados como un idiota.La verdad pensaron que se sentirían incómodos, pero estar entre personas de su misma raza resultaba liberador.Aunque no se quejaban, vivían ahora en el palacio, como consejeros y administradores de los Regentes, llegando a una posición elevada, que jamás imaginaron obtener.“Pf, puedes apostarlo. Denegada la entrada al Reino Elemental” Elliot respondió medio en broma.También tenía a una hija que cuidar. Menos mal que los cachorros de lycan eran machos… o al menos, eso creía.—Más bien, busquémosle hembra a Beof, que siempre está de bebé llorón, fingiendo que no le importa el tema de que le huyan por su l
NARRADORAEl cántico se escuchaba en el cuarto a media luz, preparado también como la guarida de lobos salvajes.Solo que Katherine a penas podía mantener la forma de loba.El pequeño cuerpo que había logrado transformar con magia, temblaba, contrayéndose con dolor para dar a luz a sus dos cachorros lycans.Era por esta razón que muchos elementales morían en el pasado al dar a luz a seres sobrenaturales con instintos tan salvajes, los lycans, eran los más difíciles de gestar y de parir.Gabrielle y Sigrid recitaban encantamientos, las runas alrededor de la cama brillaban con la magia revolviéndose en el aire.Katherine no era tan poderosa como la estirpe de las Selenias, la ayudaban a mantener la transformación mágica en una loba y le daban de su energía para que lograra el proceso a salvo.—Nena, tú puedes, Kath, ya están aquí, amor. Lo lamento, lo lamento por tanto dolor… —Elliot la abrazaba angustiado contra su pecho, convertido en su forma humana, sentado con las piernas abiertas
NARRADORAFreya incluso se tuvo que llevar al lobezno y encerrarlo en las mantas, Katherine estaba teniendo otro momento complicado; el segundo cachorro resultó ser más grande que el primero.“¡AAAAHHHHH!” Con un grito desgarrador en su mente y agotando por completo su magia, el cuarto se saturó de energía cuando pujó con todo su ser por su segundo hijo.Gabrielle resopló cansada, pero Sigrid se encontraba exhausta, con la panza sobresaliendo por su vestido holgado.Se secó el sudor con la mano temblorosa, pero satisfecha con la buena obra que había hecho.Silas casi no la deja venir, pero obvio que no se perdería esto.De repente, los murmullos y jadeos fueron interrumpidos por el llanto vigoroso del lycancito.Sigrid pensó ver la cara de alegría de su madre, sin embargo, la sonrisa de Valeria se le quedó congelada en el rostro.—¿Sucede algo? —Elliot le preguntó tenso. La loba entre sus brazos se revolvía para mirar, nerviosa y casi a punto del desmayo.—No, no, solo… mamá, ven acá