Carrera hacia la felicidad
Carrera hacia la felicidad
Por: Apolo
Capítulo 1

   En algún lugar del planeta, en una ciudad super poblada. El joven Marcos de treinta y siete años, entra furioso se le nota en su rostro, no ha sido uno de sus mejores días, en realidad pensó por un momento desde un tiempo a esta parte no ha tenido un buen día. Se dirige al bar que tiene en la habitación decorada con gran finura, con una alfombra persa traída desde esa región expresamente por él en uno de sus viajes de negocios.  Se coloca hielo, se sirve un poco de wiski piensa por un instante si tomarlo puro o cortarlo y toma la decisión de apuro diciéndose en voz alta

- de que vale cuidarse, al final o te mueres de una penosa enfermedad o de tanto trabajar como bruto con gente inepta- y de dos tragos se toma su wiski, casi no le siente el sabor y por eso decide tomarse otro, al cual saborea con cierta lentitud mientras piensa en el rumbo que tomó su vida. Cuando dejo que su vida quedara en manos de su esposa de su madre de su cuñado y Encima enfrentado a la justicia por corrupción.   Pero aún esto último no cambia la serie de idioteces que ha estado cometiendo durante todos estos años.  Siempre se destacó por tener carácter, personalidad, pensamiento propio, criterio.  Ahora es como que le hubiesen robado todo eso de un manotazo.  Se siente frustrado, el trabajo es lo único que lo llena, que lo distrae de todas las manipulaciones llevadas a cabo por aquellas personas por las que el apreciaba y amaba.

Se pasea por la habitación, observa el jardín donde en aquel momento, el jardinero trabaja con gran esmero medita que el jardinero seguro no tiene los problemas por los cuales él está pasando ahora, quizás tenga otros, pero no tan graves como los de él.  Bueno en realidad no lo sabe, la voz de su madre lo saca de su pensamiento

- Hijo estabas aquí – dice su nadre cariñosa su madre, una mujer sesentona la cual no los representa.  Amelia alguna vez fue una mujer muy hermosa, aún lo es, pero los años dejan sus huellas, aunque ella trató siempre de evitarlos y luchar con el tiempo, cosa bien imposible.  Cuando falleció su esposo, Marcos tenía 22 años y tuvo que hacerse cargo de la empresa constructora de su padre además de otros bienes que la familia poseía dentro y fuera del país.  Contó con la ayuda del contador amigo de su padre desde la juventud y el cual era como un hermano para su padre y para él como alguien más de la familia.  Era demasiado peso para un jovencito de apenas 22 años que además le faltaba un año para recibirse de contador y lo logró con mucho esfuerzo y con honores.  Tenía dos hermanos menores uno de dieciocho años y su hermana la más pequeña de ocho años.  La muerte de su padre produjo un cambo brutal en su vida, pero aun así él fue muy valiente para afrontarlo, por su madre y sus hermanos y también por los bienes de la familia que necesitaba que alguien se dedicara de por vida a cuidarlos y manejarlos.

Gracias a la ayuda de Ariel el contador de su padre él pudo llevar a cabo esta tarea y fue creciendo, haciéndose respetar en el medio y haciendo crecer aún más los bienes de la familia.  La voz de su madre lo extrae de esos pensamientos y lo sitúa en el presente

- si madre – dice en un tono evasivo, silencio, empequeñece los ojos y luego - ¿cómo estás?

- Bien – dice su madre besándolo en la mejilla y pasándole una mano por la espalda.  Marcos era un hombre de treinta y ocho años, alto, estilo deportista, hacía ejercicio, era fumador social, no bebía a no ser en alguna reunión o fiesta.  Su cabello era oscuro, pero tenía unos grandes ojos verdes de pestañas largas y espesas.  Era el típico hombre que enloquecería a cualquier mujer.  Durante algún tiempo jugo a ser un Don Juan.  Era apuesto, inteligente, soltero y rico.  Hasta que apareció Antonella en su camino y lo flecho, también hija de una rica familia acomodada, pero que según se decía en el ambiente, su padre estaba metido en negocios ilícitos.   Eso a Marcos no le importó porque no estaba en el mismo rubro que el padre de Antonella por tanto no había choques de interese, pero le molestaba los murmullos de la gente.

