La tensión entre Kurt y Alanna se mantuvo por los días siguientes, él procuraba por todos los medios toparse con ella en el hospital; en cuanto a los niños, nada había cambiado, la comunicación entre ellos tres era fluida y diaria, con cualquier pretexto se hacían videollamadas cada noche.

Lynda Hogdman estaba progresando lenta, pero constantemente, ya tenía mayor movilidad en el brazo lastimado y la rigidez de sus piernas estaba cediendo también, lo que la tenía de muy buen humor y entusiasmada con cada visita de Alanna.

El tema de Indira seguía en el centro de atención de Kurt y Carlos Luis, en el convento la detective enviada por el jefe de seguridad de los Hogdman, fue atendida por la monja María Eugenia, quien le informó que, efectivamente Indira había estado allí un par de noches, pero que luego de ese breve tiempo continuó su camino sin decirle