capitulo 32

En una tarde nublada, Devan, con una mirada seria fijada en la pantalla de su laptop y un montón de documentos sobre su escritorio, preguntó: "¿Qué quieres comer?" Aún tenía tiempo para fijarse en Sarah, quien yacía exhausta en el sofá, luciendo aburrida de muerte. Sarah, por su parte, se sentía profundamente hastiada, preguntándose por qué Devan no le permitía regresar a casa en taxi, o incluso le ofrecía ir a recogerla más tarde en su auto.

"No tengo hambre", respondió Sarah brevemente.

"Yo sé que tienes gastritis crónica, y que te dolerá mucho si se activa", replicó Devan, con una voz más suave de lo habitual.

"Oh… qué atento, gracias", Sarah se levantó de inmediato, sorprendida por aquel gesto de atención de un hombre que siempre había sido arrogante y le había causado sufrimiento. No se lo esperaba.

Sarah se acercó al escritorio de Devan y pidió el almuerzo de inmediato. De repente, su apetito aumentó, deseando arroz con pecel lele (pescado frito) y un sambal super picante, tan p
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