KATHERINE “Kath, Vorath me dijo que Lavinia es como tú y muy poderosa, por eso se atrevió a alimentarla” —Elliot me explica. “¿Una bruja poderosa?” —la miro hasta con miedo, tenía la esperanza de que fuese “normal”, ahora más que nunca debo cuidarla. “Debemos, nena, ya no estás sola, Kath. Tenemos que protegernos más” —Elliot me asegura. “Necesito que me ayudes a reorganizar todo el personal del castillo, haremos una limpieza general en el ducado, traeré a Aldo, Tomás y sus familias para que se queden en el castillo.” Asiento de acuerdo, esas son gente buena y leales. La estructura del castillo ya se dibuja, estamos entrando a los jardines y esta vez me siento con todo el sentido de pertenencia del mundo. Ahora ya no soy la falsa Duquesa, tomaré el puesto de manera legítima, no permitiré que más serpientes conspiren justo dentro de mi casa. ***** NARRADORA En el Ducado de Thesio… Salvatore tomó forma corpórea en una esquina oculta de la caballeriza detrás de la taberna Monta
NARRADORASacó los viejos papeles de registros con retratos de los empleados.Ese hombre en particular era el que más le interesaba, la mujer se lo señaló como el cuidador de la hermana de la Duquesa.Alzó sus ojos con disimulo para cerciorarse, mientras más lo comparaba, más se le parecía.¡Esto era una bendición, qué buena suerte!Sin embargo, cuando se fue a levantar, reparó en que el hombre ya no estaba solo, lo acompañaba otro señor que llegó en algún momento.Frunció el ceño y se volvió a acomodar, pensando en cómo abordarlo.Necesitaba que estuviese solo, este tema era muy delicado.Preparó incluso el dinero para sonsacarle información de su ex paciente.Todos sus esfuerzos fueron en vano.Los vio a ambos levantándose de la mesa y dirigirse con rapidez al exterior de la taberna.Rosendo guardó todo en su bolsa con premura, dejó las monedas sobre la mesa y echó a correr para no perderlos de vista.Salió por la puerta de madera de vaivén que crujía al abrirse y cerrarse bruscamen
UNOS DÍAS DESPUÉS…ELLIOTEstampo mi firma en la línea con sentimientos encontrados.En realidad, me siento algo culpable. Acusé y torturé a un hombre inocente, hasta cierto punto.Pero yo fui el primero en cometer el error de confiar por completo en él.Comenzó como mayordomo al servicio de mis padres y lo conocía desde hace años.Sin embargo, al final, toda esta confianza, incluyendo la de él con el ama de llaves, terminó en la más vil traición.Tomo mi sello y al fin termino de oficializar la jubilación del Sr. Wallace.Se irá al campo a vivir con su hija, le di una sustanciosa pensión, en parte para limpiar mi conciencia.El adiós fue bastante rígido y confieso que me dejó un sabor amargo en la boca.Toc, toc, toc.La puerta de repente es tocada con suavidad.“Es mi hembra.” Vorath enseguida se yergue después de estar apático y resoplando, aburrido todo el día.—Pasa adelante —le pido apartando los papeles.Enseguida, el aroma a lavanda nos hace salivar en cuanto entra al estudio
ELLIOT —¡Me voy, me dijiste que nunca más mencionarías eso tan vergonzoso! —comenzó a forcejear para escaparse, pero la aprieto más contra mi cuerpo, riéndome de su apuro. —No te vayas, cariño, solo fue una broma, mujer —por primera vez era yo quien me burlaba de ella. Por Katherine había tenido que hacer tantas locuras ridículas… —¡Tú también te dejaste! ¿Qué pobre hombre de qué?, ¡Duque lujurioso! —Claro que me dejé —agarré su nuca y acerqué su hermoso rostro al mío, ambos agitados de reírnos, ella esquivando mi mirada intensa. El sonrojo en su delicada piel bajando por su cuello, me daba ganas de comérmela como a una manzana. —Y estoy desesperado porque me vuelvas a violar, mi brujita. No te puedes imaginar lo que gemía esa noche en mi interior del placer que me dabas… mmm… —calentaba su mente con todos mis vívidos recuerdos de ese día. —Katherine, siempre me tuviste hechizado, mi hembra, desde el primer día que mis ojos se cruzaron con los tuyos —confesé la pura verdad. No