      Sus recuerdos se van más o menos a ocho años atrás.  A los seis meses de noviazgo se vio casado con Antonella después de haber vivido un tórrido romance.  Recuerda que fue difícil convencer a Antonella para que accediera a ser su novia, esta es 9 años menor que él, muy soberbia pedante para su gusto, pero muy hermosa también y eso en cierta medida le colmaba su ego machista. Era porrista de los chicos de basquetbol y esa historia la contaba una y otra vez.  Marcos se enamoró pronto de ella, ahora se preguntaba si de verdad estuvo alguna vez enamorado de su mujer.  Pero el asunto fue que Antonella se hacía la difícil, él estaba básicamente detrás de ella y se aparecía en todos los lugares que la chica iba.

Un día hubo una fiesta en la casa de Antonella a la cual Marcos fue invitado, no se decidía si ir o no, al final optó por asistir. Los padres de la chica quedaron enamorados del joven como un posible candidato para su hija y él quedo deslumbrado por la belleza y la juventud de Antonella.

No le sacó los ojos a la chica durante toda la noche, él sabía que la chica lo observaba y la chica se sentía observada por Marcos.  Ella bailaba y reía con todos, pero no se acercaba a él, apenas tuvieron cruzadas de miradas.  Pero cuando pasa cerca de ella le dice casi en un susurro

- ¡Mañana te espero a ti y a tus amigas en el muelle demos un paseo en mi yate! - luego disimuladamente se acerca a sus amigos con el vaso en la mano, lo apoya sobre una pequeña mesa y les dice

- ¡Nos vamos chicos! - luego agrega – Gracias por invitarnos a la fiesta! - y se despide con cortesía.

Finalizada la fiesta madre e hija tienen una conversación

¡Por favor hija déjate de andar con esos chicos que nada tienen para ofrecerte y fíjate en el joven   Marcos! - pausa – ¡niña posee una de las fortunas más importantes del país! Insistía su madre.

La joven Antonella se encontraba en su habitación de princesa, cubierta de almohadones, osos de peluche, alfombras traídas de los Estados Unidos, baño con yacusi, grandes ventanales.  Nada faltaba en aquella habitación de reina. Era una joven castaña muy clara, de ojos color canela, piel muy clara, hermosa figura, practicaba baile y eso hacía que su figura fuera más estilizada. Su cabello caía en unos hermosos rulos que ella se los rizaba más, un poco por encima de a cintura.  En ese momento se pintaba sus hermosos labios carnosos, y arreglaba sus pestañas postizas a pesar de que no las necesitaba, mira a su madre a través del espejo y responde

- Hoy nos invitó a ir a dar un paseo en su yate, veremos que sucede – hace que piensa – a decir verdad, Marcos me cae bien – queda pensativa – no así su hermanita… es una mojigata – y pone cara de asqueada, y alude - ¿sabías que asiste a la misma escuela que yo? - 

Su madre niega con la cabeza – pero no es con ella que vas a salir hija -

- ¡por favor! -

Su madre se acerca a su hija y le dice en tono cariñoso – por lo menos lo pensaras – calla mientras retuerce lentamente sus manos, y agrega – a tu papá y a mi nos ha caído muy bien el joven Marcos y nos gustaría que llegaran a algo más serio – continua – por ti y ya sabes por los negocios – dice casi en un susurro – y orgullosa agrega -  sabemos que no le eres indiferente al joven -

Ruth se acerca a su hija y le habla suavemente al oído – hazlo, no lo dejes pasar, antes que alguien se te adelante – pausa, sonido dese afuera – es un joven muy brillante y además muy codiciado por las solteras de tu edad.  Por primera vez Antonella se da vuelta para mirar a su madre, pero ésta ya le había dado la espalda y se retiraba de la habitación.

A joven queda pensativa por un momento, se levanta bruscamente y luego apresuradamente comienza a arreglar una mochila.  Toma su dispositivo de encima de la mesa, marca un número y llama a su amiga Cindi.  - Escucha voy para ahí, espérame en el lugar de siempre, llevas todo lo necesario, incluso los trajes de baño.

del otro lado –¡claro, como podría olvidarme de eso, va a hacer un día! – ríe – ¡haremos de este día un día espectacular! – afirma

– así será – contesta Antonella del otro lado de la línea.

