Decir que estaba molido era quedarse corto. Lukyan sentía que su cuerpo estaba más para allá que para acá. No era que le doliera algo. Cada músculo de su cuerpo estaba tan entumecido que el dolor apenas era perceptible. Aun así, había una molestia pulsante en su nuca que no lo dejaba descansar en calma.
Pero molesto quizás no era la palabra adecuada. La sensación era... diferente. Además, el calor que acariciaba su piel era totalmente relajante ayudados de los masajes a cada uno de sus miembros.
Abrió sus ojos lentamente, aunque con dificultad. Su alrededor no estaba en penumbras. La luz de las velas le daba vida a su alrededor y aunque era de día, las gruesas cortinas oscuras no dejaban que la claridad del exterior entrase por las pequeñas ventanas del baño.
No se extrañó encontrarse dentro de una bañera con el agua humeante. Las grandes
Dante les dio una reverencia a sus padres mientras su nuevo esposo solo inclinaba la cabeza en respeto. Aralia se acercó a su hijo y después de darle una última inspección de arriba abajo afirmó con la cabeza y le dio un beso en el puente de la nariz.-Visítanos más a seguido o te juro que vengo yo a verte, tú hermano va al menos cada tres meses--O cada vez que se escapa- terminó de decir Dante y le devolvió el beso a su madre. Sabía que ella los extrañaba, solo que en los últimos tiempos y desde que ellos decidieron vivir una vida más libre, les era más complicado encontrarse.-Déjeme eso a mí- Lukyan pestañeó lentamente- Le pondré una rutina para irlos a visitar y de paso llevar a mis hijos, estuvieron hablándome toda la noche sobre ustedes y estarán agradecidos de poder visitarlos con regularidad--V
Lukyan podía jurar que su corazón se saltó un latido. Ante él estaba el cuerpo de su esposo y de su hijo, inconscientes en el suelo. Todo había sido muy rápido. Segundos antes, ellos estaban compartiendo junto a la manada, y ahora estaban allí.-Lu..., Luky..., Lukyan- el sonido de su nombre llegó a sus oídos junto con el bullicio de su alrededor.Se había quedado en shock por un momento. Bastian movía su brazo para hacerlo entrar en razón mientras por su rostro surcaban lágrimas. El omega agitó su cabeza y se centró. No era momento de entrar en pánico.Se arrodilló al lado de su esposo después de verificar que Fallen lo copiaba junto a Matías, y buscó la respiración de Dante. Era ligera pero estaba presente. Respiró con un mínimo de alivio. De entre el tumulto que comenzaba a formarse a su alreded
Edgar abrió la puerta y salió una hora después. Su semblante mostraba una expresión fría y pálida mientras su ceño estaba dolorosamente fruncido. Se limpiaba las manos con un pañuelo, que por más que quería ocultarlo en la bata que llevaba, los presentes lograron ver algunas gotas de sangre. Bastian, Falco, Dmitri y por último Lukyan se acercaron hacia él. -¿Cómo está?- Bastian se soltó del brazo de su esposo y Edgar lo miró. -¿Cómo están?- Lukyan volvió a repetir la pregunta. Estaba serio y su voz salió tan recta que los demás pensaron que él no sentía nada, pero en su interior solo intentaba mantenerse firme. Si él se desmoronaba, siendo la única en la cúspide de la manada, quedarían muy vulnerables. -Reina- Edgar le hizo una reverencia formal- No tengo buenas noticias- él cerró los ojos para después abrirlos con calma, sus manos comenzaban a doler de tenerlas apretadas- La condición del alfa es muy delicada. El veneno en su cuerpo es sumame
Edgar agarró bruscamente las muñecas de Lukyan y las apartó del recipiente casi lleno envolviéndola rápidamente con una toalla para detener el sangrado. Había dejado de atenderlo por unos momentos y está prácticamente se había desangrado cortándose también su otro miembro.-¿Se puede saber que está haciendo, mi reina? Acaso no valora su vida--¿Es suficiente?- preguntó de forma suave.Edgar levantó la vista de las heridas y después miró el recipiente frunciendo el ceño.-Sí, mi reina, creo que podemos arreglárnosla- le había dicho que necesitaría sangre mucha, pero nunca se imaginó que el lobo se abriría las venas para darles la cantidad necesaria.-Eso es bueno- se tambaleó en la silla y uno de los lobos corrió a ayudarlo, pero esta negó con la cabeza- Es
Lukyan sentía frío. Estaba helado hasta los huesos y se movió buscando calentarse, pero el sonido de unas cadenas hizo que abriera los ojos de pronto, estremeciéndolo. Ahora no estaba congelado de frío, sino de pánico. El duro y rugoso metal rodeaba sus muñecas apretándolas. Los recuerdos de cuando estuvo en esa misma situación la asaltaron.-¿Cómo está la situación?- una voz muy conocida impidió que él se moviera.Con cuidado él giró el rostro para ver por debajo de su cabello donde estaba. Empezando por el hecho que estaba acostado en un suelo irregular de piedra, encadenado nuevamente, lo otro que descubrió que una cueva se cernía sobre él y afuera el color blanco abarcaba todo. Por alguna razón que él desconocía estaba nevando.El corazón se le detuvo. Antes de que fuera atacado no hab&i
La nieve volvía a caer terminando sobre la piel desprovista de Lukyan estremeciéndolo. A esa altura sus huellas debían estar ocultas ya por la densa capa blanca. A su alrededor el paisaje era irregular, había zonas donde no había señales de vida y de un lado a otro podrías encontrar arbusto o formaciones de piedra. A su espalda uno de los lobos lo empujaba cuando él aminoraba el paso.Había intentado utilizar alguno de sus trucos intentando entrar en sus mentes, pero no entendía por qué razón no funcionaba. La mirada de aquellos lobos estaba perdida y por mucho que él intentara tranquilizarlos nada funcionaba.Sylas encabezaba el grupo con Laira enrollada en su brazo con una enorme sonrisa. Ryan iba por detrás de ellos pisando de forma tranquila y confiada. Lukyan lo fulminaba con la mirada. No comprendía como era que podía controlarlos. Se había roto
Morder, desgarrar sin piedad eran los pensamientos que cruzaban por la mente de Lukyan. Vengar la muerte de su familia, y de los lobos a los que él había querido. El odio lo consumía y quemaba por cada poro de su cuerpo quitándole el aliento. No había nada más.El lobo frente a él se sacudía, más grande que lo que recordaba, más agresivo que en sus recuerdos, pero eso no le hizo temblar. Se movió lentamente hacia él erizando el pelaje del lomo y apuntando su morro al cuello. El omega era rápido, podía acabar con él.Ryan, entonces, arremetió contra él. Lukyan esquivó su cuerpo moviéndose hacia la derecha, aun así, sintiendo la fuerza contra la que golpeó la nieve. Aquello era anormal. La cara del lobo se giró otra vez en su dirección y se lanzó directo hacia una de sus patas. Lukyan saltó sobre &e