Chelsea decidió echar más leña al fuego al ver la furia salvaje de Elliot.

“Antes de casarse contigo, Avery Tate salía con tu sobrino, Cole. No es gran cosa, ya que todo el mundo tiene un pasado, ¡pero se acostó con tu sobrino después de casarse contigo! Te ha dejado en ridículo. ¡Apuesto a que lo hicieron pensando que ibas a morir en aquel entonces!”.

Los puños de Elliot estaban cerrados, y su rostro estaba helado.

Su expresión era de un rostro de ira hirviente. Sus ojos llenos de frialdad miraban con furia el expediente de salud materna que tenía sobre su mesa.

“Sospecho que han hecho esto para quedarse con tu herencia. Cuando el doctor emitió un comunicado de enfermedad crítica, todos pensamos que no te quedaba mucho tiempo de vida. Si se quedaba embarazada con tu hijo en ese momento, tu herencia caería justo en sus manos. ¡Lo planearon todo muy bien! Cuando inesperadamente recuperaste la conciencia, arruinó sus planes”.

“¡Fuera!”, rugió Elliot.

Fuera o no cierto lo que decía