Sale corriendo, toma las llaves de su auto de encima de la mesita de noche y corre escaleras abajo.

La casa de los Sotelo era una mansión hermosa encima de una colina que tenía la ciudad, desde allí se podía ver toda la ciudad.  Era una gran mansión al mejor estilo moderno, con grandes muros, muy sofisticada, con alta seguridad, cámara por todos lados desde la entrada al fondo, donde había una pequeña cancha de golf, una gran piscina climatizada y una sala en donde se encontraba, aunque pocos los sabían cámara las veinticuatro horas del día,  Había personal que vigilaba la casa todo el día,  armados, cosa que Antonella nunca entendió, lo pregunto durante mucho tiempo pero como no obtuvo respuesta, sino más que evasivas dejó de preguntar.

  Llego al lugar del encuentro con su amiga, ésta la estaba esperando subió al auto y luego a toda velocidad se perdieron en la carretera.  Antonella le gustaba mucho correr, sus padres y hermanos le llamaban la atención, pero ella respondía agresivamente – ¡pueden dejarme en paz! - La mañana era hermosa, el día estaba cálido y corría una briza suave que venía del mar, desde un viejo bar se escuchaba un viejo Blues. El sol quemaba la piel, pero a los chicos que se encontraban al costado del lujoso yate esperando para soltar amarras no le interesaba demasiado.  Eran jóvenes por tanto el sol les venía muy bien para dorar sus espaldas fuertes y jóvenes.  Conversaban, las chicas legaron en ese preciso momento.  Hubo un jolgorio de risas y cuando estas aparcaron su auto rojo último modelo.  Se bajaron de él cual unas princesas, moviendo sus caderas, mostrando sus ombligos con piercing, planas y doradas por el sol.  El escote de sus blusas eran extravagantes como para llamar la atención de los allí presentes.

Marcos posó sus ojos en Antonella estaba bellísima parecía un ángel, su figura, su rostro, su voz, su vestimenta toda ella lo encendía con solo mirarla, mientras la observaba pensó – hoy la hare mía – y se sonrió mientras pasaba una mano por su barbilla.

Pero sus pensamientos iban más allá

- Ey – gritó uno de los chicos empujándolo – ¡despierta las chicas ya están, Marcos deseaba a Antonella como su futura esposa, madre de sus hijos, su compañera, su confidente.  La voz de su compañero lo extrajo de sus pensamientos.

Antonella bajó con su bolso a cuestas y se dirigió al grupo, con su sonrisa derretía a todo el mundo, fue derecho a Marcos y al abrazarlo refregó su cuerpo al de Marcos, él lo notó, así como también sus compañeros, quienes se sonrieron en silencio.

¡- Vamos! - grito uno de los jóvenes – aprovechemos el buen tiempo! -

Enseguida se saltaron las amarras, el encargado del puerto donde se encontraban varados los yates se acercó al grupo y pregunta con cortesía

-Tienen el permiso de sus padres para movilizar los yates chicos? -

Marcos se dirigió a él, le extiende la mano y le dice ¡Jacinto amigo el yate es mío – y enseguida - ¿no lo recuerdas? -

Jacinto un hombre ya entrado en edad, casi empleado de la familia de Marcos desde que este era pequeño responde – disculpe joven, no había notado su presencia en la multitud – es que en realidad Marcos se había mantenido callado, por observar a su querida Antonella.

- ¡tranquilo! - le dice y le golpea suavemente la espalda.

       El yate comienza a moverse y la música comienza a sonar, así como también las prendas de las chicas comienzan a desaparecer casi graciosamente y de modo rápido de sus cuerpos.  Cuerpos maravillosamente dorados.  Marcos piensa al verlas si esta generación es de androides, perfectas, hermosas, no se cuestionan, solo dan placer y listo, o sencillamente es la riqueza en la que viven envueltas que las hace ser de esa forma.  En fin, es el mundo que le tocó vivir, que nació y que conoce, por lo tanto, a disfrutar, pensó.

