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| Mi Madeleine |
Esa mañana desperté con la cabeza hecha un lío, me levante de la cama y baje a la cocina donde todas desayunaban tranquilamente, tome mi plato con tostadas y huevos revueltos y me senté junto a ellas.
—¿Estás bien? —me preguntó Vania y asentí lentamente.
—Aparte de que siento como sí la cabeza me fuera a estallar en cualquier momento, tengo una extraña sensación… No lo sé.
Vania iba a decir algo pero se vio interrumpida por el sonido de mi móvil. Lo tome y mire en la pantalla el nombre de Joseph.
—¿Hola?
—¿Alison? —era la voz de mi madre. Se escuchaba apagada y forzada, como si retuviera algo que deseara soltar.
—Hola mamá, justo te iba a llamar. ¿Está todo bien? No te escuchas del todo…
—Hija yo... —su voz se quebró al instante.
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