Al escuchar las palabras del hechicero, todos dirigieron su mirada hacia la esfera, provocando que un pesado silencio se plantara en el lugar.Centrando toda su atención en aquella extraña esfera, aliados, soldados, enemigos y los pocos civiles que habían abandonado sus refugios por petición de Máximus, observaron como la esfera comenzó a disminuir poco a poco su tamaño al mismo tiempo que su color, cambiaba de un tétrico color negro, a un muy brillante blanco.― ¿Q-Qué está pasando? ―preguntó Zeth cubriendo sus ojos cuando, el brillo de la esfera hizo imposible que los lobos continuaran viéndola―Hay un ganador, los poderes de alguien están siendo arrebatados ―explicó Gael juntando sus dos manos en señal de súplica ―Por favor, mi amor, por favor vuelve a mí… ―susurróRepentinamente, la esfera desapareció y de la nada, una pequeña explosión silenciosa se produjo en lo alto del hotel ‘Luz de Selene’.― ¡Eh! ¿Qué es eso? ―preguntó un soldado cuando una pequeña esfera se elevó por encima
Por otro lado, perdiéndose de aquello, Gael corría a toda velocidad por las escaleras del hotel siendo seguido muy de cerca por Neilan y Ragnar.Al llegar a su meta, Gael abrió la puerta de una patada para ser recibido por Gerard y Desa, quien descansaba pacíficamente entre los brazos de su hermano.―Sólo está agotada, al parecer fue un enfrentamiento muy intenso ―dijo Gerard al ver el rostro preocupado de los lobos―Eso veo… ―masculló Gael, quien observaba con horror la destrucción que el enfrentamiento entre Emmet y Samael había dejado atrás―Es increíble que lugar haya resistido… ―susurró Neilan, quien observaba a su alrededor―Mira, ahí está Samael ―le indicó Ragnar ― ¿Podemos llevárnoslo? ―le preguntó a Gerard―Sí, está inconsciente, pero lo he atado con magia solo por si acaso ―dijo Gerard, quien le acomodó un mechón de cabello a su hermana cuando este, resbaló por su frente ―Lo hiciste increíble, me alegra que seas tú la maestra de nuestro aquelarre, estoy muy orgulloso de ti―
Aquella misma madrugada, Máximus envió a los soldados de Arioch a diferentes prisiones, levantó el estado de alarma en la isla y se encargó personalmente de ayudar a trasladar a los heridos, tanto enemigos como aliados, al hospital de Arcanis.Aquello, incluía a su propio hermano, pues, pese a que la maldición que aquejaba al consejero se había roto, había algo que preocupó a todos, y eso era que nadie podía sentir a Chaos por ningún lado.En cuanto a Anna, la joven princesa también fue llevada al hospital por petición de Alastor, quien, a regañadientes, optó por dejarles la tarea a Dante y a Gino para que Anna aún no fuese relacionada con la realeza y pudiese descansar tranquila bajo la identidad de Anya.Idylla, por su parte, se encargó de conseguir hospedaje para los aliados de Alastor, quienes tuvieron que repartirse en los diferentes hoteles que existían tanto en Altalune como en Arcanis, pues gracias al incendio provocado por Paimon, el palacio no se encontraba en condiciones de
Alrededor de las nueve de la noche, tras dormir la mejor siesta de toda su vida, Alastor, Neilan, Cole y Ragnar, se reunieron en el puerto privado de Arzeth, pues Basil le había informado que llegaría exactamente a las nueve y treinta y que no lo haría solo.Al llegar, Alastor no se sorprendió en absoluto de ver que Elián y Lysander ya se encontraban esperando, por lo que, sin dudar, el caminó directamente hacia ellos, sin embargo, una risa familiar llamó su atención.Sentados en un pequeño bote de pesca, Gael y su padre parecían estarlo pasando bomba.―Parece que nuestro mágico cachorro está contento ―le dijo Neilan a Alastor―Lo está, y me alegro por él, bueno, por ambos en realidad ―susurró Alastor con una sonrisa―Por los tres, querrás decir ―le dijo Ragnar ―Marcia me dijo que la señorita Chloe viene para reunirse con su hermano ――Ah, ese será un reencuentro que no me pienso perder ―dijo Alastor con una sonrisa antes de retomar su camino hacia Elián, quien lo recibió con un cálid