      El sol caía verticalmente sobre las aguas del estable mar, era un día caluroso, ya lejos de la costa se comenzaron a ver algunas islas.  Comenzó a sonar una música caribeña que invitaba a relajar los cuerpos, las mentes y el inconsciente.  Las chicas ya estaban tiradas al lado de la piscina dorando sus hermosos cuerpos al sol.  Marcos se acercó a Antonella y le ofrece una cerveza - ¿Quieres? - ella lo mira mostrando su s hermosos y parejos dientes mientras extrae de su boca una goma de mascar y se la alcanza, él la toma entre los dedos y la lleva a un bote de basura cercano, ella vigila sus movimientos y sarcástica pero sin perder la compostura pregunta -¿ te preocupa el medio ambiente?

Sin dejar de sonreír continua – increíble para un hombre que tiene una de las mayores constructoras del país ¡por nombrar algo! - El joven se la queda mirando un momento y luego

- aunque te parezca risa y lo digas con cierto sarcasmo en tu voz, así es

- sonríe levanta la pequeña botella de cerveza y dice – No vinimos a hablar de ecología verdad, tampoco es algo que a ti te interese demasiado- ríe – Mejor brindemos por los buenos tiempos que vendrán – se detiene un momento - ¿no te parece? -

- Estoy de acuerdo – dice Antonella y levanta su cerveza y la hace chocar con la de Marcos.

Se miran un momento intensamente y luego la chica rompe el silencio – tienes novia Marcos, o sales con alguien, o.…- la risa del joven la detiene, ella lo mira asombrada y pregunta - ¿a qué se debe tu risa? - y rápidamente – ¿dije algo gracioso? -

Para nada – y continua – es que tu más que nadie sabe que no he formalizado con nadie, lo que escuchas son rumores, pero nada más – dice mientras alza los hombros. Luego se pone serio, la mira y pregunta - ¿y tú? -

- ¿yo qué? - dice la chica

¡Tienes novio, o algo parecido? - ella ríe y al hacerlo abre y cierra sus piernas en un vaivén sensual que sabe que llamara la atención del joven, lleva un dedo a su boca, observa su cerveza, se acomoda el pelo, arregla los tirantes de su traje de baño y luego contesta – ¡bueno, como un compromiso con alguien por ejemplo! -

- A eso me refiero- dice el llevando su botella y dando un sorbo lento, saboreando el líquido.

- ¿y qué tienes entonces? -

Ella se siente observada y se siente un poco incomoda hasta que logra mantener la compostura y dice mirando hacia otro lado para evitar la mirada analítica de Marcos.

- Alguien para salir a bailar – lo mira – bueno tú sabes nada serio – dice en voz apenas audible

Marcos sabe que la chica es porrista de los chicos del rugby y que es pretendida por el capitán del equipo.  Se tomó la molestia de asesorarse de toda la vida de Antonella antes de invitarla a ese tour en su yate. El capitán del equipo se llama Diego y es un joven muy bien parecido que media con la edad de Antonella, pero el siente que el chico no es una competencia.  Pronto tendrá a Antonella comiendo de su mano, se sonríe y la mira.

Arriba los chicos están

 en una verdadera fiesta corre toda la cerveza, el wiski, el ron y hasta los estupefacientes con cierta moderación.  Marcos no consume, pero sabe que muchos de sus amigos si lo hacen algunos más que otros, pero no es su problema, solo trata de que las cosas no se salgan de control.

 - ¿Subimos dice Antonella? - mirando hacia arriba, Marcos la mira con los ojos entrecerrados denotando toda su pasión y su deseo por la chica, y se acerca a ella, y con voz cargada de pasión le dice al oído – estamos bien aquí, no te parece – ella tira la cabeza haca atrás, sacude su cabello, Marcos la observa y la encuentra más bella aún.   Camina hacia ella en el pequeño espacio y la besa suavemente en su oreja la cual tiene muchos pendientes, la chica siente que una electricidad se apodera de su cuerpo, el joven se da cuenta de ello y no pierde tiempo

- ¿Podemos ir a un lugar más íntimo? - mientras se pone de pie y extiende una mano haca la joven.

Antonella no se hace esperar, en su mente resuenan los consejos de su madre – es el soltero más codiciado – y ese solo pensamiento la empuja hacia él, haciéndola olvidar del joven capitán del equipo que en ese momento tampoco se encontraba.