ELLIOTMe levanto de la silla, los muslos tensos, sintiendo sus resoplidos apresurados sobre mi abdomen, sus uñas clavándose en mis nalgas, la estrechez de su garganta vibrando alrededor de mi polla.Cierro los ojos a un paso de caer, de venirme, ya la imagino tragándose toda mi corrida.“Grrr, joder, no puedo más, Kath, mi hembra…” Mi lobo aúlla excitado, forzándome siempre al cambio.Veo a Katherine llevarse la mano entre las piernas, de rodillas, subiendo su vestido obscenamente.Sé que se masturba mientras me da placer, puedo olerla y escucharla en mi mente.Ella se acaricia el coño imaginando que son mis dedos y su cabeza baja y sube de mi firme entrepierna.Su boca lujuriosa me trabaja hasta arrojarme por el precipicio.—Nmmm… sí, me vengo, Kath… me vengo… —gruño entre dientes como una bestia, acelerando mis embestidas, de pie frente a ella, apretando en un puño su cabello.Mis bolas pulsan llevando mi semilla al exterior… tan placentero y liberador… tan… tan…«¡Voy a buscar a m
NARRADORA“Nora, ya hablamos de esto…”“Tengo miedo, ¡esto parece un milagro! Ay, Aldo, ¿y si es una trampa para atraparnos porque somos seres sobrenaturales?”Ambos se miraban haciendo muecas con los ojos y solo hablándose en su mente, los niños dormidos al no estar acostumbrados a los viajes tan largos.“El Duque es un hombre honorable, créeme que lo comprobé antes de dar este paso” —le aseguró convencido, la impresión de Elliot en su mente era muy fuerte y vívida.“¡Decías hasta hace menos de un mes que era un idiota pomposo!” —le recordó el insulto más fino que le había dedicado al noble cuando creía que era el culpable de sus desgracias.“Él solo se confió un poco, ¡pero ya lo arregló y deja de cacarear como gallina, mujer!” —la reprendió bufando“Y mira a ver si no se te sale algo y él lo escucha en su mente. Recuerda, Nora, él es un lycan.”Y eso era otro asunto que la tenía sin dormir.Diosa, nunca había visto a una criatura tan poderosa.Ellos descendían de híbridos más débil
NARRADORAKatherine miraba la escena animada en el comedor, los aprietos de las familias invitadas.Aunque se habían ido relajando, era obvia su incomodidad en muchas cosas.Lo hablaron y vivirían en unas casas cercanas al bosque y bajo el amparo del castillo.Las mujeres ocuparían puestos importantes bajo la administración de la Duquesa, como su apoyo.Cuando llegó la hora de dormir, Katherine ya los había dejado acomodados en el ala de los invitados, con la servidumbre a su orden.Pasó a ver a Freya, que seguía convaleciente, pero mucho mejor.Entonces recordó el cofre y le preguntó por él.—Creo que lo vi una vez, me pareció que tu madre lo abrió con una piedra igual del mismo material —le respondió la anciana acostada en la cama, arropada y con un vendaje en la cabeza.Lavinia se acababa de marchar después de leerle.Katherine se quedó con esa duda.Tantas cosas habían sucedido, que no tuvo tiempo para examinar ese objeto.Al fin llegó a su habitación en penumbras. Elliot seguía e
NARRADORAKatherine lo fue desenvolviendo y se hacía un poco más grande. Lo colocó sobre el colchón frente a ella.—Parece una ubicación, quizás de alguna parte del reino —la Duquesa examinaba los trazos y dibujos finamente pintados sobre el antiguo pergamino.Los bordes irregulares y desgastados daban la sensación de que había sido arrancado un trozo de un mapa mucho más grande.—No reconozco este sitio… Bueno, tampoco es que hubiese salido mucho…—Yo sí —Elliot le dijo de repente, extendiendo el brazo y moviendo la pieza sobre las sábanas claras—. He estado aquí, es el paso de las montañas entre el Ducado de Thesio y el mío, un lugar… escalofriante y peligroso.Elliot lo reconoció por algunos detalles.—Elliot, mira, parece señalar un camino dentro de esas montañas —Katherine tocó con el dedo una línea en rojo que serpenteaba por el dibujo, pero estaba incompleta.—Es demasiado peligroso ese sitio. No sé por qué, pero hay algunos espectros de Su Majestad pululando, tuve que escapar