―Así es mi pulguita, yo ya soy demasiado viejo para unirme a una manada ――Si, bueno, nadie le negaría la entrada a un antiguo soldado real que encima es pescador ―masculló Gael antes de estornudar ―Serías un gran rastreador papá ―masculló ―Honestamente, pese a que llevo más tiempo que el resto en la isla, no me he podido acostumbrar al aroma del agua salada ――Lo harás a su debido tiempo, sobre todo, si planeas proteger a nuestra futura reina ――Ah, sin duda tienes razón en eso, pero, espero que puedas ayudarme con eso, papá ―dijo Gael sonriendo al decir las últimas palabras―Por supuesto que si pulguita, por supuesto que sí ―Ante el apodo que su padre había utilizado, la sonrisa de Gael se ensanchóSu padre, Rayan Bennet, solía llamarlo pulga porque, según él, siempre fue muy inquieto y brincaba sin parar de un lado a otro, algo con lo que Alastor también tuvo que lidiar cuando él comenzó a abrirse nuevamente tras la muerte de su madre.― ¿Estás seguro de que no prefieren quedarse
Era un nuevo día en la isla de Arcadia, donde el sol brillaba intensamente, como si este también quisiera disfrutar del nuevo inicio que todos sus habitantes estaban por comenzar.En una pequeña habitación del hospital Bona Noche, ubicado en el centro de la ciudad de Arcanis, se encontraba descansando tranquilamente Anna Moretti, quien era acompañada por su madre y su gamma.Para entretenerse, Iva hojeaba distraídamente un catálogo de vestidos mientras que, Marcia, acomodaba el vigésimo ramo de flores que le habían enviado a Anna para desearle una pronta recuperación.―Nuestra cachorra es popular, ¿verdad? ―preguntó Marcia tras atar un bonito listón de seda alrededor del jarrón donde había depositado unas rosas blancas―Lo es Mar, gracias a la Diosa, mi niña es muy querida ―dijo Iva antes de bajar su catálogo ― ¿Qué opinas de este? ―le preguntó al mismo tiempo que le mostraba un vestido semi corto de color durazno―Por favor, Iva, a tu cachorra no le gustan los vestidos, y menos ese c
―P-Pero quiero saber… ――Basta, hazle caso al doctor ―la riñó Iva con un tono más severo―Vale, vale ―suspiró Anna antes de clavar sus ojos en la enfermera ―Hola Helen, ¿cómo estás? ――Un poco cansada, pero gracias a la Diosa me encuentro bien ―respondió Helen con una sonrisa amable― ¿Cómo está Sandrine? ¿Volvió a casa? ―Ante la preocupación de Anna, Helen asintió y se acercó un poco más a la cama.―Nuestra Sandrine se encuentra en perfecto estado, y justo ahora, está en casa cuidando a la pequeñe Dánae, aunque, según sus propias palabras, no puede esperar para volver a trabajar con su señora ―dijo Helen guiñándole un ojoSin poderlo evitar, Anna se echó a reír antes de sujetarse su dolorido vientre.―Diosa, como echaba de menos esa hermosa risa ―susurró Iva al mismo tiempo que acariciaba la cabeza de Anna―Dígame, princesa Anna, ¿aún siente malestares? ―le preguntó Einar, quien revisaba unos papeles en una tablilla―La luz me molesta demasiado y me ha provocado dolor de cabeza, tam
Con una amable sonrisa en sus rostros, Helen y Einar se apresuraron a abandonar la pequeña habitación, dejando solos nuevamente a Anna, Iva y Dante.―Toma cariño, come un poco ―dijo Iva tendiéndole un buen trozo de la barra de chocolate―Gracias mamá ―masculló Anna al tomarlo ―Sé que no quieren contarme nada todavía, pero… ¿Podrían decirme que ha pasado con Arioch? ―Sabiendo que Anna no dejaría el tema, Iva y Dante se miraron antes de negar con la cabeza.―Muy bien ―dijo Dante ―Tras terminar el enfrentamiento entre Emmet y Samael, este último fue despojado de todos sus poderes, por lo que la maldición que aquejaba a su excelencia se rompió de golpe, provocando que su cuerpo se debilitara en extremo, aunque, Gael y el doctor Einar coinciden en que, si todo sale bien, no debería tardar en despertar ――Por qué siento que hay un, pero, en todo eso ―cuestionó Anna al ver como su madre agachaba la mirada ― ¿Qué sucede? ――Pequeña, sus signos vitales son extremadamente débiles, tanto Einar