De donde se encontraban, se van directo al camarote de Marcos.    Enseguida que entran Marcos aprieta un botón en la pared del camarote, instantáneamente, la luz se hace más tenue y comienza a sonar una música en un tono muy suave, es un pop en inglés que invita a las sensaciones más íntimas.   Antonella se maravilla de lo bien diseñada que esta y sobre todo del pequeño bar que se encuentra en una esquina de la habitación camarote.  Había todo tipo de tragos, la cama era amplia tomaba cas todo el camarote que debía de ser el más grande del yate.

¿Te sirvo algo? - pregunta Marcos mirándola profundamente.

- ¡Si! - responde rápidamente – un wiski a las rocas – sabe que eso la pondrá un poco mareada, pues la cerveza que bebió prácticamente no le hizo ningún efecto, esto es un poco bastante más fuerte puesto que no ha comido nada todavía y es la sensación que busca, perderse un poco.

Marcos la mira, ella se siente cohibida y se pregunta porque, nadie la hace sentir incomoda, solo el, quizás piensa ella es porque él es un poco mayor que ella.  Pero los pensamientos se van enseguida de su cabeza, porque siente que Marcos ya le alcanza el vaso con la bebida.

Un sorbo, dos, tres y al cuarto, sintió que la habitación le daba vueltas, pero lo simulo muy bien, en eso era una experta, fueron años de simulación, era parte de su vida. ¿Pero a Marcos no le pasó inadvertido – te sientes bien? - pregunta

- si - responde ella y enseguida - ¿porque lo preguntas? -

- por nada – dice Marcos alzando los hombros y luego se acerca a ella, le quita el vaso de la mano, la besa suavemente en el cuello, arriba la música sonaba a todo volumen, una música caribeña, un reggaetón.  Luego continuo por su cuello mientras sus manos se posaban primero en su cintura, luego suban hacia sus caderas, exploro su vientre plano, joven, sin marcas de hijos todavía, a esa altura la chica ya no saba donde estaba, volaba en una especie de nave espacial llena de pasión donde solo los sentidos existían.  Marcos continuo no quera detenerse, ella tampoco.   Sus manos subieron más arriba hacia sus senos, los sintió calientes, duros hermosos, ni grandes ni pequeños, el tamaño perfecto pensó el joven, los acaricio y luego delicadamente toco sus pezones que a esa altura se habían puesto duros, como a él le gustaba, la chica largo un gemido y con palabras entrecortadas le dice - ¡por favor no te detengas! - y él fue muy obediente no se detuvo, continuó jugueteando con sus pezones, hasta que suavemente la dejo caer encima de la cama.  Mientras continuaba mordisqueando suavemente los pezones de la chica quien retorcía sus caderas de placer.  Todo su cuerpo pedía a gritos que la penetrara, pero Marcos la hacía quería hacerla llegar a s máximo placer, al placer de cuando el cerebro ya no puede más y está a punto de estar.  A él lo invadía un placer inmenso, pero esperaba el punto exacto, eso se lo había dado la experiencia, por su parte Antonella lego al punto que ya no razonaba solo deseaba que Marcos la hiciera suya.

El continuo el juego y después de sus pezones bajo hacía abajo y se detuvo en su ombligo, en el cual había un piercing, jugueteo con él un momento, luego continuo hacía el monte de venus de la chica y pensó – es hermosa – y se detuvo allí un momento, más de lo que necesitaba y la chica casi enloqueció, tomo entre sus manos la cabeza del joven y lo empujaba hacía sí.  El placer se hizo se hizo insostenible para Marcos y se colocó encima de la joven, penetrándola suavemente en principio y luego empujo con fuerza, moviéndose cada vez con más fuerza hasta llegar al clímax, Terminando con un grito inhabitual.  Es cuando el cuerpo logra llegar a ese estado de nirvana que pocas veces se logra.  Es un contacto casi mágico pensó que pocos lo pueden lograr.  Se hizo a un costado, miro a la joven y esta continuaba todavía en un estado de éxtasis.  - ¿Te encuentras bien? - Antonella tenía los ojos entrecerrados, y apenas susurra suavemente – SI- luego suavemente y aún con los ojos semicerrados susurra – fue lo mejor que he sentido en mi vida -

Marcos sabía que para Antonella él no había sido su primer hombre, pero tampoco le importaba demasiado.  Lo que si le importaba que el fuera su único hombre del presente hacía el futuro.

Se quedaron un rato más ahí y volvieron a hacerlo una vez más, luego se ducharon juntos y la situación volvió a repetirse.  Marcos pensó que no quería separarse más de ella.  Al salir de la ducha 

Marcos se dirige a ella, le toma las manos suavemente, se las frota y luego mirándola a los ojos le pregunta - ¿Quieres ser mi novia a partir de ahora? - Ella lo mira sonriente, suspira y luego delicadamente deja las manos de Marcos a un lado, lleva una mano a su cabeza y luego habla con suavidad – tú sabes que yo ...- titubea – que yo ...bueno salgo con Diego el capitán del equipo de basquetbol de la escuela y.…-

- espera- dice firme Marcos – ¿me hablas del chiquillo ese que todavía no sabe ni donde está parado y que son tan malas sus notas en la prepa que está esperando una beca para entrar a la universidad?

Ella lo mira atónita, preguntándose de donde saco Marcos tanta información tan exacta acerca de la vida de Diego.  Eso le provoco un sofoco y pensó si sabría también acerca de su vida, de algunas cosas que mejor ni saberlas, ni siquiera su familia, ni nadie, o quedaría soltera para toda su vida. Ay Dios pensó que más sabe este hombre.  Tranquila Antonella, tranquila, se decía por dentro para calmarse.  Pero cuando sentía la voz de Marcos más nerviosa se ponía.

¿Te sucede algo? - dijo en algún momento Marcos interrumpiendo sus pensamientos, ella responde rápidamente

- ¡no, no, nada! - dijo tratando que no se le notara el nerviosismo y al momento pensó, necesito otro wiski para calmarme

- ¿Puedes invitarme con otro wiski mientras conversamos? - le pide tratando de ser lo más sensual posible

- ¡Oh, si claro que sí! - Marcos va hasta el bar y de espaldas a ella continua su interrogatorio como lo llamó ella después, contándoselo a su madre.

- ¿Y el tal Diego, Diego es cómo se llama verdad? -

por suerte el joven se encontraba de espaladas a ella y no podía ver su cara de “deja ya de preguntar por Dios”, pero aun así se animó a contestar con la mayor tranquilidad posible

- Si, se llama Diego – seguidamente responde rápido – quiere estudiar ingeniería informática, según el -

- ¡ingeniero informático! - exclama Marcos, dándose vuelta despacio y agrega – una carrera brillante, pero para mentes brillantes – y sonrió mientras le alcanzaba su wiski.  La joven lo odio por un momento por ponerla en esa situación, nunca nadie la puso de ese modo. Pero también sabía que no todos eran un Marcos         

- Si cierto, lo que dices – afirma ella tratando de controlar una cierta bronca en su voz.  Marcos la mira y desde su metro noventa y cinco afirma – que yo sepa no se destaca por ser un muy buen estudiante – y la mira, ella siente que el la traspasa con su mirada, bebe un sorbo de wiski y se sintió más tranquila y responde – no, es verdad no le va muy bien en los estudios – se pasa la mano por el cabello, él la mira, ella siente su mirada por todo su cuerpo y aprovecha ese momento para agregar – pero según pronto se pondrá a estudiar con

Marcos se comienza a vestir, se coloca el short, la camiseta y luego agrega – no hemos venido aquí, ni tampoco te invite para hablar de tu novio Diego, me importa muy poco lo que pase con su vida – se detiene brusco y continua – me importa lo que pase con la tuya de ahora en más - pausa – si es que logramos establecer una relación seria -

Ella lo mira un poco seria y luego utilizando los elementos que posee que son su soberbia y su pendencia y también su belleza, le responde - ¿crees que porque hicimos el amor te da el derecho de pedirme para ser tu novia y yo debo responder que sí? – Él la mira sin inmutarse, sonríe, ella odia esa risa porque le parece irónica.

Se pone serio y responde – no dije eso – solamente pregunté, tú me hablaste del joven Diego y yo te dije solamente lo que sabía de el – a continuación

– no sabía que te molestara tanto lo que sabia acerca de tu noviecito -

- ¡no es mi noviecito! - exclama ella enfadada.

- ¿y que nombre le darías a la relación que tienes con el – la mira – o a lo que tengas con él, tenga ponle un nombre por favor -

De arriba se escuchaban los gritos, las risas, los chapuzones en el mar.  El sol estaba en lo más alto del día.  De algún camarote llegaban algunos ronroneos de placer y risas.

Antonella lo mira y luego de darle el último sorbo a su wiski, responde

- no sabría decirte que nombre tiene lo que nos vincula – hace una pausa y sus ojos se pierden en vacío, hace un gesto con la mano como diciendo “no sé”, es algo así como libre – lo mira y continua – a veces salimos, a veces no, a veces el sale con otras chicas y bueno… yo… -titubea, Marcos finaliza la frase por ella – te entiendo – pausa  - y tu sales con otros – continua hablando – lo que se llamaría una relación libre – ella pasa su lengua por los labios y dice suavemente

- algo parecido -

- algo parecido no, es lo que es - dice enfáticamente Marcos.

- Bueno, si te gusta llamarlo así – dice la chica – ¡lo es! - y se sonríe.  Marcos piensa que nunca vio sonrisa más bonita que esa, pero la frialdad de sus pensamientos lo hace ir a lo que quiere.

- Bueno yo te ofrezco una relación seria, un noviazgo, un futuro casamiento y todo eso que les gustan a ustedes las mujeres – pausa – además debo decirte que me gustas mucho y que eres la única mujer que de verdad en todo este tiempo atrajo mi atención, como para cometer un acto suicida como este – y ríe, ella lo mira y piensa que es mucho más atractivo de lo que el mismo piensa. Calla por un momento y luego agrega – no tienes por qué darme la respuesta ahora, solo piénsalo, tomate tu tiempo – se acerca a ella y con cariño la toma por la cintura y la atrae hacía si, le mordisquea suavemente los labios y – sé que es tu último año de la preparatoria y además no sé qué planes tienes tu para el futuro – Ella lo mira, luego mira hacia costado y dice – me gustaría tener mi propia agencia de diseños de ropas- pausa – soy buena diseñando -.

- ¡Mira no lo sabía! -  la vuelve a besar y luego – bueno es hora de unirnos con la fiesta de arriba y disfrutar – hace un silencio, lleva su mano a la cabeza y – solo te pido que pienses mi propuesta y cuando estes decidida solo llámame y pídeme un encuentro – se da vuelta para irse, pero se vuelve y le dice – si aceptas, dile adiós a tu amiguito Diego, que se olvide de ti y tú de él- al decirlo lo dice con voz firme y de manera muy seria.  Antonella sabía que hablaba en serio.  Marcos era un hombre de una gran personalidad, firme en sus palabras, acostumbrado desde muy jovencito a tratar con hombres de negocios mayores que él.  La mira con las manos en la cintura, Antonella de brazos

cruzados sobre sus pechos, cubierta con un biquini, lo escucha atentamente.

El – así que piénsalo, piénsalo bien – dice mientras se lleva el dedo índice al mentón.

Suben tomados de la mano y al llegar arriba, suelta su mano suavemente, mientras sonríe.

-- Por fin han salido de la cueva, pensé que no ibas a ¡venir más Marcos! - grita Santi, uno de los mejores amigos de Marcos y abogado de la empresa, soltero, adinerado y para la” joda”, pero un gran abogado, muy inteligente y muy entregado a su trabajo.  La mayoría del resto de las chicas eran todas mayores que Antonella y su amiga, muchas de ellas amigas de los compañeros de Marcos o conocidas de ellos.  La fiesta continúo su ritmo, a Marcos le gustaba tocar la guitarra, cuando estaba estresado, tomaba su guitarra y se sentaba a tocar una balada mientras tomaba una bebida y se olvidaba del mundo.

     Al despertarse de su sueño ya era media tarde y la fiesta seguía su ritmo, Marcos tena hambre, buscó con su mirada a Antonella y la encontró sentada a orillas del yate jugando con el agua con sus pies y la mirada perdida.  Se acerca silenciosamente y la toma por el hombro, ella lo siente y acaricia sus manos

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